Un puente de Selma a Ferguson
El estreno de la pel¨ªcula sobre la marcha de Selma recuerda la vigencia de la lucha por los derechos civiles en EE UU
Era marzo de 1965 y la polic¨ªa de Selma, Alabama, se proteg¨ªa con m¨¢scaras de gas segundos antes de cargar contra una de las marchas por los derechos civiles de las minor¨ªas raciales de Estados Unidos. La imagen de aquel domingo sangriento se repet¨ªa el pasado verano, en Ferguson, tras la muerte del joven Michael Brown por los disparos de un agente. Las protestas contra la impunidad de la polic¨ªa crearon el marco perfecto para el estreno de Selma, dirigida por Ava DuVernay, ganadora de un Globo de Oro el pasado fin de semana y nominada al Oscar a la mejor pel¨ªcula. Rodada antes de que la muerte de Brown o Eric Garner en Nueva York volvieran a dividir al pa¨ªs, la obra, que recoge los argumentos esbozados por Martin Luther King hace medio siglo, recuerda la dolorosa vigencia de aquella lucha en el presente.
Selma arranca con el intento frustrado de la activista Analee Cooper - interpretada por Oprah Winfrey, productora de la pel¨ªcula- para registrarse como votante. Centenares de afroamericanos fueron sometidos a impuestos y ex¨¢menes adicionales para poder ejercer un derecho reconocido por la Constituci¨®n. En la actualidad, organizaciones heredadas del movimiento por los derechos civiles -respaldados por el presidente Obama- denuncian la exigencia de documentos de identidad adicionales como la reinvenci¨®n de ese trato discriminatorio.
En Selma, el reverendo Martin Luther King acude al Despacho Oval del presidente Lyndon B. Johnson para demandar el derecho a voto de las minor¨ªas y el fin de la violencia policial. El dem¨®crata acababa de poner sobre la mesa su hist¨®rico plan contra la pobreza. ¡°El asunto del voto¡±, le dice a King en una de sus reuniones, no era entonces prioritario. A pesar de que las leyes de derechos civiles de 1964 y 1965 llevan la firma de Johnson, Du Vernay decidi¨® poner a King en el centro de la narraci¨®n, con el mandatario en su sombra.
Este tipo de atrocidades han sido grabadas en directo y a¨²n as¨ª las reglas del juego est¨¢n ama?adas¡±
El activista es el agitador, el estratega, la iniciativa le pertenece. Le pide al presidente de la naci¨®n m¨¢s poderosa del mundo que proteja a los ciudadanos negros y respete su derecho a manifestarse. Johnson se ve obligado a suplicar a un activista que no le presione, con m¨¢s marchas, con m¨¢s muertos a manos de la polic¨ªa del sur. ¡°T¨² eres un manifestante y tienes un problema¡±, le dice a King en una escena. ¡°Yo soy el presidente y tengo cien m¨¢s uno¡±. Este retrato del presidente, considerado por la cr¨ªtica como injusto, podr¨ªa haberle costado un mayor reconocimiento a la obra de DuVernay.
Pero la historia de Selma no es la de uno de los presidentes m¨¢s admirados de EE UU, sino la de una comunidad de ciudadanos capaz de articular las demandas de King con el simple intento de cruzar un puente hacia la historia. El primer grupo que trat¨® de atravesarlo fue recibido por tropas a caballo, gases lacrim¨®genos y latigazos. La publicaci¨®n de esas im¨¢genes en la prensa fue una de las bazas m¨¢s esperadas por King durante los primeros a?os del movimiento.
David Olewoyo, nominado a un Globo de Oro por su interpretaci¨®n del reverendo, defiende que esta misma estrategia no servir¨ªa en la actualidad. ¡°Hoy tenemos una situaci¨®n en la que este tipo de atrocidades han sido grabadas en directo y a¨²n as¨ª las reglas del juego est¨¢n ama?adas¡±, explic¨® el actor en la presentaci¨®n de la obra en el Festival Internacional de Cine de Toronto, en referencia al v¨ªdeo de la muerte de Garner. ¡°Los fiscales son los encargados de acusar a los polic¨ªas con los que trabajan a diario. Necesitamos una autoridad independiente que vigile a la polic¨ªa¡±.
La falta de avances tras la agresi¨®n policial a los manifestantes inspir¨® dos intentos m¨¢s para marchar desde Selma hasta Montgomery. El reverendo logr¨® un permiso judicial para alcanzar el Capitolio de Alabama y celebrar all¨ª que ¡°el arco del universo moral es amplio, pero se inclina hacia el lado de la justicia¡±. Poco despu¨¦s, Johnson pronunci¨® un discurso en defensa del derecho a voto, entonando el gospel de ¡°We shall overcome¡±, un gui?o a un movimiento que sab¨ªa as¨ª que no hab¨ªa vuelta atr¨¢s. En 1965, el presidente dem¨®crata que nunca cont¨® en su agenda con una ley federal que ampliara las protecciones a las minor¨ªas raciales, firmaba el texto junto al reverendo que hizo historia con un sue?o.
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