La oportunidad perdida de C¨®rdoba
Expertos de varios pa¨ªses contemplan con estupefacci¨®n los intentos de minimizar el pasado isl¨¢mico de la mezquita y creen que la ciudad deber¨ªa explotar su historia sin conflictos
Hay lugares donde la arqueolog¨ªa y la historia no sirven para interpretar el pasado, sino que se utilizan para leer el presente y acaban transform¨¢ndose en arma arrojadiza. En los ¨²ltimos a?os, con una intensificaci¨®n creciente, C¨®rdoba se ha convertido en uno ellos. Los movimientos de la Iglesia para tratar de minimizar el pasado isl¨¢mico de la antigua mezquita de la ciudad andaluza, la m¨¢s importante de Occidente y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, que el Cabildo Catedralicio ha pasado a denominar catedral a secas, despiertan la perplejidad e incluso la tristeza de muchos historiadores, que ven como la ciudad est¨¢ perdiendo una oportunidad para convertirse en un polo de di¨¢logo entre religiones en un momento en que es m¨¢s necesario que nunca. Mientras que entre muchos acad¨¦micos cordobeses impera la prudencia, o incluso el silencio, porque aseguran que no quieren alimentar la pol¨¦mica, desde diferentes universidades de Estados Unidos y Europa impera el estupor ante una cuesti¨®n que se considera cient¨ªficamente cerrada.
¡°Podr¨ªamos imaginar que este monumento, que fue musulm¨¢n y luego una catedral, sirviese como punto de encuentro, de di¨¢logo¡±, afirma por tel¨¦fono el historiador franc¨¦s Pierre Guichard, cuyos libros en los a?os setenta abrieron muchos caminos en el conocimiento de la Espa?a isl¨¢mica. ¡°Asisto a esta pol¨¦mica como espectador estupefacto¡±, se?ala por su parte Desiderio Vaquerizo en una cafeter¨ªa situada justo enfrente del templo. Catedr¨¢tico de arqueolog¨ªa, cordob¨¦s de adopci¨®n, es uno de los grandes expertos en la historia de la ciudad. Asegura no querer entrar en un debate que considera ¡°est¨¦ril¡±. Preguntado sobre si esta pol¨¦mica representa una oportunidad perdida para la ciudad, el catedr¨¢tico de Arqueolog¨ªa de la Universidad de C¨®rdoba, Carlos M¨¢rquez, responde: ¡°Este es el drama de esta ciudad¡±. ¡°?No tendr¨ªa m¨¢s sentido en vez de pelearnos por la propiedad del edificio investigar y tratar de conocer? El patrimonio de C¨®rdoba es una fortuna que no luce por estos problemas voluntariamente generados por las instituciones¡±.
Una ma?ana de enero, grupos de visitantes de todo el mundo se suceden en el patio de los naranjos de la mezquita. Proliferan los inevitables palos para hacerse selfies, las banderas para reunir a los miembros del grupo, las conversaciones en voz alta en muchos idiomas, como en cualquier otro lugar emblem¨¢tico para el turismo mundial, ya sea el foro romano, el Museo del Louvre o la plaza de San Marcos en Venecia. De repente, se oye la llamada a la oraci¨®n de muec¨ªn. No es una alucinaci¨®n: a unas decenas de metros existe una mezquita en activo, construida con ayuda de la cooperaci¨®n turca. La fuerza de atracci¨®n de C¨®rdoba es enorme, como destac¨® el propio presidente de Estados Unidos Barack Obama en su discurso de El Cairo de 2009, cuando se refiri¨® a la ciudad andaluza y afirm¨® que ¡°el islam tiene una orgullosa tradici¨®n de tolerancia¡±. Muchos historiadores ponen ahora en duda que la tolerancia bajo los Omeyas fuese tan id¨ªlica como se ha dibujado ¨Cesta idea surge sobre todo de la comparaci¨®n con lo que vino despu¨¦s, Inquisici¨®n, expulsi¨®n de jud¨ªos y moriscos¨C. Como asegura el historiador brit¨¢nico Tom Holland, autor de Milenio. El fin del mundo y el origen del cristianismo (Planeta), ¡°el Califato en Espa?a fue un proyecto imperial y a los jud¨ªos y cristianos se les concedi¨® una cierta tolerancia a cambio de un sumiso reconocimiento de su inferioridad¡±. Sin embargo, nadie pone en duda la atracci¨®n universal que ejerce el pasado isl¨¢mico de la ciudad.
Pero, cuando se entra en el recinto, cuya gesti¨®n est¨¢ controlada por el Calbildo de C¨®rdoba, nada recuerda su origen. La denominaci¨®n actual, en Internet y tambi¨¦n en el propio templo, es ¡°Catedral de C¨®rdoba¡±. En un cartel situado junto a la entrada puede leerse en siete idiomas, incluido el ¨¢rabe, que ¡°todo el edificio fue consagrado como iglesia madre en el a?o 1236¡±. ¡°En este bello y grandioso templo, desde entonces y sin faltar un solo d¨ªa, el Cabildo celebra el culto solemne y la comunidad cristiana se re¨²ne para celebrar la palabra de Dios¡±. La mezquita que construyeron los Omeyas durante dos siglos y medio, entre 785 y finales del siglo X, todo lo que ha convertido a este edificio en un cl¨¢sico universal, ha desaparecido. En todo el recinto se insiste en que primero existi¨® la bas¨ªlica cristiana de San Vicente, que legitima la denominaci¨®n actual de Catedral. Ning¨²n experto discute que en los cimientos hay restos anteriores, aunque algunos estudiosos aseguran que no est¨¢ demostrado que su uso fuese religioso.
Podr¨ªamos imaginar que este monumento, que fue musulm¨¢n y luego una catedral, sirviese como punto de encuentro, de di¨¢logo
El folleto explicativo que se ofrece al visitante al entrar mantiene que luego se produjo ¡°la intervenci¨®n isl¨¢mica¡±; pero que, en 1236 con la conquista de Fernando III, se recuper¨® ¡°un espacio sagrado al que se hab¨ªa impuesto la presencia de una fe ajena a la experiencia cristiana". Muy pocos historiadores subscribir¨ªan este relato de los hechos, que se ha ido radicalizando con los a?os: en el folleto de 1981 se llamaba Mezquita-Catedral y en el de 1998 Santa Iglesia Catedral (antigua Mezquita).
¡°Decidir llamar a la mezquita solamente catedral es ignorar el pasado de forma deliberada¡±, asegura el escritor y periodista brit¨¢nico Matt Carr, autor de un importante libro sobre la expulsi¨®n de los moriscos, Blood and faith: the purging of muslim Spain (Sangre y fe, la purga de la Espa?a musulmana). El investigador del CSIC, Eduardo Manzano Moreno, autor de obras como Conquistadores, emires y califas. Los Omeyas y la formaci¨®n de Al-?ndalus (Cr¨ªtica), se muestra rotundo: ¡°El Cabildo se ha apropiado de un edificio que es una m¨¢quina de hacer dinero y est¨¢ secuestrando y dictando cu¨¢l va a ser su memoria. El Cabildo dice que es su casa, pero es un edificio Patrimonio de la Humanidad, que es de todos. Es especialmente grave porque hay un n¨²mero creciente de turistas que provienen de pa¨ªses isl¨¢micos, que quieren ver un edificio emblem¨¢tico. Deber¨ªamos estar en todo lo contrario, deber¨ªamos buscar puentes¡±. ¡°No tiene sentido que se borre su nombre de mezquita, porque sin mezquita no habr¨ªa catedral, arquitect¨®nicamente hablando¡±, explica la profesora de la Universidad Complutense Susana Clavo Capilla, autora de libros como Las mezquitas de Al-Andalus o Urbanismo en la C¨®rdoba isl¨¢mica. ¡°Incluso los documentos medievales suelen recordar el pasado isl¨¢mico de las iglesias. As¨ª que, con m¨¢s raz¨®n en pleno siglo XXI. Porque aunque el edificio tiene un uso religioso, cat¨®lico, que no se discute, su verdadero valor reside en su belleza, su gran antig¨¹edad y su excelente estado de conservaci¨®n, raz¨®n por la cual es un monumento ¨²nico¡±. Como escribi¨® Antonio Mu?oz Molina en C¨®rdoba de los omeyas: ¡°La catedral es un prolijo establecimiento religioso. La mezquita es un espacio sagrado¡±.
Decidir llamar a la mezquita solamente catedral es ignorar el pasado de forma deliberada
Un portavoz del Cabildo, Jos¨¦ Juan Jim¨¦nez G¨¹eto, afirma que ¡°al contrario de lo que se viene afirmando, el Cabildo no ha borrado la huella isl¨¢mica del monumento tal y como se puede comprobar si se visita y tampoco ha borrado la palabra mezquita de los materiales promocionales. Es m¨¢s, la palabra ¡®mezquita¡¯ aparece en 23 ocasiones en la p¨¢gina web y en 6 en el folleto¡±. ¡°En cualquier caso, quiero se?alar que para nosotros la denominaci¨®n del templo no es lo m¨¢s importante. Hay quien la llama Mezquita, otros Mezquita Catedral y otros Catedral, sin embargo, para la Iglesia lo m¨¢s importante es que el templo se cuide y se conserve de generaci¨®n en generaci¨®n durante muchos siglos m¨¢s¡±, agrega.
Muchos expertos cordobeses consultados se muestran prudentes, aunque s¨ª reconocen que el conflicto est¨¢ haciendo da?o a una ciudad a la que le gustaba definirse por una frase s¨®lo aparentemente contradictoria: ¡°Voy a misa a la mezquita¡±. El edificio simboliza el coraz¨®n del periodo Omeya en Al Andalus, que entre 756 y 1031 fue el estado m¨¢s moderno, admirado y vanguardista de Occidente. De la C¨®rdoba isl¨¢mica, aunque despu¨¦s de que el esplendor de los Omeyas fuese enterrado por guerras civiles, surgieron figuras universales como el poeta Ibn Hazm (994-1064), que cant¨® la a?oranza por el mundo perdido en su obra maestra, El collar de la paloma, y los fil¨®sofos y cient¨ªficos ¨¢rabe Averroes (1126-1198) y el jud¨ªo Maim¨®nides (1138-1204). ¡°La influencia de la C¨®rdoba del tercer califato, en el siglo X, sobre la ciencia, la matem¨¢tica, la medicina, es gigantesca, eso nadie lo discute¡±, explica el catedr¨¢tico de Historia Medieval de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, Jos¨¦ Enrique Ruiz Dom¨¨nech. ¡°Los conocimientos urban¨ªsticos, est¨¦ticos, cient¨ªficos, su aportaci¨®n en la llegada indirecta de los grandes cl¨¢sicos, eran seguidos por toda Europa¡±, agrega.
Sucesi¨®n de siglos
El primer emir Omeya de C¨®rdoba Abderram¨¢n I comienza a construir la mezquita en 785 en el lugar que ocupaba una antigua bas¨ªlica cristiana.
La mezquita vive tres ampliaciones hasta que cae la dinast¨ªa Omeya en el siglo XI.
Fernando III convierte el templo en catedral cuando conquista C¨®rdoba, en el 1236, aunque apenas sufre alteraciones hasta los reyes cat¨®licos. En el siglo XVI se produce la mayor intervenci¨®n con la construcci¨®n de la catedral.
La Unesco declara el edificio Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1984 como Mezquita de C¨®rdoba. En 1994, se ampl¨ªa al Centro Hist¨®rico de C¨®rdoba.
El Cabildo la inmatricula en 2006. En 2010, se produce un altercado tras un intento de rezomusulm¨¢n.
Consagrado como catedral, el templo se respet¨® durante siglos y s¨®lo comenz¨® a tocarse bajo los reyes cat¨®licos. La mezquita vivi¨® su primera gran transformaci¨®n en el siglo XVI, cuando el obispo Alonso Manrique orden¨® la construcci¨®n de una catedral en su interior. Esta decisi¨®n abri¨® un enfrentamiento con el corregidor Luis de la Cerda, que incluso lleg¨® a condenar a muerte a cualquier artesano que tocase el edificio. Una de las calles que rodean la mezquita lleva su nombre. Tuvo que mediar el emperador Carlos V, quien autoriz¨® las obras. La leyenda dice que, cuando visit¨® C¨®rdoba posteriormente, afirm¨®: ¡°Hab¨¦is tomado algo ¨²nico y lo hab¨¦is convertido en mundano¡±. En cambio, en otros momentos, la actitud de la Iglesia fue la contraria. En 1974 y 1977, durante la celebraci¨®n del primer y segundo congreso isl¨¢mico-cristiano, el Cabildo permiti¨® rezar el viernes a los delegados musulmanes en el interior del templo.
La Iglesia comienza a cambiar a partir de los a?os 2000 y los ¨¢nimos se encrespan en abril de 2010 con un intento de rezo musulm¨¢n dentro del recinto. El asunto se complic¨® todav¨ªa m¨¢s cuando se descubri¨® que la Iglesia hab¨ªa inmatriculado en 2006 el templo a su nombre por 30 euros y se convirti¨® en la te¨®rica propietaria legal (mientras no se presente un recurso) de un edificio que genera unos ingresos fabulosos: recibi¨® 1,56 millones de visitantes en 2014. Aunque el Cabildo no hace p¨²blicas las cuentas, asegura que genera unos ingresos de nueve millones de euros. Cada entrada cuesta 8 euros y est¨¢ libre de impuestos ya que se considera un donativo. Al final de la visita, otro folleto, titulado ¡°La verdadera historia de la catedral¡±, trata de explicar ese movimiento jur¨ªdico, que sus cr¨ªticos consideran la apropiaci¨®n indebida de un bien p¨²blico. Los argumentos principales son la existencia de un templo anterior, as¨ª como la consagraci¨®n como iglesia cristiana en 1236. ¡°?Quiz¨¢s teme la Iglesia que cualquier concesi¨®n al Islam en C¨®rdoba pueda abrir las puertas a una nueva conquista musulmana? Ir¨®nicamente la mayor¨ªa de los ingresos provienen de que se trata de una mezquita, no de una catedral¡±, asegura el investigador Matt Carr.
No es un problema religioso, es un problema de gesti¨®n del patrimonio. Estamos reivindicado una forma de gestionar la herencia cultural
Miguel Santiago, profesor de biolog¨ªa y cristiano de base, es una de las figuras visibles de la Plataforma Mezquita-Catedral de C¨®rdoba, que encabeza desde hace un a?o el movimiento ciudadano en contra de las intervenciones del Cabildo. ¡°No es un problema religioso, es un problema de gesti¨®n del patrimonio. Estamos reivindicado una forma de gestionar la herencia cultural¡±, explica. Mar¨ªa del Mar Villafranca, historiadora, experta en patrimonio y actual directora del Patronato de la Alhambra, se pronuncia en un sentido muy parecido: ¡°El derecho catastral es diferente del derecho del patrimonio: los bienes culturales son p¨²blicos, son comunes. La mezquita debe de ser un bien p¨²blico y tratado como tal. Eliminar la palabra mezquita es un error, los valores que reconoci¨® la Unesco son precisamente eso, la uni¨®n de culturas¡±. El arque¨®logo Antonio Vallejo, que fue responsable del yacimiento Omeya de Medina Azhara, afirma por su parte: ¡°Mi opini¨®n es que deber¨ªa implantarse un modelo de gesti¨®n profesional. No hay un problema tur¨ªstico, hay un problema cultural. La gesti¨®n a trav¨¦s de un patronato formado por diferentes actores, como en la Alhambra o Altamira, ser¨ªa una buena soluci¨®n¡±.
Espa?a deber¨ªa reconsiderar seriamente cu¨¢l es su relaci¨®n con el legado hist¨®rico andalus¨ª. Y deber¨ªa hacerlo con rigor y amplitud de miras. Se oscila entre los fastos aparatosos y el olvido y la dejadez
Durante un recorrido por el templo, Miguel Santiago muestra una admiraci¨®n sin l¨ªmites por el edificio, no s¨®lo por la mezquita original, por el inolvidable bosque de columnas, por el Mihrab, una de las joyas del arte isl¨¢mico, sino tambi¨¦n por la catedral que se insert¨® en su interior. Conoce cada detalle y describe como se han ido multiplicando a lo largo de los a?os los s¨ªmbolos cat¨®licos en todos los rincones del templo. Y cree que alguien deber¨ªa plantearse si la figura de Santiago Matamoros, emplazada desde el XVIII junto al altar, es la m¨¢s adecuada para representar el pensamiento de la Iglesia en pleno siglo XXI. ¡°Venimos aqu¨ª tres veces a la semana y siempre nos emocionamos¡±. Quienes hablan son Gabriel Rebollo y Sebasti¨¢n Herrero que, junto a Gabriel Ruiz Cabrero, son los arquitectos encargados del mantenimiento del edificio. Como Santiago, conciben el recinto como un todo. ¡°Es un edificio construido durante 1200 a?os, es una ¨²nica obra de arte¡±, asegura Rebollo. Y Herrero puntualiza: ¡°Incluso m¨¢s, no podemos olvidar que muchas columnas y capiteles son romanos reutilizados por los constructores ¨¢rabes¡±. Ellos tambi¨¦n creen que la pol¨¦mica es ¡°in¨²til y tremendamente triste¡±. ¡°No entendemos lo que est¨¢ pasando, pero creemos que el edificio es tan poderoso que puede con todo¡±, aseguran bajo la luz invernal en el patio de los naranjos.
Sin embargo, otros expertos consideran que no se trata s¨®lo de un conflicto en torno a un nombre, ni siquiera de un enfrentamiento por el control de un edificio tremendamente rentable. Creen que refleja un profundo e inagotable problema de la relaci¨®n de Espa?a con Al Andalus y, yendo m¨¢s lejos, de la relaci¨®n de Occidente con el Islam. ¡°La relaci¨®n de los espa?oles con el pasado musulm¨¢n es una historia larga y muy emocional, en la cual, durante siglos, la identificaci¨®n de Espa?a con la cultura cat¨®lica marco a los musulmanes y a los jud¨ªos con el signo de la alteridad¡±, asegura la experta en historia religiosa de Espa?a Isabelle Poutrin, profesora de la Universidad Par¨ªs Este Cr¨¦teil y autora de Convertir les musulmans (1461-1609). Aunque cree que lo que ocurre en C¨®rdoba es mucho m¨¢s pedestre: ¡°Me parece que la pol¨¦mica, que veo a trav¨¦s de la prensa y desde Francia, tiene m¨¢s que ver con un conflicto jur¨ªdico y econ¨®mico que con un enfrentamiento ideol¨®gico¡±.
Otros estudiosos s¨ª creen que es mucho m¨¢s profunda y que se refleja en otros aspectos de la vida cultural. El profesor de estudios religiosos de la Universidad de Colorado, Brian A. Catlos, acaba de publicar Infidel Kings and Unholy Warriors, que relata los enfrentamientos en el Mediterr¨¢neo en torno al a?o 1000. Uno de los personajes que retrata es el Cid. Preguntado sobre la importancia que se concede a esta figura frente a Ibn Hazm, Averroes o Maim¨®nides, responde: ¡°Mientras la historia de Espa?a sea presentada como la lucha de los cristianos frente a elementos extranjeros, una figura como el Cid, un apuesto caballero que lucha por una causa (al menos en su versi¨®n mitificada), ser¨¢ considerada mucho m¨¢s importante que la de cualquier fil¨®sofo infiel. Sin embargo, si se considera el legado de la Espa?a medieval en t¨¦rminos de su impacto en Occidente, incluyendo las culturas isl¨¢mica, jud¨ªa y cristiana, figuras como estas son infinitamente m¨¢s importantes que alguien como el Cid, cuyo impacto hist¨®rico es trivial¡±. El investigador Eduardo Manzano Moreno afirma por su parte: ¡°Espa?a deber¨ªa reconsiderar seriamente cu¨¢l es su relaci¨®n con el legado hist¨®rico andalus¨ª. Y deber¨ªa hacerlo con rigor y amplitud de miras. Se oscila entre los fastos aparatosos y el olvido y la dejadez. En cambio, falta la apreciaci¨®n cotidiana. Obras de la importancia de El collar de la paloma de Ibn Hazm deber¨ªan ser de lectura obligatoria en las escuelas. Todo esto es una reflexi¨®n que deber¨ªamos hacer pero que es literalmente imposible por el ruido continuo que existe sobre estos asuntos y que en muchos casos es provocado por la ignorancia m¨¢s palmaria¡±.
Babelia
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