?Pod¨¦is?

Leonard Cohen afirm¨® con voz hipn¨®tica y sensual en medio de himnos de amor, su recuerdo, su final o su desolaci¨®n, cosas tan visionarias como: ¡°Cristo fue marinero mientras camin¨® sobre las aguas y supo con certeza que solo podr¨ªan verle aquellos hombres que se estaban ahogando¡±. Tambi¨¦n: ¡°Me condenaron a 20 a?os de aburrimiento por intentar cambiar el sistema desde dentro, pero ahora he vuelto para cobr¨¢rmelo. Primero conquistaremos Manhattan y despu¨¦s Berl¨ªn¡±. Escucho a Pablo Iglesias cerrar un mitin acompa?ando al l¨ªder de Syriza haciendo suyos los deseos de Cohen sobre la toma de esos bastiones que parecen inexpugnables. Y me digo: bendito seas en tu ignorancia, joven airado y volc¨¢nico, si sigues creyendo que Wall Street y los banqueros de Angela Merkel no te van a borrar del mapa con un despectivo suspiro si de verdad llegaras a representar un peligro serio para sus intereses. No llegar¨ªas ni a divisar de lejos ni Manhattan ni Berl¨ªn.

No digo que fueran a suicidarte como al fiscal argentino. Hay otras formas menos sanguinolentas para acorralarte, neutralizarte, corromperte, hacerte pagar caro tus osados sue?os de invasi¨®n de lo intocable. Como mucho, puedes inspirar cierto miedo entre los aplicados sirvientes del poder. No es normal que todo dios (se supone que aquellos que tienen algo goloso que perder) intenten convencer a los votantes de que Podemos posee rabo y cuernos detr¨¢s de su apariencia humana, que el Apocalipsis es inminente si ganan en las urnas. Solo les falta acusarlos de pedofilia, zoofilia, necrofilia, incesto, de desviadas tentaciones de la carne. Tal vez sea m¨¢s eficaz y menos c¨®mico que afirmar que son coreanos del norte, etarras, estalinistas, fascistas, bakuninistas, indefinidos, castristas, chavistas, evomoralistas, ladrones, guillotineros, satanistas y no s¨¦ cu¨¢ntos pecados m¨¢s.

Si Manhattan y Berl¨ªn siempre ser¨¢n invulnerables, no est¨¢ tan claro que B¨¢rcenas no pueda joder un poquito m¨¢s al partido de su alma y de su fortuna si le cargan a ¨¦l solo el mochuelo de que en su negocio estaba pringado hasta el m¨¢s lerdo. Se siente demasiado rocoso, demasiado seguro. Fant¨¢stico su agradecimiento al solidario consejo de Rajoy de que fuese fuerte. Lo ha seguido. Y est¨¢ como siempre, como una rosa pepera.