El triunfo de la ambig¨¹edad
Dos exposiciones plantean una visi¨®n panor¨¢mica de la obra del cubano Carlos Garaicoa
Reconocemos el periodo actual con el calificativo de posmodernidad, al haber renunciado muchos creadores a los patrones sobre los que se apoyaban los ideales, los g¨¦neros, los estilos y las formas que caracterizaron a las artes de periodos anteriores. Lo posmoderno no se afianza en lo que es sino en su condici¨®n negativa, en lo que no es; no es clasicismo ni es modernidad. Esta es la sensaci¨®n que produce la obra de Carlos Garaicoa (La Habana, 1967), sin duda un genuino representante de su ¨¦poca, es decir, un creador aut¨¦nticamente posmoderno. No es pintura, ni es escultura, ni es arquitectura, ni es fotograf¨ªa, ni es dibujo¡ Pero su obra participa de manera ambigua de aquellos antiguos g¨¦neros que aparecen en ella mezclados para cobrar nuevo sentido a trav¨¦s de la idea de proyecto.
Coinciden en el tiempo dos exposiciones, una en M¨®stoles (Madrid), otra en Santander, cuyos contenidos son complementarios, ofreciendo el conjunto una visi¨®n panor¨¢mica del trabajo de este artista que ha sido tocado por la fortuna del mercado, estando su trabajo presente en todas las ferias de arte y en los grandes museos. A pesar de la gran cantidad y diversidad de obras reunidas entre las dos exposiciones, el conjunto no consigue centrar una idea o repertorio de ideas sobre las que comprender cu¨¢l es el sentido final que pretenden sus obras, por el contrario, siguiendo la ret¨®rica posmoderna, cada obra o cada grupo de obras (trabaja por series) parece apuntar en una direcci¨®n diferente del resto, sembrando la incertidumbre en el espectador. Si juzg¨¢ramos estas exposiciones desde una metodolog¨ªa acad¨¦mica, esta caracter¨ªstica constituir¨ªa un grave desdoro para el artista, pero si lo hacemos desde la ¨®ptica posmoderna se trata de un cumplido elogio. Con todo, ambos conjuntos permiten reconocer al menos un inter¨¦s por un tema: la ciudad y su arquitectura.
Ciertamente, la ciudad como tema empez¨® a interesar a los artistas desde que en el siglo XIV Ambrogio Lorenzetti mostr¨® los efectos de su buen gobierno, llegando a un punto ¨¢lgido con las acciones de los situacionistas en los a?os sesenta del pasado siglo, pero todo eso parece ser agua pasada para un artista posmoderno como Garaicoa, quien plantea tambi¨¦n situaciones que parecen cr¨ªticas pero no acaban en una denuncia concreta, que pretenden ser ut¨®picas pero no pasan del umbral de lo cotidiano, que parecen propositivas pero no concretan soluciones. Frente a la iron¨ªa, que ha caracterizado buena parte del arte de la modernidad, estas obras ahondan en la ambig¨¹edad como t¨¢ctica para plantear algunos temas de car¨¢cter pol¨ªtico, es decir, para trabajar sobre asuntos que ata?en a las relaciones sociales entre los ciudadanos y de estos con el poder. Sirvi¨¦ndose de un lenguaje propio de la cr¨ªtica social, el artista sue?a con im¨¢genes de una realidad en la que las ruinas arquitect¨®nicas se transforman en construcciones ideales que, con ingenio, Garaicoa superpone a las im¨¢genes reales sirvi¨¦ndose de t¨¦cnicas gr¨¢ficas muy depuradas, como dibujar con hilos sobre im¨¢genes fotogr¨¢ficas. Se trata de obras impecablemente resueltas desde el punto de vista t¨¦cnico, lo que las hace visualmente y espacialmente muy atractivas.
Carlos Garaicoa. Orden inconcluso. Centro de Arte 2 de Mayo. M¨®stoles. Madrid. Hasta el 8 de marzo. Orden aparente (po¨¦tico-pol¨ªtico). Fundaci¨®n Bot¨ªn. Santander. Hasta el 1 de marzo.
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