¡°Una idea que nos lleve a destruir no vale la pena¡±
La actriz madrile?a r¨ªe para contrarrestar los dramas que sube al escenario
?C¨®mo se siente representando en ¡®El testamento de Mar¨ªa¡¯ (del escritor irland¨¦s Colm T¨®ib¨ªn) ese sufrimiento? Nunca me lo plante¨¦ como la madre de Cristo, sino como mujer, como madre. No tengo hijos, pero s¨ª vi el sufrimiento de mi abuela por sus nietos o por su hija. Esa fortaleza para aguantar con un dolor tan grande. Mar¨ªa es un personaje mucho m¨¢s cercano que si la hubiera entendido como la madre de Dios. Es un dolor com¨²n.
Es que es una madre... Absolutamente. Su hijo tiene derecho a hacer lo que quiere, pero no sabe cu¨¢nto da?o est¨¢ haci¨¦ndole a esa mujer. M¨¢s all¨¢ de que lo que diga, llega tanto porque es la madre de todas las madres, lo que dice es muy reconocible; hablar¨ªa con ella para contarle mis penas.
?Qu¨¦ le dir¨ªa? Todos tenemos algo que debimos hacer o que creemos que debimos hacer y no hicimos. Ella tiene esa culpa enorme, pero al fin puede sacarlo a la luz y morirse tranquila. Le dir¨ªa que no se angustiara, que hacemos las cosas porque toca hacerlas y que luego no te puedes arrepentir.
Uno no se hubiera imaginado a Mar¨ªa cabreada. Y con todo el derecho. Tiene rabia, no entiende qu¨¦ pas¨®. Tiene esa pregunta: ¡°?Qu¨¦ hice mal para que mi hijo saliera as¨ª?¡±. Es una rabia que arrastra con ella y contra el resto porque ve que la gente sigue inventando una historia que no es cierta, y que lo que pas¨® no se va a contar nunca.
A Mar¨ªa le dir¨ªa que no se angustie: que hacemos las cosas porque toca y no te puedes arrepentir¡±
Ella considera fan¨¢ticos a los que se llevaron a su hijo a salvar el mundo. Los llama fan¨¢ticos, hist¨¦ricos, excitados, inadaptados y dice que ninguno de ellos es normal; algo muy de madre tambi¨¦n, porque a las madres todos los amigos de los hijos les parecen raros y malos. Si lo analizas es a la vez muy bonito, tiene cierta ternura.
Le caen mal los amigos de su hijo. Llevamos 2000 a?os oyendo la historia de Cristo, pero cuando a ella le ocurre esa historia es cierto que los amigos de Jes¨²s no son m¨¢s que una panda de descerebrados que proclaman una religi¨®n monote¨ªsta y que el hijo de Mar¨ªa dice que es el hijo de Dios. Es como para pensar que est¨¢n completamente locos y que no van a llegar a ning¨²n lado. Me parece l¨®gico que la madre no les crea.
?Qu¨¦ reflexi¨®n le produce esa denuncia del fanatismo? La entiendo perfectamente. Dice al final de la obra: ¡°No vali¨® la pena¡±. Creo que cualquier religi¨®n, cualquier idea que nos lleve a destruir (los fanatismos, en el fondo, plantean una destrucci¨®n) nunca merece la pena; nada es tan importante como para poner en riesgo tu vida y la de los dem¨¢s. Me parece peligroso porque dejas de tener en cuenta el valor de la vida. No entiendo que nadie se llene de explosivos y vuele un mercado. Ninguna idea puede justificarlo.
Tiene que interpretar el grito de Mar¨ªa. En silencio. Es un grito real. Existe desde el m¨¢s profundo dolor. Se mezcla con la rabia, la impotencia, la ira. Si ella pudiera, en ese momento lo destruir¨ªa todo. Teatralmente es muy importante que no se produzca el grito, que cada uno lo escuche en su mente o en su coraz¨®n. Es el grito que una mujer dar¨ªa desde el centro de su coraz¨®n ante la muerte del hijo.
Ella ironiza: si vino a salvar al mundo, no vali¨® la pena¡ Yo me pregunto lo mismo hoy: ?El cristianismo ha hecho un mundo mejor? Si realmente muri¨® para que el mundo fuera mejor, tiene raz¨®n: creo que no ha construido un mundo mejor, no ha salvado al mundo.
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