Robert Wyatt se jubila con un recopilatorio y una biograf¨ªa
El artista deja el negocio con 69 a?os. Tras su accidente en 1973, se dedic¨® a cantar
Al tel¨¦fono, Robert Wyatt (Bristol, 1945) suena risue?o: ¡°Ning¨²n drama, ya he superado el sentimiento de culpabilidad. He parado porque trabajar cada vez me cuesta m¨¢s. Tambi¨¦n le deb¨ªa un descanso a Alfie [su esposa, Alfreda Berge]¡±. Ya saben que, a partir de su accidente en 1973, Wyatt necesita silla de ruedas para desplazarse; dej¨® la bater¨ªa, su instrumento en Soft Machine y Matching Mole, y desarroll¨® su potencial como cantante y compositor.
Ahora, con la salida de su recopilatorio Different every time (PIAS) y una biograf¨ªa del mismo t¨ªtulo, puede contemplar su medio siglo de m¨²sica y sentirse ¡°razonablemente satisfecho¡±. Wyatt tiene una obra polim¨®rfica, marcada por su cultura jazz¨ªstica y la ductilidad de su voz: ¡°Nunca estuve a la altura de mis h¨¦roes, pero tampoco intent¨¦ copiarlos. Lo he logrado gracias a la amabilidad de extra?os y de amigos¡±.
La industria te pide discos regularmente y eso llega a resultar agonizante Robert Wyatt
Todav¨ªa recuerda como experiencias transformadoras sus estancias en Dei¨¤ (Islas Baleares) a principios de los sesenta, en la casa de Robert Graves: ¡°Mis padres le conoc¨ªan y, como yo ten¨ªa problemas en el colegio, pensaron que Robert podr¨ªa enderezarme. En realidad, me confirm¨® las ventajas de la vida bohemia. ?Y le gustaba el jazz! Me ense?¨® su colecci¨®n de objetos religiosos de todo el mundo, mientras me explicaba la funci¨®n social de todas esas creencias¡±.
Muchos a?os despu¨¦s, hasta pens¨® en instalarse en Espa?a. Conserva su pasi¨®n por La Ni?a de los Peines y Manolo Caracol: ¡°En La Ni?a veo similitudes con Bessie Smith; Manolo no hac¨ªa flamenco puro pero me gustan esas orquestas como de nightclub¡±. Ha cantado en castellano y lamenta no dominar m¨¢s el idioma: ¡°Escuchaba mucho Radio Habana Cuba. Me gustaba todo: la visi¨®n pol¨ªtica, la m¨²sica, ?hasta los discursos de Fidel! Eran tit¨¢nicos, como los solos de John Coltrane¡±.
Cinco imprescindibles
The Soft Machine: Volume two (1969). El underground m¨¢s l¨²dico; canta en castellano el tema Dada was here.
Matching Mole (1972). Genuino sonido Canterbury pero incluye una de sus canciones m¨¢s felices, O Caroline.
Robert Wyatt: Rock bottom (1974) La definici¨®n de su audaz lenguaje musical, tras el accidente.
Robert Wyatt: Nothing can stop us now (1982). Exquisitas versiones de Chic, Carlos Puebla o Violeta Parra.
Robert Wyatt: Cuckooland (2003). Sus ilustres amigos brillan en esta exploraci¨®n del jazz a lo Wyatt.
Eran otros tiempos, suspira: ¡°Ten¨ªa paciencia para explorar la onda corta. Ahora, veo los programas de Russia Today: todav¨ªa necesito escuchar la voz de nuestro supuesto enemigo¡±. Antiguo miembro del Partido Comunista, all¨ª nunca le consideraron un ¡°intelectual org¨¢nico¡±, seg¨²n el modelo de Gramsci: ¡°Imagino que me ve¨ªan como alguien estrafalario¡±.
Pero era simplemente la v¨ªctima de una ca¨ªda desde un cuarto piso. Aparte, al salir del hospital, se encontr¨® arruinado. Ah¨ª le ayud¨® Nick Mason, baterista de Pink Floyd. El grupo dio un concierto ben¨¦fico que recaud¨® ¡°10.000 libras, la diferencia entre ser desahuciados y poder organizarnos una nueva vida¡±. Manson tambi¨¦n le produjo discos; su I¡¯m a believer, una depuraci¨®n del tema de los Monkees, entr¨® en las listas.
Comprendi¨® entonces que las cosas no le iban a ser sencillas: convocado para aparecer en Top of the Pops, los hombres de la BBC insistieron en disimular que el cantante estaba paralizado de la cintura para abajo. Un inciso: como compa?ero de escenarios de Syd Barrett ?puede entender que alguien tan creativo abandone la m¨²sica? ¡°S¨ª, la industria te pide discos regularmente y eso llega a resultar agonizante. Igual que una mujer da a luz y luego prefiere no tener m¨¢s hijos, Syd rechaz¨® seguir en la rueda¡±.
Como solista, Robert Wyatt fue artista de Virgin. ¡°Richard Branson se port¨® bien inicialmente. Pero, tras fichar a los Sex Pistols, repudi¨® a los artistas que le record¨¢bamos sus inicios hippies. Las liquidaciones eran miserables y, en los ochenta, tuvimos que vivir de los encargos y royalties que nos llegaban de Europa¡±.
Le salvaron sellos independientes como Rough Trade, Hannibal o Domino, m¨¢s el patrocinio de admiradores del tipo Elvis Costello o Paul Weller. ¡°Son buena gente¡±, explica, ¡°compartimos la pasi¨®n por la m¨²sica negra y el sentido de la justicia. Aparte de eso, les odio: tienen estilo hasta para vestirse (risas)¡±.
Babelia
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