El formato como prisi¨®n

En algunos de los mejores momentos de Laurence Anyways (2012), Xavier Dolan compon¨ªa una serie de preciosos reencuadres f¨ªsicos dentro del encuadre t¨¦cnico gracias a la luz: con la c¨¢mara filmando desde una habitaci¨®n a oscuras, aunque enfocando una habitaci¨®n iluminada contigua con la puerta abierta; con la divisi¨®n del encuadre en dos mitades por medio de una simple pared de un color fuerte que contrastaba con la acci¨®n de los personajes en la otra mitad. Una sistem¨¢tica que, para la apariencia del juicio del ojo, le hac¨ªa variar, aunque fuera por unos instantes, la llamada relaci¨®n de aspecto de la pantalla, y que, en su siguiente trabajo, Mommy, se configura como ejercicio puramente t¨¦cnico y durante (casi) toda la pel¨ªcula, al haber sido filmada en formato cuadrado 1:1, lejos de los habituales 4:3 y 16:9, el panor¨¢mico, lo que al ser proyectada en una pantalla horizontal lleva a la mente hacia la fascinante paranoia de estar viendo una pel¨ªcula casi en vertical.

Un formato bomba, por metaf¨®rico teniendo en cuenta la historia que cuenta, por ins¨®lito, y por complicado de resolver con los habituales m¨¦todos de puesta en escena, que dej¨® boquiabierto al personal en los primeros minutos de su exhibici¨®n en Cannes, donde gan¨® el Premio del Jurado (ex aequo con Godard), y que lleg¨® a provocar una ovaci¨®n en el instante cumbre, que nos guardaremos en desvelar. Superdotado visualmente, Dolan, ?nacido en 1989!, con cinco largos ya en su p¨²ber mochila, necesita sin embargo crecer narrativamente y, quiz¨¢ a¨²n m¨¢s, madurar personalmente. Porque lo que lleva dentro esta pel¨ªcula en formato inaudito, la historia en s¨ª, parece apuntar a uno de esos volcanes emocionales sobre seres en barrena psicol¨®gica al estilo John Cassavetes (Una mujer bajo la influencia, Noche de estreno) y se queda en desbocado carrusel grit¨®n sin demasiada trascendencia.

Cuando el director juega con la imagen, el color, las m¨²sicas y el sonido, la pel¨ªcula se enciende maravillosamente, pero los textos nunca convierten a Mommy en reflexi¨®n profunda. A Dolan, que seguir¨¢ provocando y buscando nuevas rupturas de las convenciones, le avalan, sin embargo, su atrevimiento formal, su singularidad y su ¨ªmpetu juvenil.