Un recuerdo radiante
Lea V¨¦lez aporta su temple a la gravedad de 'El jard¨ªn de la memoria'
Hace unos meses, un reportaje de Leila Guerriero recog¨ªa, en este mismo suplemento, algunos t¨ªtulos recientes en los que la literatura se ocupa de la muerte de un ser querido. La lista era larga, el dolor contagioso y la experiencia intransferible. Si cada escritor es un mundo, la muerte expande a¨²n m¨¢s su universo. Al final de Serm¨®n de ser y no ser, de Garc¨ªa Calvo, se dec¨ªa: ¡°Bendito aquel que venga con la mano en alto / y borre las cenizas de la muerte¡±. Pero la muerte es lo que llega. Se escribe contra la muerte, o para que su triunfo no sea total. A aquella lista hay que agregar ahora El jard¨ªn de la memoria, de Lea V¨¦lez (Madrid, 1970). Un libro que, aunque sometido al g¨¦nero, se escabulle airosamente al conformar, al pie de los hechos (si la expresi¨®n es tolerable), una remembranza amorosa, un ¨¢lbum familiar, una suerte de conjuro para vivificar la p¨¦rdida. Y es varios libros, irremediablemente inconclusos, como estratos que se acoplan para diluir el dolor en la experiencia com¨²n: la narraci¨®n de los ¨²ltimos meses de su marido enfermo de c¨¢ncer, a partir del d¨ªa en que compra un certificado de defunci¨®n; su entusiasta investigaci¨®n, que podr¨ªa acabar en guion o novela, del republicano Francesc Boix, que fotografi¨® el horror de Mauthausen y testific¨® ante el tribunal de N¨²remberg; y el rescate de una correspondencia familiar, de encantadora ternura, propiciada por la leucemia de Stephen, hermano del marido, que morir¨ªa siendo un ni?o en los a?os cincuenta. La aparente dispersi¨®n conforma una unidad de resistencia. En la figura de Boix, la autora apela a ¡°algo a¨²n peor que lo que nos est¨¢ pasando¡±, y con la recuperaci¨®n de las cartas ensaya el fervor testimonial en que quiere convertir el libro que el lector tiene en las manos. Lea V¨¦lez no se decanta por el dolor (que quema, no obstante, los bordes de las p¨¢ginas) y se sobrepone con compasiva iron¨ªa: ¡°Ser testigo de una tragedia no es noble. Igual que no hay nobleza en ser v¨ªctima de una tragedia¡±.
A la vez mortuorio y radiante, El jard¨ªn de la memoria aporta en su gravedad un c¨¢lido aire de simpat¨ªa que cabe atribuir al temple de la autora, que as¨ª enfrenta la desgracia con una t¨¢ctica que la muerte no puede proscribir.
El jard¨ªn de la memoria. Lea V¨¦lez. Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores Barcelona, 2014. 256 p¨¢ginas. 17,90 euros
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.