Daniel Abreu: ¡°Si pensara que soy yo el que baila, no podr¨ªa hacerlo¡±
El core¨®grafo e int¨¦rprete recibe el Nacional de Danza cuando su compa?¨ªa cumple una d¨¦cada. Espera que este reconocimiento les d¨¦ visibilidad para permanecer en el circuito
La primera llamada que hizo Daniel Abreu (La Matanza del Acentejo, Tenerife, 1976) al recibir la noticia de que era el Premio Nacional de Danza fue a D¨¢cil Gonz¨¢lez (Las Palmas, 1976), bailarina e importante apoyo en todo el esfuerzo que conlleva gestionar su compa?¨ªa. Ella, al otro lado del tel¨¦fono, no pod¨ªa dejar de saltar: "?Por fin el reconocimiento!". Era justo que Abreu compartiera el premio desde el primer momento. Defiende que aunque se lo den a ¨¦l ¡ª"por ser due?o de un lenguaje personal y por la creaci¨®n de un universo propio sustentado en un c¨®digo original, innovador y arriesgado¡", como dice la resoluci¨®n del jurado¡ª uno no hace las carreras solo, el premio tambi¨¦n es de sus compa?eros o de quien le ha inspirado alguna vez, "el dinero no", bromea. Y es que los 30.000 euros son muy necesarios para una compa?¨ªa que sobrevive a base de subvenciones. Y para un bailar¨ªn y core¨®grafo que cuando habla de su jornada de trabajo comienza describiendo las horas que pasa delante del ordenador organizando giras, billetes de avi¨®n y dem¨¢s papeleo obligatorio para estar presente en los circuitos de la danza. No puede permitirse pagar a nadie para que lleve estos asuntos, aunque desde hace un tiempo le ayuda Gonz¨¢lez.
M¨¢s all¨¢ de los tediosos y agotadores bailes burocr¨¢ticos, Abreu transmite fuerza, destreza, seguridad en la danza, que es para la que realmente est¨¢ preparado. Se transforma en el escenario. "Me disocio. No pienso que soy yo, si no, no podr¨ªa hacerlo", explica vergonzoso mientras posa para el fot¨®grafo. Constantemente hace referencias a la psicolog¨ªa, profesi¨®n que compagina con el baile. Y no se entiende al Abreu creador y artista sin esta doble personalidad: potencia y confianza sobre el escenario y timidez y mesura cuando baja. "Es un buen director", coinciden D¨¢cil Gonz¨¢lez y Anuska Alonso (Vigo, 1983), dos de las bailarinas que han participado en varias de las 42 coreograf¨ªas que ha creado Abreu en los 10 a?os de existencia de su compa?¨ªa. Ambas coinciden en el "buen ojo" que tiene el core¨®grafo para dirigir a los int¨¦rpretes, a los que estudia y de los que aprovecha hasta el m¨ªnimo gesto para crear. ?l pide propuestas, da pautas, pero luego deja libertad para que sus colaboradores se expresen, siempre que est¨¦n bailando en la energ¨ªa que ¨¦l requiere. "Con Daniel no te puedes acomodar. Te pide algo y no puedes pensar, tienes que ejecutar, defender la propuesta con la misma energ¨ªa que pondr¨ªas en el estreno. Te hace mantenerte siempre atenta, en tensi¨®n", explica Alonso, que ha bailado con ¨¦l en m¨¢s de 10 trabajos, desde su primera creaci¨®n grupal, Ojos de pez, en 2006.
Hay algunos rasgos en la manera de trabajar de Abreu especialmente peculiares, como que el d¨ªa antes de los estrenos no tenga cerradas las coreograf¨ªas. Si una funci¨®n dura aproximadamente una hora, ¨¦l puede tener preparados 20 minutos, el resto lo construye al final. Gonz¨¢lez confirma que a veces no sabe muy bien c¨®mo va a cuadrar todo, pero que nunca pone a los int¨¦rpretes en la tesitura de hacer algo que no est¨¦ de sobra trabajado. Abreu va colocando las piezas. Sostiene que los trabajos est¨¢n en constante evoluci¨®n, de ah¨ª la permanente alerta que exige a los bailarines.
La danza no es ni cerveza, ni ibuprofeno, ni porno, que es lo que pide el p¨²blico Daniel Abreu
"La danza es confianza, un acto de fe", es Abreu quien se expresa as¨ª. Pero lo podr¨ªa hacer cualquiera de sus colaboradores, que se dejan guiar a terrenos y a movimientos que ni ellos pod¨ªan imaginar, llev¨¢ndoles el cuerpo a unas posiciones diferentes a las que est¨¢n habituados. "Me interesa su imaginario, me ense?a otros mundos", alega Gonz¨¢lez. Quiz¨¢ se refiera a ese lenguaje personal por el que han premiado a Abreu. No sabe muy bien a qu¨¦ se refieren con "lenguaje personal", ni ¨¦l mismo lo puede definir. Sus creaciones no tienen un hilo narrativo, trabaja desde la imagen y la energ¨ªa. Pero hay una marca personal en sus trabajos, algo que les hace reconocibles para decir "esto es de Abreu". Explica que a veces le han hablado de la animalidad dentro de su lenguaje. ?l no piensa que recree animales, simplemente realiza y pide movimientos diferentes a los habituales, quiz¨¢ eso sea lo que hace que el espectador los asocie a animales, pero no es algo buscado. Esto lo contradice cuando en uno de los ensayos de Silencio le pide a Alonso que sea "m¨¢s caballo desbocado", quiz¨¢ solo sea una manera de hablar. Tanto Gonz¨¢lez como Alonso repasan sus notas y apuntan durante los ensayos. Alonso hace hincapi¨¦ en la importancia de anotar la palabra exacta que el director dice. Habla de ¨¦l con admiraci¨®n a sus capacidades, a c¨®mo puede estar dentro y fuera de una pieza. Es bailar¨ªn ¡ªpara Abreu bailar es un estado de felicidad¡ª pero a la vez tiene una visi¨®n global de todo lo que pasa en escena, incluido vestuario, iluminaci¨®n, m¨²sica. Tiene todo bajo control.
Abreu se plantea parar, no m¨¢s de un mes. Se reconoce cansado, pero no de bailar, sino de las batallas diarias por mantenerse. "La danza no es ni cerveza, ni ibuprofeno, ni porno", que es lo que en su opini¨®n m¨¢s solicita el p¨²blico. Aun as¨ª sabe que la ¨²nica manera que tiene de seguir luchando por la danza es estar, hacer, trabajar. Espera que el premio por lo menos les d¨¦ visibilidad para seguir en la brecha. Por ahora, celebrar¨¢ en Madrid en la Sala Cuarta Pared los 10 a?os de su compa?¨ªa con dos de sus coreograf¨ªas, Silencio y su emblem¨¢tico solo Perro. Adem¨¢s impartir¨¢ un taller y realizar¨¢ un relato narrado y bailado de su d¨¦cada como creador al que ha invitado a todos los que han trabajado con ¨¦l. Ha titulado esta actividad Acto de fe, justo lo que para ¨¦l es la danza, una forma de religi¨®n, de principio, de manera de vivir.
D¨¦cimo aniversario de la compa?¨ªa de Daniel Abreu.?Sala Cuarta Pared.Ercilla, 17. Madrid. Del 17 al 20 de diciembre.
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