La historia cercana
El humanista dej¨® un legado de cerca de setecientos t¨ªtulos entre libros y art¨ªculos
1. Baroja. La vida de Julio Caro Baroja (Madrid, 1914-Vera de Bidasoa, 1995) estuvo marcada por el peso de su familia. Aunque su padre, Rafael Caro Reggio, tuvo una editorial en la que publicaron Valle-Incl¨¢n, Azor¨ªn y Aza?a, entre otros, el contacto con los intelectuales de la ¨¦poca vino de la mano de su familia materna. Influencia inevitable fue su madre, Carmen Baroja. Gran lectora, pol¨ªglota, public¨® algunos ensayos y estaba interesada en los movimientos feministas de principios del siglo XX. El influjo de sus t¨ªos, P¨ªo y Ricardo Baroja ¡ªescritor y artista pl¨¢stico, respectivamente¡ª, es tambi¨¦n decisivo. El novelista prestaba escrupulosa atenci¨®n a los hechos para narrarlos, igual que Caro, aunque ¨¦l no los novelaba. Se consideraba su continuador pero "con erratas y en versi¨®n disminuida". En Los Baroja. Memorias familiares (1972) revive este entorno familiar.
2.Vasco. No se entiende la vida de Caro sin Itzea, un caser¨ªo del siglo XVII que compr¨® P¨ªo Baroja en Vera de Bidasoa en 1912. El hogar familiar, adem¨¢s del de Madrid, donde vivi¨® una fuerte conexi¨®n con sus vecinos y con sus tradiciones. Lo que suscit¨® multitud de obras sobre historia, arquitectura, cultura y sociedad vasca, que en 1973 reuni¨® en 18 vol¨²menes denominados Estudios vascos. Continu¨® escribiendo de estos temas hasta el final de su vida. Adem¨¢s, en 1984 fue asesor de la reci¨¦n creada televisi¨®n vasca y perteneci¨® a la Real Academia de la Lengua Vasca.
3.Historiador. Caro se autodefini¨® como historiador descriptivo. Cita a Kant por influencia de P¨ªo Baroja: "El hombre debe conocerse a s¨ª mismo desde dentro y no por confrontaci¨®n o comparaci¨®n". Mira la historia desde una dimensi¨®n humana. Las peque?as historias hacen la Historia. Se fija en las minor¨ªas, las mismas cualidades y defectos se pueden encontrar en lo que se entiende como "grandes hombres" o en las bases de la sociedad. De ah¨ª su discurso Sociedad criptojud¨ªa en tiempos de Felipe IV, con el que entr¨® en 1963 en la Real Academia de la Historia. Presentaron su candidatura acad¨¦micos de la talla de Ram¨®n Men¨¦ndez Pidal, Diego Angulo y Manuel G¨®mez Moreno. ?l mismo, en una entrevista en 1976, confes¨® que cuando era joven le gustaba lo antiguo, pero que seg¨²n pasaba el tiempo le interesaba lo m¨¢s contempor¨¢neo. Claro ejemplo de esto son Espa?a primitiva y romana de 1957 e Introducci¨®n a una historia contempor¨¢nea del anticlericalismo espa?ol de 1980.
4.Ling¨¹ista. Emilio Lled¨®, acad¨¦mico y premio Nacional de las Letras 2014, defendi¨® el pasado 13 de noviembre en la Biblioteca Nacional durante un homenaje por el centenario del nacimiento de Julio Caro Baroja que ¡°las palabras son la posibilidad de inmortalidad, de hacer latir la memoria, la vida¡±. Contaba Lled¨® que a pesar de no coincidir con Caro en la Academia tiene dedicado su volumen de Los Baroja, unas biograf¨ªas como tantas. T¨¦cnica narrativa sobre la que Caro realiz¨® su discurso de ingreso en la Real Academia Espa?ola en 1986, G¨¦nero biogr¨¢fico y conocimiento antropol¨®gico. Utiliz¨® este g¨¦nero para sus estudios antropol¨®gicos e hist¨®ricos. Da un punto de vista esencial para entender una ¨¦poca y una sociedad.
5.Antrop¨®logo. Si por algo es conocido Caro Baroja es por su papel de antrop¨®logo, etn¨®grafo y folclorista. Ley¨® desde muy joven ¡ªpor influencia de su madre¡ª la obra del antrop¨®logo escoc¨¦s James George Frazer. ?l mismo dice que una constante en su vida, como en la de Frazer, fue el estudio de las "cosas", la antropolog¨ªa f¨ªsica: viviendas, molinos, cig¨¹e?ales. Fue director del Museo del Pueblo Espa?ol de 1944 a 1955, antecedente del Museo del Traje. All¨ª public¨® numerosos cat¨¢logos de la colecci¨®n de almireces, cuernas, sonajeros¡ Aseguraba que si le llevaban a cualquier lugar de Espa?a con los ojos vendados, cuando le destaparan con solo mostrarle un arado sabr¨ªa d¨®nde estaba.
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