De boleros y homenajes

Fue una noche de gui?os afectivos. ¡°Ni?as que a vender flores vais a Granada, no pas¨¦is por la sierra de la Alpujarra¡±. Qu¨¦ maravilla de bolero. En cierto modo, cre¨® la atm¨®sfera de una representaci¨®n marcada por las evocaciones. En ella se rindi¨® un homenaje de reconocimiento a Pedro Moreno por sus muchos a?os de trabajo como figurinista, justamente en un espect¨¢culo en el que el vestuario es fant¨¢stico.

Tambi¨¦n se recuerda a Rafael Fr¨¹hbeck de Burgos. Estaba anunciado para llevar a cabo la direcci¨®n musical de esta zarzuela pero la muerte sali¨® al encuentro, ay. Oliver Diaz le hizo justicia con una lectura musical n¨ªtida y precisa. La orquesta de la Comunidad de Madrid respondi¨® como en sus mejores d¨ªas. Y tambi¨¦n estuvo brillante el coro del teatro de La Zarzuela, tanto desde el punto de vista teatral como musical, bajo la matizada direcci¨®n de Antonio Faur¨®. Fue, dig¨¢moslo de entrada, una representaci¨®n tan extra?a como conmovedora. El primer acto, all¨¢ en los subterr¨¢neos, result¨® aburrido, tal vez porque al tenor le falt¨® empuje y claridad en los pasajes hablados.

Pero cuando el escenario cambia y se va a la superficie todo se transforma, y Jos¨¦ Carlos Plaza realiza un trabajo magistral de direcci¨®n teatral. Con intencionalidad, con una comicidad medida y sabia, con un lograd¨ªsimo r¨ªtmo esc¨¦nico. Los figurines son de ensue?o y la escenograf¨ªa provoca incluso una ovaci¨®n nada m¨¢s levantarse el tel¨®n en el ¨²ltimo acto. Antes ya nos hab¨ªa dejado sorprendidos por su iluminaci¨®n, su colorido y su sentido de la composici¨®n. Entre unas y otras cosas, el espectador queda atrapado.

El enfoque teatral marca el espect¨¢culo en su conjunto y arropa las intervenciones vocales. Las dos mujeres est¨¢n estupendas. Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno despliega su elegancia en escena con naturalidad y transparencia. Cristina Faus arrebata gracias a su cautivadora clase musical y esc¨¦nica. Los hombres mantienen el tipo con dignidad y solvencia. Con todo ello el p¨²blico se deja llevar y al final acaba envuelto en una representaci¨®n que, a partir de cierto momento, hipnotiza. En enero Los diamantes de la corona visita el Teatro San Carlos de Lisboa.

Algunos de los protagonistas principales de la historia de esta zarzuela son portugueses, con lo que la programaci¨®n en el coqueto teatro lisboeta adquiere una connotaci¨®n especial. En Madrid se representa 15 veces hasta el 14 de diciembre con dos repartos vocales altern¨¢ndose. Jos¨¦ Carlos Plaza define la obra como una ¡°caja de sorpresas¡± y no le faltan razones. Es divertida y su montaje es verdaderamente imaginativo. Y adem¨¢s tiene uno de esos boleros de los que se quedan en la memoria, un bolero para la eternidad.