Disidente despistado
Heberto public¨® los poemas de 'Fuera de juego' y su condena fue cuidadosamente preparada con efecto retardado
Durante su tiempo de funcionario cubano en Mosc¨², a mediados de los 60, Heberto Padilla (1932-2000) se hizo amigo de Eugenio Evtuchenko, se interes¨® en los disidentes sovi¨¦ticos y so?¨® con encabezar una disidencia cubana. Crey¨® que pod¨ªa ocupar ese lugar sin demasiado riesgo, protegido por su prestigio de poeta traducido a lenguas extranjeras, pero no comprendi¨® la magnitud de la crisis interna de Cuba en los d¨ªas de su regreso, la del viraje prosovi¨¦tico de la revoluci¨®n y la del fracaso de la zafra de los 10 millones de toneladas de az¨²car. La URSS hab¨ªa iniciado un camino irreversible de regreso, que desembocar¨ªa en la perestroika, pero el castrismo segu¨ªa el camino inverso: se alineaba con el campo socialista, aplaud¨ªa la invasi¨®n de Checoslovaquia por los rusos, endurec¨ªa la vigilancia interna en todos los terrenos.
Los comienzos hab¨ªan sido los de la espontaneidad y las vanguardias est¨¦ticas, los de Lunes de Revoluci¨®n y la revista Pensamiento cr¨ªtico. Pero hab¨ªa que escuchar el lenguaje oficial con atenci¨®n, sin ilusiones. Dentro de la revoluci¨®n, todo, hab¨ªa declarado Fidel Castro: Fuera de la revoluci¨®n, nada. Heberto public¨® los poemas de Fuera de juego, cuyo t¨ªtulo era una evidente provocaci¨®n, obtuvo un premio de doble filo, gracias a los votos extranjeros del jurado, y su condena fue cuidadosamente preparada con efecto retardado.
Despu¨¦s crey¨® que mi llegada a La Habana como representante diplom¨¢tico del gobierno de Salvador Allende, con la misi¨®n breve de reabrir la embajada de Chile, podr¨ªa ayudarlo, y sucedi¨® exactamente lo contrario. Heberto me dijo demasiadas cosas, con informaci¨®n detallada, con humor negro, con exclamaciones provocativas, y eso sirvi¨® para reforzar las acusaciones en contra suya. Me visit¨® un viernes en la tarde, en v¨ªsperas de mi salida de Cuba, en compa?¨ªa de Saverio Tutino, corresponsal de L¡¯Unit¨¢ de Roma, y de Norberto Fuentes, que ya hac¨ªa m¨¦ritos discretos, m¨¢s bien solapados, para que lo expulsaran de la isla. Heberto fue detenido esa misma noche, al regresar a su departamento, junto con su mujer, la poeta Belkis Cuza. El t¨ªtulo suyo hab¨ªa sido un anuncio. El m¨ªo, Persona non grata, no fue una declaraci¨®n formal, como pensaron algunos, sino una comprobaci¨®n desencantada y una met¨¢fora.
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