Los b¨¢rbaros del ritmo
Entre los aficionados al g¨¦nero, suele haber coincidencia en considerar a los Canarios como la m¨¢s poderosa banda de soul que hubo en Espa?a durante los a?os sesenta. Pero, atenci¨®n, no es esa su faceta m¨¢s reconocida internacionalmente.
Hay detr¨¢s una historia pasmosa que nunca ha sido convenientemente explicada. Confluyen vectores como la extrema impopularidad de su fact¨®tum, Teddy Bautista; una mara?a contractual que impidi¨® reeditar sus mejores discos hasta 2011; su car¨¢cter at¨ªpico entre los ¡°conjuntos¡± espa?oles, por su origen perif¨¦rico y su vida aventurera.
Reconocidos aqu¨ª como banda de soul, los Canarios son apreciados fuera por su prog rock
Ahora sale un libro minucioso, Get on your knees: Siguiendo la pista de Canarios, firmado por Alejandro Ramos. Se edita en una modesta colecci¨®n tinerfe?a, Los 80 Pasan Factura. Recalco ese detalle para que nadie piense que estamos ante una publicaci¨®n institucional o subvencionada. Se trata de una labor de amor, con abundantes fotos y mucho orgullo regional.
Y no es para menos. En cuatro a?os, estos m¨²sicos realizan un aprendizaje acelerado ¨Cen un pa¨ªs donde inicialmente ni se pueden encontrar guitarras el¨¦ctricas- y se profesionalizan hasta el punto de que terminan trabajando en Estados Unidos durante nueve meses.
Se benefician de una serie de carambolas que nadie hubiera aceptado en una novela o un gui¨®n cinematogr¨¢fico. Superan una desoladora falta de profesionalidad en la industria, aqu¨ª y all¨ª: graban en Barcelona ¨Ccomo Los ?dolos- y en Nueva York ¨CThe Canaries- con resultados penosos.
?Y tal vez hubiera terminado as¨ª, otra promesa frustrada, de no entrar en acci¨®n Alain Milhaud, productor franc¨¦s instalado en Espa?a. Milhaud hab¨ªa orquestado el ¨¦xito global de Los Bravos con?Black is black, y quer¨ªa repetir con Pop-Tops y Canarios.
Pragm¨¢tico, Milhaud prescind¨ªa de las bandas: llevaba a los cantantes a Londres, donde se grababan las bases instrumentales, con arreglos de Jean Bouchety. De esa manera se materializan barbaridades como?Peppermint frapp¨¦ o el inmortal Get on your knees; esta ¨²ltima sale en varios pa¨ªses pero solo arrasa en Espa?a.
As¨ª que Milhaud no se arriesga con Canarios: se centra en lanzar singles, desechando la posibilidad de hacer elep¨¦s con material original. Es m¨¢s, desperdiga las canciones que publican -de 1967 a 1969- entre unos recopilatorios titulados Lo mejor del Clan.
Otro milagro es la supervivencia del grupo tras los 18 meses de servicio militar de Teddy, Tato Luzardo y Germ¨¢n P¨¦rez. Soluci¨®n: se crean unos Canarios Bis, con Pedro Ruy Blas como vocalista y otros m¨²sicos de reemplazo.
El primer elep¨¦, Lib¨¦rate, no sale hasta 1970 y es un disco incierto, marcado por el ascenso de las bandas de metales tipo Blood Sweat & Tears. En YouTube se encuentran grabaciones de TVE donde se les ve improvisando en directo, intercambi¨¢ndose los instrumentos y otras audacias, con Teddy enfundado en un traje de cuero que parece sacado del vestuario de Johnny Halliday.
Y habr¨¢ m¨¢s extravagancias. El siguiente ¨¢lbum, Canarios vivos!!!! (1972) est¨¢ dominado por versiones de Rolling Stones o Beatles. Una decisi¨®n inexplicable en tiempos donde prima la expresi¨®n personal. En la segunda mitad de los sesenta, Teddy parec¨ªa ser uno de los pocos m¨²sicos espa?oles con valores contraculturales, incluso pel¨ªn mesi¨¢nicos, sugeridos en las letras (en ingl¨¦s) y en algunos comentarios (en espa?ol) en contraportadas.
Todav¨ªa falta el remate: ya con otra formaci¨®n, se publica Ciclos en 1974, obra electr¨®nico-coral desarrollada a partir de Las cuatro estaciones, de Vivaldi. Un doble disco que al menos ha sido reconocido a posteriori por los adictos al rock progresivo. El libro de Alejandro Ramos termina con las apabullantes presentaciones de Ciclos, en lo que es efectivamente el fin del grupo. En el lector, domina la sensaci¨®n de que queda mucho por contar: lo que pasaba por la cabeza de aquel iluminado cuando abandonaba alturas tan embriagadoras para dedicarse al teatro musical y las labores de producci¨®n. Ah, por aquel entonces, fuera del negocio, nadie sab¨ªa qu¨¦ cosa era la SGAE.
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