De autor
Jos¨¦ Mar¨ªa Carrascal protagoniz¨® un telediario de autor durante nueve a?os en Antena 3
Jos¨¦ Mar¨ªa Carrascal ha sacado un libro a modo de recuento desde la atalaya de los 80 a?os. Carrascal protagoniz¨® un telediario de autor durante nueve a?os en Antena 3. Quiz¨¢ desde la salida de Gabilondo de Cuatro no ha vuelto a existir un formato como el del noticiario identificado con su presentador y director. Antes que Carrascal hubo dos excentricidades memorables que conduc¨ªan Miguel ?ngel Aguilar en Telecinco y Felipe Mellizo en los informativos de TVE. Pero la apuesta por personalidades de tan marcada inteligencia se ha ido diluyendo en formatos m¨¢s tradicionales y donde los presentadores ofrecen una cara amable y transportan la noticia m¨¢s que la mastican para el espectador. Es un aire m¨¢s contempor¨¢neo y vivaz, pero tambi¨¦n despersonalizado y conviene detenerse sobre la anomal¨ªa, porque pasado el tiempo, lo mejor de la televisi¨®n casi siempre reposa sobre lo accidental y lo rabiosamente personal.
En una interesante entrevista en La Vanguardia, Carrascal culpaba al presidente Aznar de su cese. La falta de docilidad convierte a los periodistas en inc¨®modos incluso para los m¨¢s cercanos l¨ªderes a su ideolog¨ªa y sensibilidad pol¨ªtica. As¨ª como las tarjetas Visa de Caja Madrid garantizaban la docilidad de los consejeros pol¨ªticos a la acci¨®n depredadora de los Blesa y los saqueadores financieros en la bonanza aznarista entre la complicidad sindical y empresarial, tambi¨¦n en los medios la pol¨ªtica lucha por desbravar a los mejores profesionales. Para Carrascal un s¨ªntoma de los malos tiempos es encontrarse con la informaci¨®n pol¨ªtica ama?ada, cuando los cortes de los telediarios con declaraciones de los l¨ªderes de partidos ya llegan envasados y producidos desde el gabinete de prensa de la sede central.
Cada campa?a electoral asistimos a la reivindicaci¨®n de los canales de televisi¨®n contra las limitaciones informativas que se imponen por decreto. Es una protesta razonable y defendible, pero no provoca esc¨¢ndalo social porque muchos espectadores consideran que ese cors¨¦ es imprescindible ante la maniquea l¨ªnea editorial de muchos medios y la degradaci¨®n del valor de informar verazmente. Quiz¨¢ aquellos telediarios tan personales serv¨ªan al espectador para identificar la l¨ªnea informativa y enfrentarse al subjetivismo de manera abierta. Ahora es todo m¨¢s ladino, pero no mejor. Es en el autoan¨¢lisis donde los medios ofrecen no pocas pistas sobre su maltrecho funcionamiento.
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