Billie Whitelaw, musa de Beckett
Su papel m¨¢s popular fue el de ni?era mal¨¦fica en ¡®La profec¨ªa¡¯
Extra?as coincidencias: Billie Whitelaw, la actriz favorita de Samuel Beckett, trabaj¨® con ¨¦l a lo largo de 25 a?os y falleci¨® el pasado domingo, la v¨ªspera del veinticinco aniversario de su muerte. La int¨¦rprete brit¨¢nica, de 82 a?os, viv¨ªa en Denville Hall, una residencia para actores fundada y financiada por Richard Attenborough, en el barrio londinense de Hampstead. Comenz¨® su carrera a los 11 a?os, en programas de radio. A los 14 entr¨® en la compa?¨ªa de Joan Littlewood, el Theatre Workshop. Estudi¨® en la RADA y debut¨® en el cine en 1954, con un peque?o papel en El tigre dormido, de Joseph Losey. De 1964 a 1966 form¨® parte de la compa?¨ªa del National Theatre, dirigida por Laurence Olivier, y fue Desd¨¦mona a su lado en el Otelo del Festival de Chichester.
En 1964 conoci¨® a Beckett. El flechazo se produjo durante el estreno de Play en el Old Vic. ¡°Es la int¨¦rprete perfecta¡±, dijo el dramaturgo. Quienes trabajaron con ella la describen as¨ª: disciplinada como una atleta, sensual, con una voz oscura y un toque inquietante, y, siempre, con una intensidad el¨¦ctrica. Beckett la dirig¨ªa l¨ªnea a l¨ªnea, coma a coma, gesto a gesto. Para ella escribi¨® Not I, estrenada en el Royal Court en 1973: un mon¨®logo en el que solo se ve¨ªa su boca, rodeada de completa oscuridad. Los ensayos fueron dur¨ªsimos y roz¨® el colapso nervioso. Cuando Beckett supo que aquellos d¨ªas el hijo de la actriz hab¨ªa sufrido un ataque de meningitis y ella se lo hab¨ªa ocultado para no preocuparle, se deshizo en excusas y su admiraci¨®n se centuplic¨®.
El dramaturgo irland¨¦s
Juntos hicieron Eh Joe, Footfalls, Rockaby y, sobre todo, una memorable puesta en escena de Happy Days, de nuevo en el Court, en 1979, la ¨²ltima direcci¨®n de Beckett: en ella, el personaje de Winnie alcanz¨® un atractivo y una sorna como nunca hasta entonces. Billie Whitelaw sinti¨® la muerte del escritor ¡°como una amputaci¨®n¡± y en su honor se dedic¨® durante a?os a dar conferencias sobre su obra dram¨¢tica. ¡°Me sent¨ªa como arcilla en sus manos. Fue un trabajo agotador pero absolutamente apasionante¡±, dijo.
La cr¨ªtica volvi¨® a aplaudirla en dos grandes trabajos consecutivos ¡ªPassion Play (1981), de Peter Nichols, y Tales from Hollywood (1983), de Christopher Hampton¡ª, pero sus noches de teatro estaban contadas.
Se despidi¨® de la escena en 1987 con ?Qui¨¦n teme a Virginia Woolf?, de Edward Albee, que protagoniz¨® con Patrick Stewart en el Young Vic: en su autobiograf¨ªa, Billie Whitelaw¡ Who He?, cuenta c¨®mo perdi¨® el impulso actoral por fatiga, desinter¨¦s¡ y tambi¨¦n p¨¢nico esc¨¦nico. ¡°No me asusta la muerte¡±, escribi¨®: ¡°Me asustaba mucho m¨¢s el momento en el que sub¨ªa el tel¨®n¡±.
Desde los primeros sesenta hab¨ªa sido una presencia regular en el cine y la televisi¨®n brit¨¢nicos. Hizo su primer papel protagonista junto a Albert Finney en Charlie Bubbles (1967), que no se estren¨® en Espa?a; volver¨ªan a coincidir en Detective sin licencia (1971). A comienzos de la d¨¦cada de los setenta trabaj¨® con Mastroianni en Leo el ¨²ltimo (1970), fue Mar¨ªa Antonieta en Empiecen la revoluci¨®n sin m¨ª (1971), con Gene Wilder y Donald Shuterland, y rod¨® Frenes¨ª (1972) con Hitchcock, al que pill¨® tarde: cuadraba a la perfecci¨®n en su ensue?o de rubias glaciales y ardientes. Quiz¨¢s su papel m¨¢s popular fue el de la mal¨¦fica ni?era de Damien en La profec¨ªa (1976), que le vali¨® el premio a la mejor actriz del Evening Standard. Permaneci¨® activa en la peque?a y gran pantalla casi hasta el final. Recuerdo su excelente trabajo en Los Kray (1990), como la posesiva madre de la pareja de g¨¢nsteres de Whitechapel, y su postrera aparici¨®n en Arma fatal (2007), una comedia de Simon Pegg y Edgar Wright, los creadores de Shaun of the Dead, que rod¨® porque su hijo era un fan absoluto de la pel¨ªcula. Estuvo casada dos veces: con el actor Peter Vaughan, que muri¨® en 1966, y con el escritor y cr¨ªtico teatral Robert Muller, fallecido en 1998.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.