Wagner desde la utop¨ªa
En la biolog¨ªa musical del director de orquesta Gustavo Dudamel estaba escrito que el compositor alem¨¢n ser¨ªa su siguiente paso
En la biolog¨ªa musical de Gustavo Dudamel estaba escrito que Wagner deb¨ªa ser el siguiente paso tras su ciclo mahleriano y sus incursiones sinf¨®nicas en Richard Strauss. Adem¨¢s, podr¨ªamos f¨¢cilmente equiparar al director venezolano con Sigfrido. Propon¨ªa Richard Wagner un hombre nuevo para el tiempo por venir en la tercera de sus ¨®peras de su famosa tetralog¨ªa de El anillo del Nibelungo. Eso es lo que Dudamel ha representado para la m¨²sica cl¨¢sica en la ¨²ltima d¨¦cada.
El advenimiento del nazismo conden¨® a los h¨¦roes wagnerianos, dioses incluidos, a una noche de los tiempos enfangada en la confusi¨®n de sus m¨²ltiples interpretaciones. Por eso va imponi¨¦ndose la necesidad de nuevas visiones generacionales que lo saquen del hoyo de las cargas y los sambenitos para elevarlo a otro estadio.
La utop¨ªa cumplida parece un buen espacio para redimensionar un universo que beb¨ªa de Schopenhauer, Bakunin y Nietzsche. Sus seguidores m¨¢s pr¨®ximos proclamaban que los poderes universales en los que deb¨ªa sostenerse la cosmolog¨ªa de El anillo eran el esp¨ªritu y el amor. Si logramos apartarnos de la urgencia de los contextos para analizar art¨ªstica y pedag¨®gicamente -es decir fuera de la puntual situaci¨®n pol¨ªtica y bipolarizada surgida del siniestro chavismo- un proyecto social como El Sistema de orquestas de Venezuela, observamos que lo que hace 40 a?os cre¨® Jos¨¦ Antonio Abreu, otro visionario, ha dado frutos ya de sobra como para entender que por medio de la m¨²sica se puede arrancar de la violencia, la delincuencia y la marginaci¨®n a cientos de miles de ni?os y adolescentes dotando sus vidas de sentido.
Si dentro de ese sistema, en el que actualmente aprenden m¨²sica medio mill¨®n de alumnos repartidos en todo el pa¨ªs suramericano, Abreu ha construido un Sigfrido, es decir, un hombre nuevo, un referente, ajeno a tradiciones, virgen de concepciones viciadas o caducas impuestas por ¨¦lites y surgido de entornos poco dados a la armon¨ªa, ese es Gustavo Dudamel. Por eso, el director salido de aquel modelo como ejemplo de excelencia, est¨¢ dotado de profunda experiencia para entender a Wagner. Su visi¨®n de El anillo en las cinco piezas que contiene el disco -desde la cabalgata valquiria al funeral del h¨¦roe en La ca¨ªda de los dioses- es una muestra de frescura, naturalidad en perfecta connivencia con la espectacularidad, el arrebato, el temblor y la m¨¢gica solemnidad que envuelve el imaginario del compositor.
Una orquesta de 200 j¨®venes -con ese potencial ha grabado esta entrega que se puede descargar desde el pasado d¨ªa 4 gratis en la web de EL PA?S- har¨ªa las delicias del genio en la colina de Byreuth, el lugar donde, como ¨¦l dese¨®, cada a?o se celebra un festival dedicado a sus ¨®peras. Pero ese placer no puede y no debe reservarse a unos pocos, por tanto Dudamel hace bien en regalar el arte de don Ricardo a quien se muestre abierto desde cualquier esquina del planeta a adentrarse en su mundo. Wagner y Dudamel resultan as¨ª una alianza llena de sentido para el futuro.
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