Ignacio Vidal-Folch: ¡°La democracia ha envejecido¡±
El escritor revisita a seres an¨®nimos que conoci¨® en las revoluciones del Este y retrata el derrumbe de su ilusi¨®n. La ¨²nica tabla de salvaci¨®n: la cultura
?Qui¨¦n puede resistir una mirada 25 a?os despu¨¦s? ?Acaso alguien puede salir indemne?
Son las preguntas que abren las fauces sobre el lector de este retrato de un pu?ado de personajes que se emocionaron con la revoluci¨®n anticomunista de Europa del Este de 1989, que la temieron, la desearon, la abrazaron, y que luego se adaptaron con m¨¢s o menos achaques a un mundo incierto donde, m¨¢s all¨¢ de la democracia formal, nada fue f¨¢cil. Secretarias que ocultaban doble vida, delincuentes que se hicieron empresarios o amores fulgurantes que resultaron vulgares. Ignacio Vidal-Folch (Barcelona, 1956) ha intentado cerrar su propia herida tapando (o destapando) los boquetes de esas vidas en Pronto seremos felices (Destino), uno de esos libros que ayudan a entender el mundo. El pasado y el presente.
¡ª?Ninguna biograf¨ªa resiste el paso del tiempo? ?Nadie se salva?
¡ªPara m¨ª es un libro optimista, tal vez porque tengo la alegr¨ªa de haber contado esa historia, por ejemplo, la de Camila, una chivata, una historia que nunca se hab¨ªa contado de esta forma comprensiva, incluso celebratoria. Es verdad que tengo un tono vital un poco pesimista, mi formaci¨®n pasa mucho por Cioran y por nihilistas de todo tipo, mis fil¨®sofos preferidos son Schopenhauer y Nietzsche y por tanto tengo una idea un poco pesimista sobre la naturaleza humana. Y sin embargo a m¨ª me parec¨ªa un libro feliz. En la primera versi¨®n, el libro acababa muy mal, y me dije: arr¨¦glalo.
¡ª?Y la arregl¨® suicid¨¢ndola?
Vidal-Folch r¨ªe en su apartamento en Barcelona. Ha pasado mucho tiempo desde que este periodista cultural se convirti¨® por casualidad, entre tiros, sangre y cascotes, en reportero de un conflicto que derrumb¨® reg¨ªmenes comunistas en Rumania, Checoslovaquia, Polonia y Bulgaria. ¡°Camila representa a esas generaciones barridas por la historia como pasa a veces, tambi¨¦n ahora con mi generaci¨®n en Espa?a, solo que ah¨ª se produjo de forma salvaje e implacable. Aqu¨ª hay generaciones que est¨¢n siendo arrumbadas por una revoluci¨®n tecnol¨®gica, econ¨®mica y un cambio de valores que deja fuera a estamentos enteros de la sociedad. De repente ya no sirven para nada¡±.
?¡ª?Qu¨¦ quer¨ªa contar? ?La decepci¨®n? ?La fe, la ilusi¨®n por ese primer momento y luego el descreimiento, la decepci¨®n?
¡ªEse es el proceso de la vida, que va del entusiasmo a la decepci¨®n, y luego se supone que la cultura, la inteligencia y toda clase de muletas sirven para evitar que esa decepci¨®n sea trist¨ªsima, pero para m¨ª era una herida abierta que yo no dejaba cerrar
¡ª?Una herida personal, suya?
¡ªM¨ªa, s¨ª, que no hab¨ªa dejado cerrar, que he estado rascando. Fue una experiencia tan tremenda en general, y para m¨ª tambi¨¦n.
¡ª?Por qu¨¦?
¡ªPorque yo era un periodista de cultura, siempre he estado en esa ¨¢rea, primero en ABC y luego en La Vanguardia, y casi casualmente acab¨¦ de corresponsal. Pero tan azarosamente que no sab¨ªa mucho, tuve que aprenderlo todo sobre la marcha, fue un aprendizaje salvaje. Por mi formaci¨®n ten¨ªa una simpat¨ªa con los agregados culturales pero¡
¡ªEran esp¨ªas.
¡ªEran esp¨ªas, s¨ª esto era muy divertido. Me di cuenta de que los agregados culturales no ten¨ªan ni idea de cultura, les preguntabas y desviaban el tema. Al final llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que era la Guardia Civil.
¡ª?Se dio cuenta de que le hac¨ªan m¨¢s preguntas que usted a ellos?
¡ªS¨ª, eran muy simp¨¢ticos todos, tambi¨¦n en seguida se dieron cuenta de que tampoco yo sab¨ªa gran cosa de pol¨ªtica.
¡ªUsted era un falso periodista de internacional y ellos eran falsos agregados culturales.
¡ªExacto.
El escritor rememora c¨®mo entr¨® accidentadamente en Rumania con otros periodistas, c¨®mo se arrastraba en el suelo hotel con la luz apagada mientras otros se acodaban fumando con tranquilidad en el balc¨®n del hotel para contemplar los tiroteos y c¨®mo se enganch¨® a un territorio en el que solo aspiraba a situarse con comodidad a escribir una novela. "Pas¨® lo contrario, en lugar de tranquilidad empezaron a pasar cosas de cuya importancia yo mismo no me daba cuenta". De ah¨ª la herida. "Es una herida porque dices: es algo que tengo que cerrar, tengo que comprender, tengo que saber, todo ha sido azaroso y un poco casual pero me gustar¨ªa darle forma y saber qu¨¦ significa todo esto. Para eso est¨¢ el discurso, la narraci¨®n, para que nos creamos que nuestra experiencia vital tiene una direcci¨®n, un sentido, un relato, con su causa, nudo, desenlace y justificaci¨®n, cuando en realidad muchas veces es puro azar. Es un mundo un poco... no oscuro ni remoto, pero un poco distante. Exc¨¦ntrico es la palabra. Al escribir est¨¢s disfrutando con ello, recre¨¢ndolo".
¡ªTodo lo que cuenta es realidad? ?O hay ficci¨®n?
¡ªEs una construcci¨®n un poco extra?a con ficci¨®n y realidad. Hay unos recursos ret¨®ricos para que el lector, sin salir del encantamiento del relato, sepa que estoy hablando de un caso real. Hay cierta invenci¨®n, s¨ª.
¡ª?Para rellenar huecos?
¡ªM¨¢s bien para cumplir el deseo. La realidad para m¨ª es una proyecci¨®n del deseo que se funda en los hechos. Pero ¨¦stos no alcanzan a todo y entonces viene la ficci¨®n, la imaginaci¨®n, la fantas¨ªa y todas las herramientas del deseo para completar la historia.
?La generaci¨®n perdida de esa Europa que se ilusion¨® con la democracia se enfrent¨® pronto a lo que Vidal-Folch llama ¡°el gran robo del siglo¡±.
¡ª?Se decepcionaron de la democracia? ?Cree que fracas¨® el experimento?
¡ªHa fracasado un poco en todas partes, ahora todo envejece, como los discursos tan bonitos de Churchill de que la democracia es el peor de los sistemas, exceptuando todos los dem¨¢s.Todo eso fue brillante y sirvi¨® como argamasa para enfrentarse a los totalitarismos en el momento en que la gente no sab¨ªa c¨®mo hacerlo. Pero han pasado d¨¦cadas y, como todo, envejece. Lo vemos ahora. Cuando alguien te habla de democracia y libertad casi te echas la mano a la cartera, a ver d¨®nde te van a robar. Y ellos lo han aprendido en 25 a?os, se han encontrado con el gran robo del siglo.
¡ª?Aqu¨ª tambi¨¦n ha fracasado?
¡ªEs obvio. Las promesas que nos hicieron no se han cumplido. Y no solo eso. Es que estamos debatiendo sobre cosas que no tienen nada que ver con lo que nos importa. Se habla de grandes conceptos, bellas palabras como libertad, democracia, votar, cuando lo que est¨¢ pasando es una revoluci¨®n tecnol¨®gica como no se ha visto en 70 a?os. Y no veo a Podemos, ni a los comunistas ni a los socialdem¨®cratas pensando en ello, sino en L¡¯estaca. No. H¨¢blame del se?or Gates, de por qu¨¦ se muere Steve Jobs y le encienden velas como si fuera un benefactor, cuando ha destrozado las estructuras sociales. Me parece estupendo y demuestra una inteligencia tremenda pero habr¨¢ que regularlo.
¡ª?Qu¨¦ nos puede ilusionar como sociedad de aqu¨ª al futuro? ?Cu¨¢l es la siguiente bandera?
¡ªEstamos en una ¨¦poca de transici¨®n, algo tendr¨¢ que salir, algo tendr¨¢ que organizarse, una reformulaci¨®n de la contestaci¨®n al orden establecido. No s¨¦ lo que es. Yo solo he escrito esta novela.
¡ªHabla en su libro de que el conocimiento aumenta el tama?o de la jaula. ?Acaso es mejor una jaula m¨¢s grande?
¡ªEso viene de Nabokov, que contaba que un gorila al que hab¨ªan atribuido una inteligencia total y le hab¨ªan dado unos folios de colores para que pintara, pint¨® los barrotes de la jaula. Tal vez nos hacemos adultos para escapar de nuestra familia, nuestro colegio y luego montamos nuestras familias y nuestros colegios. Pero el arte y la literatura consiste en eso, en intentar escapar de esas redes agobiantes.Tal vez a trav¨¦s del lenguaje, la poes¨ªa, la creaci¨®n, podemos ir un poco m¨¢s lejos de la jaula.
¡ª?Y el paso del tiempo, que es medular en su libro? ?Nos hace m¨¢s sabios o m¨¢s miserables?
¡ªNos hace m¨¢s sabios y m¨¢s libres, pero si esa libertad la hubi¨¦ramos tenido antes de que pasara el tiempo, habr¨ªa sido mejor. Si lo que s¨¦ lo hubiera sabido hace 25 a?os... Borges dec¨ªa del momento anterior a la muerte: ¡°Pronto sabr¨¦ qui¨¦n soy¡±. Yo creo que se puede saber un poco antes, tal vez a los 60 o 70 empieces a saber qui¨¦n eres t¨² y qui¨¦nes son los dem¨¢s. A la naturaleza le gusta ocultarse, no ense?a nada de buenas a primeras, tienes que estar cultivando mucho para que revele algo.
Cuando se acaba el libro y la entrevista y la pregunta cierra al fin las fauces a cent¨ªmetros del lector, a¨²n quedar¨¢ la duda: ?Acaso alguien puede quedar indemne?
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