Blanca Portillo revienta el mito rom¨¢ntico de Don Juan
La actriz y directora lleva al Teatro Pav¨®n, en versi¨®n de Juan Mayorga, un retrato demoledor del personaje
Cual cient¨ªfica rigurosa, Blanca Portillo se ha tomado la molestia de diseccionar el verdadero sentido de las palabras con la ayuda del diccionario de la Real Academia Espa?ola. Dos de las acepciones del t¨¦rmino burlarson: ¡°Enga?ar, inducir a tener por cierto lo que no es¡± y ¡°seducir con enga?o a una mujer¡±. Dos t¨¦rminos que son aplicables, tambi¨¦n cient¨ªficamente, al personaje de Don Juan Tenorio, ese h¨¦roe rom¨¢ntico, seductor e icono de la transgresi¨®n al que Blanca Portillo ha reventado con decisi¨®n y valent¨ªa con una puesta en escena que hoy estrena en el Teatro Pav¨®n, de Madrid, como directora, con el 80% de las entradas vendidas.
Don Juan Tenorio, en versi¨®n de Juan Mayorga, e interpretada por Jos¨¦ Luis Garc¨ªa P¨¦rez y Ariana Mart¨ªnez, entre otros, es una coproducci¨®n del Teatro Calder¨®n de Valladolid, la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico y la productora de la propia Portillo, que desmonta de manera rotunda y sin fisuras los t¨®picos que siempre han rodeado a este personaje en las m¨²ltiples versiones que de ¨¦l se han representado a lo largo del tiempo.
¡°Don Juan es un hombre peligroso, modelo de destrucci¨®n social y afectivamente, un psic¨®pata, maltratador, violador y asesino, un hombre delenazble, con una falta absoluta de empat¨ªa¡±, explic¨® ayer la actriz y directora, que acomete esta obra con el convencimiento de que la imagen y el mito que ha acompa?ado siempre al Tenorio hab¨ªa que destruirla, arrasarla, acabar con ella. ¡°Es alguien que se lleva por delante todo lo que se cruza en su camino, es el vivo retrato del desprecio por los dem¨¢s", a?adi¨® Portillo que para presentar esta versi¨®n del Tenorio de Jos¨¦ Zorrilla no ha tenido que rebuscar ni inventarse nada, sino seguir con una exquisita fidelidad el texto original escrito en el siglo XIX.
Defensora convencida de que el teatro es ese lugar ideal en el que todo puede y debe ser objeto de debate y an¨¢lisis, pero tambi¨¦n como ciudadana y como mujer, Portillo lleva a?os soportando esa imagen del Tenorio ¡ª¡°nunca he podido entender c¨®mo un personaje as¨ª se ha convertido en un icono abanderado de la libertad y de la representaci¨®n de la seducci¨®n de las mujeres, como un valor en s¨ª mismo¡±¡ª. La necesidad de subirlo al escenario y radiografiar a las claras sus acciones y sus palabras est¨¢ detr¨¢s de este proyecto en el que lleva embarcada m¨¢s de dos a?os. ¡°No puede ser que Don Juan Tenorio sea todav¨ªa modelo de comportamiento en nuestro pa¨ªs y en el mundo entero. Es un hombre amoral, te?ido de un romanticismo profundamente mal entendido y reflejo de unos errores terror¨ªficos¡±, dice la actriz y directora, quien recita las propias palabras de Don Juan para demostrar la cala?a destructora de este personaje ¡ª¡°por donde quiera que fui la raz¨®n atropell¨¦, la virtud escarnec¨ª, a la justicia burl¨¦ y a las mujeres vend¨ª¡±¡ª.
?C¨®mo se explica que contin¨²e vivo este mito? ¡°Somos un pueblo muy permisivo, que pone en valor cosas profundamente negativas, lo vemos a diario en los diarios y las televisiones. Tenemos una capacidad para dejar que los malvados se instalen en el poder y admirarlos que no me lo explico¡±. Tan profundo ha sido el estudio sobre el Don Juan de Zorrilla que Portillo no ha obviado las razones de su comportamiento, la educaci¨®n en la infancia, el poder del mundo de los hombres, la ausencia de las madres y del universo femenino. Todo esto tendr¨¢ su reflejo en la producci¨®n, en la que por primera vez ella aborda tambi¨¦n la creaci¨®n del espacio esc¨¦nico. Un montaje contempor¨¢neo, un ¨²nico espacio limpio, como una especie de mausoleo, un espacio con muy pocos objetos en el que el valor del actor est¨¢ por encima de cualquier otra cosa. Un Don Juan contempor¨¢neo, sin plumas, sombreros ni espadas, vestido con pantalones vaqueros y camiseta que revelar¨¢ en escena toda su complejidad a los sones de una m¨²sica de blues ¡ª ¡°la m¨²sica del dolor¡±, como la califica Portillo¡ª.
Este Don Juan dejar¨¢ por el camino su imagen fr¨ªvola y seductora, pero no perder¨¢ la extraordinaria teatralidad que alberga el texto de Zorrilla. De eso se han encargado con pasi¨®n y meticulosidad tanto Portillo como Juan Mayorga. ¡°Mi contribuci¨®n ha sido m¨¢s que modesta¡±, explica Mayorga, para quien el espect¨¢culo del Teatro Pav¨®n har¨¢ historia por su valent¨ªa, por presentar a un hombre malvado, sucio y ¨¢spero pero que no por eso deja de ser fascinante. ¡°Es una mirada renovada, un montaje importante y controvertido, al que Blanca Portillo le ha quitado el polvo y el barniz que hab¨ªa ido ocultando todos los matices del texto¡±, cuenta Mayorga, para quien el versionador de un texto es una especie de traductor, incluso cuando trabaja en su propia lengua. A la hora de enfrentarse a la obra de Zorrilla, Juan Mayorga se ha guiado por esa doble fidelidad al texto original y al espectador de hoy. ¡°Las obras cl¨¢sicas no pueden ser nunca reescritas, sino rele¨ªdas, descubriendo el sentido del texto que el tiempo ha ido desvirtuando y para que las intenciones iniciales alcancen al espectador contempor¨¢neo¡±. ¡°No es un montaje m¨¢s de Don Juan Tenorio¡±, sentencia el autor de esta versi¨®n.
Babelia
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