Detr¨¢s, en las sombras
Vicente Garrido y Nieves Abarca son dos expertos crimin¨®logos que han publicado 'El hombre de la m¨¢scara de espejos'
Un profesor de criminolog¨ªa con una infancia tejida de historias sombr¨ªas. Una historiadora del arte que dibujaba sangrientas batallas cuando sus pies colgaban del banco de un pupitre. Vicente Garrido y Nieves Abarca, un t¨¢ndem que se conoci¨® por casualidad, con una pasi¨®n feroz por el conocimiento del lado oscuro del ser humano, y que ahora publica su tercer libro, El hombre de la m¨¢scara de espejos (Ediciones B, 2014), 541 p¨¢ginas que bucean en el abismo de la mente de un psic¨®pata a trav¨¦s del baile de sombras de una coral de personajes y tramas engarzadas con mimo.
Garrido impart¨ªa un curso online sobre perfiles criminales y Abarca era una de sus estudiantes. ¡°Ten¨ªa una redacci¨®n especial e ingeniosa¡±, explica el tambi¨¦n psic¨®logo, a quien la idea de una novela lo hab¨ªa cortejado alguna vez. La aparici¨®n de de esa estudiante avezada le dio el ¨²ltimo empuj¨®n, escribieron Cr¨ªmenes exquisitos y Martyrium (Vers¨¢til, 2012 y 2013).
Ahora, este ¨²ltimo t¨ªtulo magn¨¦tico y brutal. ¡°Esquem¨¢tico y tremendamente organizado¡±, como lo define Abarca tras un caf¨¦ cortado que vac¨ªa casi de forma inmediata, Garrido empez¨® a hacer los esbozos y a definir los personajes. ?l, en Valencia, donde imparte clases en la Universidad. Ella, en A Coru?a, trabajando en el Ayuntamiento. Una suerte de Preston y Child espa?oles.
Van dando vida a la historia a cuatro manos. Dependen el uno del otro. Se editan, se reescriben. ¡°Nos complementamos y completamos¡±, resume Abarca con una risa que le sacude el torso. ¡°Y somos totalmente sinceros¡±, apostilla Garrido, colaborador de las fuerzas de seguridad en la creaci¨®n de perfiles criminol¨®gicos, ¡°si tenemos que preguntarnos qu¨¦ fum¨¢bamos mientras escrib¨ªamos algo, lo hacemos. Decir lo que pensamos protege nuestro m¨¢ximo inter¨¦s: que el libro sea lo mejor posible¡±.
Harvey Glatman, Ted Bundy y Herman Webster. Asesinos en serie que suman 67 v¨ªctimas y que han sido inspiraci¨®n para la trama. Las pupilas de Abarca centellean cuando Garrido pronuncia esos nombres con el tono que destilan las pasiones. Esta empez¨® para ambos a trav¨¦s de la literatura de los grandes autores de novela negra del siglo XIX. Avanzadilla, y en algunos casos origen, de la evoluci¨®n de la criminolog¨ªa.
¡°Robert Louis Stevenson paut¨® el perfil del asesino en serie moderno con el doctor Jekyll y el se?or Hyde. Crear otra personalidad a la que no afecten los l¨ªmites morales. Un arquetipo cultural al que todos hemos estado expuestos. Incluidos los asesinos en serie. Aunque solo es una excusa¡±, narra Garrido. La misma que han usado muchos homicidas: ¡°No era yo¡±.
De entre todas, ambos eligen la historia de Dennis Rader como su favorita. Un crimin¨®logo convertido en el asesino en serie que m¨¢s tiempo ha pasado libre y que lleg¨® a crearse un logo que mand¨® a la prensa. Conten¨ªa las tres primeras letras de su protocolo para asesinar: b, t, k. Atar, torturar y matar, en ingl¨¦s.
Casado, con dos hijos, presidente de su congregaci¨®n religiosa, de los Boy Scout de su ciudad (Wichita). Se cre¨® una personalidad perfecta como homicida y, 14 a?os despu¨¦s de haber dejado de matar, su ego lo traicion¨®. El env¨ªo de fotograf¨ªas de sus cr¨ªmenes a un periodista para demostrar ser autor de uno de ellos, hizo que lo encarcelaran. ¡°Decenas de casos como ese pueden turbarnos cada d¨ªa, pero despu¨¦s hay que desconectar y conseguir dormir¡±, explica Abarca. ¡°Si no, nos volver¨ªamos locos¡±, alega con una media sonrisa Garrido.
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