¡®El hambre¡¯
Mart¨ªn Caparros ha recorrido la geograf¨ªa atroz del hambre y viene con los ojos llenos del asombro que sienten los hombres cuando adem¨¢s de asombro sienten verg¨¹enza
Mart¨ªn Caparr¨®s sinti¨® que ten¨ªa que conocer su pa¨ªs y, como periodista que es, se lanz¨® al interior de Argentina. Escribi¨® El interior (Malpaso). Un d¨ªa decidi¨® que, siendo periodista, deber¨ªa emular la hist¨®rica haza?a de aquel hombre, Stanley, que quiso buscar, y encontr¨® a Livingstone, para hacer famosa la frase de ese encuentro: ¡°?El se?or Livingstone, supongo?¡±. Hace unos a?os se aventur¨® en algo mucho m¨¢s dram¨¢tico y terrible, y el resultado es El hambre, que acaba de publicar con Planeta y de presentar en la Feria del Libro de Guadalajara, M¨¦xico. Es tremendo ese libro: ¨¦l ha recorrido la geograf¨ªa atroz del hambre y viene con los ojos llenos del asombro que sienten los hombres cuando adem¨¢s de asombro sienten verg¨¹enza. Ha estado en los m¨¢s asolados andurriales del universo, sobre todo en ?frica (N¨ªger es un lugar devastado: ¨¦l lo ama), y sus testimonios ponen los pelos de punta al lector y a cualquiera que sepa que el hambre no es un azar del destino, sino la consecuencia de la mezquindad mundial. De estas cosas rara vez habla la tele, porque est¨¢ en otras cosas, sobre todo por las tardes, cuando domina el coraz¨®n, o los s¨¢bados por la noche, cuando despedazan la actualidad tratando de explicarla sin otro argumento que el lugar com¨²n.
No se habla de esas cosas en la tele, es cierto, pero se hablar¨¢, sin duda, de una noticia concomitante, ese hallazgo sorpresivo del dinero oculto del Vaticano. ?Qu¨¦ se siente, cuando en una cava misteriosa, como esas cavas vaticanas de las que escrib¨ªa Andr¨¦ Gide, aparecen miles y miles y miles de euros? ?C¨®mo consigue el Vaticano, que es la sede de la Iglesia cat¨®lica, obligada por el ejemplo de Jes¨²s a ser austera y caritativa, almacenar ese dinero que no se sabe de d¨®nde viene, mientras el mundo asiste avergonzado al hambre cuya cara muestra Caparr¨®s?
Las noticias a veces dialogan entre s¨ª, se entrecruzan, o se pelean. En este caso, la noticia del libro de Caparr¨®s y la noticia del multimillonario Vaticano se encuentran en un tremendo cruce de calles, la calle Miseria y la calle Hipocres¨ªa. A ver a qui¨¦n llama ahora por tel¨¦fono el benem¨¦rito Bergoglio para pedirle perd¨®n, avergonzado, por esa racaner¨ªa de sus funcionarios, los que fueran, que almacenaron riqueza mientras por ah¨ª los pobres curas piden limosna para los necesitados. Y para el Papa.
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