La droga definitiva
Como en este mundo no se puede dar nada por hecho, el cineasta Don Coscarelli oblig¨® a que se reconsiderase su capacidad para tantear nuevos territorios con el estreno, en 2002, de Bubba Ho-Tep, exc¨¦ntrica propuesta de lo que antes se hubiera considerado pura serie B, donde Elvis, superviviente de su muerte hist¨®rico-medi¨¢tica, luchaba en una residencia de ancianos, junto a un venerable afro-americano que cre¨ªa ser JFK, contra una momia egipcia. La trama part¨ªa de un relato del escritor de culto Joe R. Lansdale, pero su condici¨®n de delirio crepuscular parec¨ªa hablar, tambi¨¦n, del renacimiento de Coscarelli, capaz, por fin, de superar la maldici¨®n que condenaba su carrera a la explotaci¨®n, en decreciente inter¨¦s, del fil¨®n abierto por Phantasma (1979), su tercer y m¨¢s memorable largometraje. El estreno de la muy exc¨¦ntrica, en¨¦rgica y desquiciada John muere al final confirma que este segundo acto en la carrera del cineasta merece ser seguido con atenci¨®n. Tambi¨¦n deja claro que en Coscarelli ¡ªcineasta comprometido con est¨¦ticas de derribo, de formas funcionales, pero saludable aliento on¨ªrico y surreal¡ª hay, sin duda, un autor an¨®malo. Es decir, una identidad que afirma su toque de distinci¨®n en productos que no necesitan opositar al prestigio cultural.
Basada en una novela de David Wong ¡ªseud¨®nimo del escritor c¨®mico Jason Pargin¡ª nacida como follet¨ªn online, John muere al final ironiza, desde su mismo t¨ªtulo, con la cultura del spoiler para proponer un laberinto narrativo tan juguet¨®n como autoconsciente que, por definici¨®n, excluye toda posibilidad de ser destripado.
JOHN MUERE AL FINAL
Direcci¨®n: Don Coscarelli.
Int¨¦rpretes: Chase Williamson, Paul Giamatti, Rob Mayes, Clancy Brown, Doug Jones, Glynn Turman.
G¨¦nero: terror. Estados Unidos, 2012.
Duraci¨®n: 99 minutos.
El consumo viral de una nueva droga pone en marcha un carrusel imaginativo entre universos paralelos con sorpresa pseudo-lovecraftiana final, que se nutre de la sorpresa incesante. Un bigote volador, un monstruo hecho de comida o un perrito caliente reconvertido en walkie-talkie trans-dimensional proporcionan algunas de las im¨¢genes m¨¢s zumbonas en esta comedia sobrenatural, versi¨®n adulta y sangrienta de las aventuras de Bill y Ted (o de Phineas y Ferb).
Babelia
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