Beckett: m¨¢s que un autor, una regi¨®n
Naci¨® en Irlanda pero adopt¨® el franc¨¦s como su lengua literaria
Hay muchos Beckett en Beckett, por eso casi mejor hablar de una regi¨®n. Porque ah¨ª dentro caben todos: los extra?os y un poco petulantes, los perdidos y desamparados, los animosos, los provocadores, los que hacen todo lo posible por resultar sensatos y previsores, los que pasan angustias y los que est¨¢n radiantes. ¡°Pero prefer¨ªa atenerme a mi simple creencia, la que me dec¨ªa, Molloy, tu regi¨®n es muy extensa, nunca has salido de ella y nunca saldr¨¢s¡±, dice uno de sus personajes. Y en uno de sus textos breves, Sin,da una idea del lugar donde est¨¢, su sitio, el mundo: ¡°Gris ceniza alrededor tierra cielo confundidos lejan¨ªa sin fin¡±. Las precisiones podr¨ªan ser a¨²n mayores, pero tampoco importa tanto. ?sa es la regi¨®n de Beckett.
Naci¨® en Dubl¨ªn el 13 de abril de 1906, el segundo hijo de una pareja acomodada. Fue de joven un magn¨ªfico deportista: rugby, boxeo y, sobre todo, cr¨ªquet; nadaba muy bien, jugaba al tenis y al golf, tuvo una moto. Estudi¨® filolog¨ªa moderna y obtuvo, al terminar, una plaza para ense?ar ingl¨¦s en la ?cole Normale Sup¨¦rieure, Par¨ªs. Lleg¨® en 1928 y se instalar¨ªa definitivamente all¨ª a partir de 1937, adoptando el franc¨¦s como su lengua literaria. Conoci¨® a James Joyce, del que terminar¨ªa siendo un gran amigo y con el que rompi¨® cuando no correspondi¨® a los amores de su hija Lucia. En 1938 un proxeneta lo apu?al¨® y pudo haber muerto. El episodio le permiti¨® conocer a Suzanne Deschevaux-Dumesnil, seis a?os mayor que ¨¦l, la mujer m¨¢s importante de su vida. Hubo otras, como la millonaria Peggy Guggenheim o Barbara Bray, traductora y editora de la BBC, a la que conoci¨® a finales de los cincuenta.
Beckett fue un tipo complicado. Le gustaba mucho caminar, y se pasaba el tiempo quej¨¢ndose de las m¨¢s diferentes dolencias. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo en la Resistencia y luego, entre 1946 y 1950, escribi¨® algunas de sus mayores obras: Mercier et Camier, Eleutheria, su gran trilog¨ªa (Molloy, Malone muere y El innombrable) y Esperando a Godot. En 1969, mientras viajaba con Suzanne por T¨²nez, supo que le hab¨ªan concedido el Premio Nobel de Literatura, as¨ª que se encerr¨® en un monasterio y desconect¨® el tel¨¦fono. La Academia se lo concedi¨® ¡°por su escritura, que, renovando las formas de la novela y el drama, adquiere su grandeza a partir de la indigencia moral del hombre moderno¡±. Muri¨® en Par¨ªs, el 22 de diciembre de 1989.
De su obra se ha dicho que tiene un aire filos¨®fico, y se le ha etiquetado como un cabal representante del teatro del absurdo. Pero todo eso es seguramente irrelevante. Importa m¨¢s coger sus libros y entrar en su regi¨®n. Y leer, por ejemplo: ¡°Los patos puede que sean lo peor, verse de pronto pataleando y tropezando en medio de los patos, o de las gallinas, cualquier clase de vol¨¢til, hay pocas cosas peores¡±. He ah¨ª Samuel Beckett.
Babelia
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