Viaje a los barrios orquestados de Canarias
Los 120 ni?os y el coro de padres se suben al escenario del Auditorio Alfredo Kraus
Barrios Orquestados ech¨® a andar en 2012, partiendo de una idea concebida seis a?os antes por el m¨²sico y profesor de magisterio musical Jos¨¦ Brito. Es un sistema pedag¨®gico y de acceso a la cultura en los barrios m¨¢s deprimidos de Las Palmas de Gran Canaria. Es gratuito, los ni?os no tienen que comprar el instrumento y no hay que tener conocimientos previos de m¨²sica. "La metodolog¨ªa est¨¢ pensada para empezar con alguien que nunca ha accedido a una lecci¨®n de lenguaje musical", asegura Brito. Si demuestran compromiso, pasado un tiempo, adem¨¢s, se pueden llevar el instrumento a casa.
Independiente de las administraciones p¨²blicas, la ¨²nica inversi¨®n que tienen que hacer las familias de los ni?os que se benefician es "el compromiso y el cari?o, no se pide m¨¢s". Y as¨ª, tres a?os despu¨¦s, son ya 120 los j¨®venes que est¨¢n orquestados, armados con las cuerdas de violas, violines, violonchelos, contrabajos y la ilusi¨®n de derribar un muro econ¨®mico que los margina del acceso a la creaci¨®n musical.
Llueve en el exterior del colegio Alfredo Kraus de Lomo Los Frailes, en Tamaraceite (Las Palmas de Gran Canaria). De una de las aulas salen voces blancas que ensayan una composici¨®n de Vivaldi. Fuera, en el recibidor, est¨¢ Luis, que lleva tres a?os en paro. A unos metros, Amparo, su compa?era, que lleva cinco sin trabajar, habla con otras madres. Luis quiso ser poeta pero acab¨® como barrendero y dej¨® la poes¨ªa para la lectura. "Ver a mi hijo con esta posibilidad es algo que no nos esper¨¢bamos, las clases musicales del colegio no est¨¢n mal, pero esto es un proyecto que no es m¨²sica ¨²nicamente", asegura con una sonrisa que recorre la barba de su cara. Los ojos brillan tras las gafas mientras ve a su hijo, abrazado a la viola, cantando una de las composiciones propias del coro y que tiene la siguiente letra: "Cambia nuestra educaci¨®n, cuestionando lo que ves, esta es la revoluci¨®n, nuestro mundo cambia".
"No ten¨ªamos nada y con nada ten¨ªamos que empezar, no quer¨ªamos paternalismo institucional, as¨ª que comenzamos pidiendo instrumentos a los compa?eros del gremio", sostiene el director, de familia musical. Al principio, en abril de 2012, despu¨¦s de un largo trabajo interno, el equipo de Barrios Orquestados aterriz¨® en Tamaraceite, un a?o despu¨¦s en el distrito del Cono Sur, ambos en Las Palmas de Gran Canaria, y en marzo en Jin¨¢mar, Telde. Son tres n¨²cleos poblacionales de Gran Canaria castigados por el desempleo y el abandono escolar.
"Nos encontramos la realidad: a pibes en situaciones desbordantes y con hogares desestructurados que pasan por lo peor, a los currantes que entran a las cinco de la ma?ana y a los que en casa est¨¢n todos en paro. Tenemos de todo, pero todos tenemos un sentimiento igual hacia el proyecto, independientemente de la realidad que viva cada uno de ellos", dice Andr¨¦s Betancor, uno de los profesores y promotores.
El creador del proyecto vivi¨® c¨®mo su padre, Francisco Brito, articul¨® una coral en un barrio en el que la creaci¨®n cultural estaba limitada. Y de ah¨ª bebi¨®, tambi¨¦n, para poner en marcha Barrios Orquestados. Jos¨¦ Brito parte de una idea que le perturba: "Hay una gran brecha de acceso a la cultura entre los ciudadanos seg¨²n donde vivas. Hay zonas de Canarias en las que hay muros por romper, en las que no se accede a la cultura y repercute en los valores y en las formas de vida. En estos barrios perif¨¦ricos, que se instauraron como guetos en los que se hacin¨® a la poblaci¨®n, aunque han pasado a?os, la herencia sigue existiendo". Y concluye: "Nuestro proyecto no hace m¨¢s que defender lo que las cartas magnas dicen: un acceso directo y gratuito a una formaci¨®n art¨ªstica y cultural".
Los 120 ni?os de Barrios Orquestados y el coro de padres se suben hoy, 29 de noviembre, al escenario del Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria. En el colegio N¨¦stor ?lamo, del barrio de Jin¨¢mar, el paisaje habitual cambia en la ma?ana del s¨¢bado. Decenas de ni?os con instrumentos al hombro llegan puntuales a las diez de la ma?ana para comenzar el ensayo general. Adriana, de ocho a?os, es "segundo viol¨ªn en la vivaldiana y tercer viol¨ªn en Piratas del Caribe". Mira curiosa e intercambia sonrisas con Marta, que est¨¢ a su lado inquieta. Cerca, Carmen, su madre, explica que nunca ha estado en el Auditorio y la primera vez que entrar¨¢ en este recinto que acoge las principales citas culturales de la ciudad ser¨¢ para ver a su hija menor sobre el escenario. "Puedes imaginar la emoci¨®n que tengo en el cuerpo", dice ense?ando las entradas que acaba de comprar.
Una de las violas de esta orquesta la sostiene Samuel. Apenas pod¨ªa dormir cuando empez¨® a tocar. Ahora, Olga, su madre, dice que "le cuesta dormir en verano, cuando descansan de tocar". Durante el ensayo general, los profesores se esmeran en corregir algunas imprecisiones y lanzar mensajes transversales: "Va a salir porque confiamos en que salga", "si lo hacemos con seguridad, saldr¨¢ bien" o "?ahora todo Jin¨¢mar se va a poner en pie!".
Barrios Orquestados avanza con la fuerza de un martillo de seda. Contundente en sus golpes al muro que buscan derribar y delicado en el trabajo social para la expansi¨®n cultural que hacen en los barrios en los que est¨¢n presentes. El a?o que viene desembocar¨¢n en una nueva localidad que su direcci¨®n decidir¨¢ en diciembre. Andr¨¦s Betancor, profesor, destaca que "los ni?os cuando entras a la clase siempre esperan algo de ti. Y no saben que cuando terminas eres t¨² el que ha recibido algo de ellos". Da la sensaci¨®n de que el instrumento que mejor est¨¢n aprendiendo a tocar es el del cambio.
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