El caos, motor de la literatura
N¨¦lida Pi?¨®n y Sergio Ram¨ªrez exhiben el desorden y la necesidad de entender como los grandes motores de su escritura
Cuando Sergio Ram¨ªrez deambulaba este domingo en el sal¨®n de desayunos del hotel Hilton no sab¨ªa bien de qu¨¦ iba a hablar con N¨¦lida Pi?¨®n en su di¨¢logo en la Feria del Libro de Guadalajara, pero en cuanto ambos se sentaron ante el p¨²blico, entregado, sobr¨® cualquier programa. En el estrado, una generaci¨®n: ¨¦l, nacido en Masatepe (Nicaragua) en 1942 y Pi?¨®n, en R¨ªo de Janeiro en 1937, como pen¨²ltimos supervivientes de una edad dorada de lo iberoamericano m¨¢s universal. Y en las gradas, todas.
"Yo vengo de un pa¨ªs donde los ¨¢rboles miden 50 metros y eso afecta a nuestro imaginario. Soy mis ancestros, lo que me contaron, soy hombre y mujer, animales, vegetales a la vez. Porque solo podemos entender qui¨¦nes somos siendo m¨²ltiples y porque solo podemos escribir siendo todo eso a la vez", dijo N¨¦lida Pi?¨®n. "Por eso vivimos bajo la tutela de las m¨¢scaras, a veces puedes elegirlas, pero a veces ellas te eligen a ti".
Solo podemos entender qui¨¦nes somos siendo m¨²ltiples y porque solo podemos escribir siendo todo eso a la vez N¨¦lida Pi?¨®n
De esta manera arranc¨® los primeros aplausos N¨¦lida Pi?¨®n, autora de Voces del desierto y una colecci¨®n de obras que le han procurado premios como el Juan Rulfo o el Pr¨ªncipe de Asturias. Y as¨ª situ¨® el debate en el origen de su literatura: en los mitos que regresan siempre, en la experiencia de entender, en el caos y en la fuerza que le ha dado un pa¨ªs tan colosal que sin embargo, dice, es perif¨¦rico.
Ram¨ªrez tambi¨¦n encontr¨® en los mitos el sedimento de su obra, en los mitos y en la infancia: "La infancia es el espejismo al que siempre volvemos de una forma difusa, cuando no la recuerdas la inventas", dijo el nicarag¨¹ense, premio Carlos Fuentes. "A veces recuerdas escenas que son imposibles porque no concuerdan con la realidad. Pero cuando uno reconstruye eso y el lector se reconoce en ello se produce la literatura. La literatura es un di¨¢logo, no un mon¨®logo, y hay tantos libros como lecturas se hacen de ellos".
N¨¦lida Pi?¨®n avanza escuchando, dijo, "los ruidos, las sinfon¨ªas de las heridas. Vivo atenta a todo". Pero hubo algo que desat¨® el aplauso m¨¢s contagioso de esas generaciones que se agolpaban en este acontecimiento universal del espa?ol que es la Feria del Libro de Guadalajara. Esto fue: "El caos es extraordinario. El arte no tiene buena educaci¨®n, es para sembrar la discordia, ?no hay paz!"
La infancia es el espejismo al que siempre volvemos de una forma difusa, cuando no la recuerdas la inventas Sergio Ram¨ªrez
Y eso, que no hay paz, lo sabe bien y lo cont¨® Sergio Ram¨ªrez, que novel¨® en Adi¨®s muchachos su desenga?o del sandinismo despu¨¦s de su paso por un r¨¦gimen que lleg¨® con ambici¨®n y que aport¨® otra quiebra a su pa¨ªs. "Yo pod¨ªa haber contado la historia de mi pa¨ªs, pero necesitaba contar lo que me hab¨ªa pasado a m¨ª y a mi familia, no solo a mi pa¨ªs". Por ello el sentimiento, el desamor, la violencia fueron y son historias universales, y los mitos que las sustentan pueden actualizarse con novedades, claro, pero giran hist¨®ricamente sobre los mismos goznes: la migraci¨®n, la frontera, el exilio, el caudillo, el dolor. "Todo puede ser una historia, la cuesti¨®n est¨¢ en la pluma", dijo N¨¦lida Pi?¨®n.
Los dos grandes de la literatura no solo libraron un pulso inteligente por el origen y los cauces de la literatura. Tambi¨¦n por el tama?o de su pa¨ªs. "En Nicaragua tambi¨¦n tenemos ¨¢rboles de 50 metros, el tama?o de los ¨¢rboles no es un problema", brome¨® Ram¨ªrez. "Pero vivimos bajo el s¨ªndrome del pa¨ªs peque?o, del muro que hay que saltar para llegar al exterior".
"Y no creas que es m¨¢s f¨¢cil vivir en un pa¨ªs grande", replic¨® Pi?¨®n. "Brasil es grande pero perif¨¦rico, los brasile?os no tuvieron vocaci¨®n de el exilio voluntario como ustedes y si salimos volvimos deprisa, por eso nuestra literatura sigue siendo una desconocida".
Una de Brasil y otro de Nicaragua, del colosal y del peque?o, ambos demostraron que el tama?o de la literatura no se mide en kil¨®metros cuadrados ni en los metros de los ¨¢rboles, sino en la capacidad de abrillantar sus dos idiomas, ambos gigantes.
Con destreza y con humor. Cuando la moderadora, la autora mexicana Rosa Beltr¨¢n, pregunt¨® a ambos escritores si se han sometido al psicoan¨¢lisis como forma de narrar, N¨¦lida Pi?¨®n simplemente respondi¨®: "Yo no, porque no me coincidi¨®".
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