El desierto devorador

Hasta la fecha, el cine del argentino Lisandro Alonso hab¨ªa recorrido, con severidad unidireccional, una po¨¦tica de la esencialidad que capturaba tiempo, hombre y paisaje, sirvi¨¦ndose de actores no profesionales tratados antes como presencias que como personajes y reduciendo su narrativa a una idea del viaje que era puro desplazamiento f¨ªsico y, se supone, tambi¨¦n trayecto interior. No era un cine de f¨®rmula, si bien pudiera parecerlo en ocasiones, y es de justicia subrayar que, en sus propuestas siempre exigentes y a veces extenuantes, la obra de Alonso manifestaba m¨¢s deseo de exploraci¨®n y cuestionamiento que autocomplacencia. Tras Fantasma (2006), un tercer largometraje que parec¨ªa funcionar como recapitulaci¨®n, pel¨ªcula encrucijada y c¨¢mara de ecos, vino la aparatosa Liverpool (2008), obra que pon¨ªa de manifiesto su deseo secreto de ser un western,pero que parec¨ªa llegar a un desalentador callej¨®n sin salida.

En Jauja, el aparente callej¨®n sin salida se transmuta en fascinante puerta a in¨¦ditas posibilidades. Es la pel¨ªcula de Alonso m¨¢s ambiciosa, compleja y rica hasta la fecha, un acto m¨¢gico que transforma lo unidireccional en multidireccional, que eleva y desborda sin traicionar los planteamientos del cineasta, que aqu¨ª cuenta con una estrella tan generosa como adicta al riesgo (Viggo Mortensen), con el director de fotograf¨ªa de Aki Kaurism?ki ¡ªque inspira su paleta crom¨¢tica en el cine de John Ford y encierra la imagen en formato acad¨¦mico¡ª y con un poeta (Fabi¨¢n Casas) felizmente libre de las servidumbres de la mec¨¢nica de guion. El juego autoconsciente de Fantasma y el western esbozado en Liverpool encuentran aqu¨ª su espacio para crecer, hipnotizar y desafiar al espectador.

Una br¨²jula, un soldado de madera y un perro (o dos) son los fr¨¢giles puntos de referencia que emplea esta pel¨ªcula enigm¨¢tica, radicalmente borgesiana, que, a trav¨¦s de la b¨²squeda de una hija perdida por parte de un militar dan¨¦s destinado a la Patagonia, parte del territorio del western crepuscular ¡ªdonde la conquista civilizadora equivale al sistem¨¢tico ejercicio de la barbarie¡ª para, a trav¨¦s de tiempos permeables y espacios porosos y, tras pasar por una cueva poseedora de tantos bellos misterios como los de una leyenda art¨²rica, desembocar en unas claves po¨¦ticas resistentes a toda domesticaci¨®n racional. Una paradoja sobresaliente: pel¨ªcula ¨²nica y m¨²ltiple.