Cuando el pasado devora el porvenir
'El capital en el siglo XXI' es un libro construido para suscitar debate. Thomas Piketty usa los n¨²meros para exponer su tesis sobre la desigualdad
Para entender con todas sus consecuencias El capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty, hay que aceptar en primer lugar que es algo m¨¢s que un estudio econ¨®mico-hist¨®rico sobre la desigualdad en el capitalismo realmente existente, por contraposici¨®n al capitalismo de laboratorio que se estudia en los as¨¦pticos textos de sus apologetas menos dotados. Pero aunque s¨®lo fuera eso, es decir, un an¨¢lisis de una de las semillas de la desigualdad econ¨®mica, la aportaci¨®n de Thomas Piketty ya ser¨ªa notable. Porque quien est¨¦ preocupado por el pensamiento econ¨®mico percibe que los economistas se ocupan mucho de las supuestas recetas para curar disfunciones sist¨¦micas (paro, inflaci¨®n, deflaci¨®n, estancamiento, recesiones), pero se aproximan con m¨¢s renuencia al problema crucial de la desigualdad, que es, como dir¨ªa un comunic¨®logo hipster, "transversal" a todos los mencionados. Como en tantas otras ocasiones, la percepci¨®n puede no ser veraz; existen libros sobresalientes sobre la desigualdad (por ejemplo, Sobre la desigualdad econ¨®mica, de Amartya Sen), pero o bien son formulaciones te¨®ricas, o bien no han conseguido, por razones variadas, calar en una base amplia de lectores u opinantes. El capital en el siglo XXI, en cambio, se presenta como un libro construido para suscitar debate (ya lo ha hecho) en un amplio espectro de lectores. Ofrece una tesis aceptable sobre la desigualdad, fundada en abundante arsenal emp¨ªrico, y, por tanto, es una oportunidad para instalar el problema en el debate pol¨ªtico.
Piketty no se declara contrario a la desigualdad constitutiva, por decirlo as¨ª, del sistema econ¨®mico; no plantea problemas, dice, si est¨¢ basada en "la utilidad com¨²n". Lo que nos llevar¨ªa a definir cu¨¢l es exactamente el per¨ªmetro de la desigualdad estatutaria del capitalismo y la l¨ªnea a partir de la cual se convierte en desutilidad. Y eso, a su vez, conduce a una evidencia: el capitalismo progresa por la desigualdad y suele entrar en crisis por la especulaci¨®n.
Cuando la econom¨ªa de mercado "se abandona a s¨ª misma" se genera una secuencia continua entre la desigualdad constitutiva y la excesiva. Piketty enfoca esta ¨²ltima como la distorsi¨®n que produce el peso excesivo de la renta acumulada en el proceso de producci¨®n de riqueza. Observa que la norma general de la evoluci¨®n econ¨®mica (salvo los treinta a?os gloriosos que siguieron al final de la Segunda Guerra Mundial) ha sido que la retribuci¨®n de los patrimonios (es decir, de las rentas acumuladas por los beneficios pasados) aumenta, en tiempos de crecimiento econ¨®mico moderado, m¨¢s r¨¢pidamente que la producci¨®n y los salarios; el empresario tiende a convertirse en rentista, el capital se reproduce a s¨ª mismo ¡ªpodr¨ªa traerse aqu¨ª a colaci¨®n a Andr¨¦ Comte-Sponville, cuya definici¨®n de capitalismo es la de un sistema econ¨®mico que produce dinero a partir de dinero¡ª , los salarios pierden peso en la estructura final de rentas, y la desigualdad, incluso entre rentas de la misma naturaleza, campa a sus anchas libre de barreras. La s¨ªntesis es la relaci¨®n r?>?g, donde r ser¨ªa la tasa de rendimiento promedio del capital, y g, la tasa de variaci¨®n de la renta nacional. Este ser¨ªa el mecanismo por el cual el pasado devora al porvenir.
?C¨®mo se corrige esa tendencia? Piketty apunta que el factor correctivo m¨¢s eficiente es aumentar la competencia en el mercado; pero esta soluci¨®n contiene un grado muy elevado de voluntarismo. Las zonas de competencia en los mercados se van reduciendo dr¨¢sticamente, sustituidas por zonas de influencia de las grandes empresas, que fijan sus propios precios y condiciones para sus suministrados y clientes. El poder econ¨®mico ha capturado al pol¨ªtico, el ¨²nico que puede restablecer ciertas condiciones de competencia, al menos en los mercados relevantes. Propone tambi¨¦n otro remedio, m¨¢s expeditivo, para frenar la desigualdad: un impuesto progresivo sobre el capital, aplicado l¨®gicamente en todas las econom¨ªas mundiales. La idea no es nueva y sin duda causar¨ªa el efecto buscado. Pero el propio Piketty es consciente de que una iniciativa como esta requiere una gran capacidad de gesti¨®n pol¨ªtica en el orden mundial. Aplicar un impuesto de este tipo exigir¨ªa una coordinaci¨®n fiscal entre todos los Estados que hoy no existe.
Ofrece una tesis aceptable
La visi¨®n de Piketty puede describirse como un realismo desencantado. Las fuerzas actuantes en favor de la convergencia y la igualdad (principalmente la difusi¨®n del conocimiento, la aportaci¨®n de la tecnolog¨ªa a la producci¨®n) operan a un ritmo geol¨®gico frente a la velocidad de los factores divergentes (el desequilibrio r?>?g). La desigualdad descrita por Piketty se parece a una fuerza determinista, casi igual a la entrop¨ªa en los sistemas f¨ªsicos. Es posible reducirla temporalmente, ordenar el sistema mediante decisiones pol¨ªticas moment¨¢neas; pero los hechos conocidos ¡ªla presi¨®n conservadora de Reagan y Thatcher que puso fin a los treinta a?os gloriosos¡ª demuestran que los actos de orden espor¨¢dicos suelen tener las de perder frente a la acci¨®n constante de los actos de desorden.
Est¨¢ dicho que El capital en el siglo XXI es algo m¨¢s que una tesis sobre la desigualdad en el capitalismo realmente existente. Tambi¨¦n puede interpretarse como un modo innovador de plantear la investigaci¨®n econ¨®mica. Innovador no significa original ni estrictamente nuevo, sino que opera ante el lector como una aplicaci¨®n masiva de las fuentes hist¨®ricas y estad¨ªsticas como artiller¨ªa apabullante en defensa de la tesis nuclear del libro. Otros economistas cl¨¢sicos utilizaron las fuentes estad¨ªsticas como piezas de convicci¨®n; Marx, sin ir m¨¢s lejos. Pero lo innovador es el uso intensivo del aparato de n¨²meros. No obstante, Piketty entiende la econom¨ªa como una disciplina m¨¢s de las ciencias sociales, probablemente en el sentido en que P¨ªo Baroja sosten¨ªa que la historia es una rama de la literatura. Y, por supuesto, la econom¨ªa debe estar supeditada a la pol¨ªtica. Lo que cuenta en cualquier sistema complejo es la decisi¨®n, no el diagn¨®stico, que, adem¨¢s, en el caso de la econom¨ªa, siempre es equ¨ªvoco.
El capital en el siglo XXI. Thomas Piketty. Traducci¨®n de Eliane Cazenave-Tapie Isoard y Guillermina Cuevas. Fondo de Cultura Econ¨®mica. Madrid, 2014. 663 p¨¢ginas. 29 euros
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