Toda la tensi¨®n de un disparo
Jim Mickle adapta con un reparto sensacional la novela ¡®Fr¨ªo en Julio¡¯ de Lansdale Son cuatro pel¨ªculas en una, del ¡®thriller¡¯ al ajuste de cuentas
Noche. Silencio. De repente, un ruido rompe el pl¨¢cido sue?o de una pareja estadounidense. Procede de la planta inferior. ¡°Richard, creo que he o¨ªdo algo¡±, susurra ella asustada. ¡°Qu¨¦date aqu¨ª¡±, responde ¨¦l. Con sus manos temblorosas, el anodino Richard Dane coge la pistola, el coraje y se mete en la oscuridad del pasillo. Baja cautelosamente las escaleras. En efecto, hay una luz de linterna. Y un hombre con la cara cubierta que dif¨ªcilmente sea otra cosa que un ladr¨®n. Richard levanta el arma, para amenazarle y quiz¨¢s sentirse m¨¢s seguro. Pero apretar el gatillo es cosa de un instante. ?Bang!, y su vida ha cambiado para siempre. Empieza el tormento de Fr¨ªo en Julio, thriller indie del director estadounidense Jim Mickle (Pottstown, 1979).
¡°Hay una parte de nosotros que piensa: ¡®?Yo podr¨ªa hacer eso?¡¯. El filme est¨¢ contando desde la perspectiva de un tipo normal y es una exploraci¨®n de qu¨¦ pasar¨ªa si algo horrible ocurriera en tu vida y se abriera otro camino ante ti¡±, relata el cineasta. Tras tres largos de zombis, vampiros y terror, Mickle se ha medido a un nuevo reto: rodar las cuatro pel¨ªculas que componen a la vez Fr¨ªo en Julio, adaptaci¨®n de una novela del autor de culto de EE UU Joe R. Lansdale. Porque el disparo de Richard modifica su existencia pero tambi¨¦n el hilo de la narraci¨®n ¡°Al principio es una historia a lo Boogie man [el hombre del saco, versi¨®n EE UU]. Luego se desarrolla una trama a lo Cape Fear [un thriller sobre una familia acosada por un excarcelado]. Tras ello, se pone en marcha una investigaci¨®n. Y finalmente se pasa a una venganza al estilo del oeste salvaje¡±, aclara el director.
Cada uno de los filmes habr¨ªa merecido existir por separado, seg¨²n Mickle, pero el cineasta asegura haber disfrutado del reto de mezclarlos. Un placer que se ha trasladado a p¨²blico y cr¨ªtica, tanto que desde el festival de Sundance Fr¨ªo en Julio ha cosechado consensos all¨¢ donde ha ido. Parte del m¨¦rito seguramente se pueda atribuir al reparto del filme: Michael C. Hall, Sam Shepard y Don Johnson, todos juntos y desencadenados.
Fue el exDexter el primero en subirse al carro. A partir de ah¨ª, cuenta Mickle, fueron cogiendo una velocidad imparable. Tanto que Shepard ley¨® por fin un guion que ya le hab¨ªan enviado en balde hac¨ªa a?os y se apunt¨®. Los tres actores fueron aportando sus ideas a la pel¨ªcula y el cineasta fue aceptando algunas, dejando espacio para la improvisaci¨®n, aunque mantuvo las riendas hacia la historia que ¨¦l hab¨ªa pensado.
A la vez, Mickle jugaba en otro campo la partida con la obra original. ?C¨®mo se adapta el libro de un maestro de la literatura pulp y noir? ?C¨®mo satisfacer a la horda de aficionados que idolatran a Landsale? ¡°Sent¨ªa la responsabilidad de trasladar al filme lo que se siente al leer la novela. Joe junta en sus obras un lado oscuro, otro emocional e intenso, y mucho humor¡±, relata el cineasta. De todos modos, el escritor estuvo en el rodaje un par de semanas y la experiencia debi¨® de funcionar, ya que Mickle escribe ahora una serie televisiva sobre Hap y Leonard, personajes m¨ªticos del universo Lansdale, aunque desconocidos en Espa?a ya que del autor apenas se han publicado un par de obras.
De ah¨ª que nadie haya podido leer en este pa¨ªs Fr¨ªo en Julio. Mickle lo hizo en 2007 y quiso que fuera su segundo filme. Sin embargo es el cuarto, ?por qu¨¦? ¡°Fue dif¨ªcil encontrar financiaci¨®n y tambi¨¦n a los actores. Cuando ten¨ªamos los inversores no estaban los int¨¦rpretes y viceversa. Al menos tres o cuatro veces pens¨¦ que no podr¨ªamos sacarla adelante¡±, relata. De hecho, en un ep¨ªlogo digno de un thriller, todo se resolvi¨® justo cuando venc¨ªan los derechos que hab¨ªan adquirido para adaptar la novela.
Entre tanto, a Mickle le hab¨ªa dado tiempo a descubrir la testarudez de la industria. Se hab¨ªa topado con agentes de ventas conservativos, con la despiadada visi¨®n econ¨®mica ¨C¡°todo es un paquete: director, actor, trama. Y lo analizan seg¨²n el valor que pueda producir¡±- y le hab¨ªan recomendado fichar a alg¨²n que otro actor de pel¨ªculas de superh¨¦roes para garantizar el ¨¦xito internacional. ¡°Es fruto de la idea de que solo las estrellas pueden convertir un filme en financiable. Ves a los mismos actores haciendo pel¨ªculas que no interesan a nadie. Esta pel¨ªcula peque?a iba creciendo, pero nadie quer¨ªa asumir el riesgo. Era frustrante¡±, relata Mickle.
Tanto que ahora el cineasta quiere pasarse a la televisi¨®n. Cree que all¨ª se est¨¢ haciendo mejor cine que en las salas, que se puede alcanzar un p¨²blico mayor y tambi¨¦n experimentar m¨¢s. M¨²sica para los o¨ªdos de un cineasta que sugiere m¨¢s que muestra y que intenta hacer mella tambi¨¦n con su apuesta visual: ¡°La verdad es que las pel¨ªculas ahora mismo para m¨ª son muy poco interesantes. Hay muchas de nivel medio, que la gente indica como las mejores del a?o y no son nada del otro mundo. Raramente una superproducci¨®n es un gran filme¡±. Mickle lamenta la separaci¨®n entre blockbusters y peque?¨ªsimas producciones, que ha estrangulado ese terreno intermedio donde se rodaban las obras para ¨¦l m¨¢s intrigantes.
Desde luego poco le fascina la f¨®rmula de las secuelas ad infinitum, tan en boga en Hollywood. ¡°Es una cuesti¨®n de promocionar la marca, de no asumir riesgos. Es dif¨ªcil cosechar un taquillazo con algo que no se haya hecho antes¡±. Un grito de alarma fuera del coro de la industria. Un ruido en el silencio de la noche.
Babelia
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