Con el derecho como arma
La actriz Viola Davis protagoniza la serie ¡®C¨®mo defender a un asesino¡¯, que llega a AXN
Nunca m¨¢s. Viola Davis hizo tanta televisi¨®n en los tiempos de Steven Bochco que cuando puso el pie en Hollywood dijo eso de ¡°nunca m¨¢s¡±. Fueron muchos a?os haciendo de polic¨ªa, enfermera, madre soltera o cualquier otro papel secundario de los que, con suerte, les ca¨ªan a las actrices negras. As¨ª que cuando Steven Soderbergh le dio la oportunidad de hacer cine con Traffic o Solaris, Davis abandon¨® la peque?a pantalla. Pero tampoco es f¨¢cil sobrevivir en la grande. Da igual que el Oscar la sacara a bailar dos veces (candidata con La duda y Criadas y se?oras). Mujer, a un paso de los 50 y negra, las oportunidades fueron escasas. ¡°Llega un momento que lo que buscas es la historia¡±, confiesa la int¨¦rprete a EL PA?S. ¡°Y esperas la llegada de algo con calidad. Pero ya no pod¨ªa permitirme m¨¢s ese lujo¡±, a?ade.
Davis lo dice como lo siente. Sin queja. Habla de la realidad que vive. ¡°La duda fue un trabajo fant¨¢stico, lo mismo que Criadas y se?oras. Pero conseguir un protag¨®nico en cine es algo extraordinariamente complicado para una mujer como yo¡±, se explaya. Fue justo en ese momento en el que Annalise Keating apareci¨® en su vida. Se trata de la protagonista de C¨®mo defender a un asesino (How to Get Away with Murder en versi¨®n original), la nueva serie fruto de Shondaland, la productora detr¨¢s de otros ¨¦xitos como Anatom¨ªa de Grey o Scandal. ¡°Una mujer que cre¨¦ desde su origen, alguien que tiene mis atributos y que es tan complicada como yo¡±, resume la actriz sobre la protagonista de la serie que llega el jueves 27 al canal AXN.
La int¨¦rprete da vida a la profesora Annalise Keating en este drama legal
El verdadero creador de la ficci¨®n es Pete Nowalk, uno de los protegidos de Shonda Rhimes. Alguien que, desde que comenz¨® a pensar en esta serie centrada en una profesora de Derecho cuyos estudiantes parecen tener tanto que ocultar como ella misma, tuvo en mente a Davis. Eso s¨ª, nunca pens¨® que contar¨ªa con esta actriz. Conoc¨ªa su aversi¨®n al medio. Lo que no se hab¨ªa parado a pensar es en lo mucho que ha cambiado el panorama televisivo en los ¨²ltimos a?os para las actrices negras. Como admite Davis, profesionales como Kerry Washington en Scandal, Halle Berry en Extant y Octavia Spencer en Red Band Society han puesto otro color en algunas de las series m¨¢s destacadas del momento. ¡°Hay que ser m¨¢s originales y salir de los estereotipos¡±, asegura la int¨¦rprete de 49 a?os, criada en un barrio predominantemente blanco en Estados Unidos donde siempre tuvo que luchar contra los prejuicios. ¡°S¨®lo pido imaginaci¨®n¡±, a?ade, cansada de que siempre que se habla de ella lo primero sea su raza y luego venga el resto.
Con Annalise lo que menos importa es el color de su piel y lo que m¨¢s, su sexualidad, su inteligencia, sus complicaciones. ¡°Adem¨¢s se parece a m¨ª¡±, agrega con orgullo de un personaje que vive como parte de una gran obra en episodios, como si fuera una cebolla que ir¨¢ pelando poco a poco.
En realidad, el ritmo de C¨®mo defender a un asesino es todo menos lento. El primer episodio acaba con dos muertos y bastante sexo. Pero, como dice Davis, muy metida en su papel, mejor no contar m¨¢s de la trama ¡°o te tendr¨ªa que matar¡±. ¡°Llevo en este negocio 26 a?os y nunca hab¨ªa visto nada igual. Me siento abrumada por el alcance que hemos tenido¡±, agrega. ¡°Supongo que me lo he ganado y no pienso disculparme por el ¨¦xito¡±.
Sus palabras tienen la misma seguridad que su personaje. Sin embargo Davis dice que ya le gustar¨ªa que se le pegara algo m¨¢s de Annalise. O de Shonda Rhimes, alguien a quien define como ¡°valiente y visionaria¡±. Ambos t¨¦rminos est¨¢n lejos de ese ¡°mujer negra enfadada¡± con el que la describieron en un art¨ªculo del peri¨®dico The New York Times. A eso se refiere cuando pide m¨¢s imaginaci¨®n al hablar de temas raciales, en televisi¨®n o en prensa, en la ficci¨®n o en la realidad. ¡°Porque tengo muy claro que cuando eres negra, tienes que defender a tu raza, pero tambi¨¦n tengo claro que es demasiado normal que la raza se interfiera en lo que haces. Y no deber¨ªa de ser as¨ª¡±, concluye.
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