Kert¨¦sz, un mago de las sombras
Una antol¨®gica re¨²ne en Valladolid 140 im¨¢genes de uno de los maestros de la fotograf¨ªa
"Alguien coment¨® una vez que mis fotos parec¨ªan proceder m¨¢s de los sue?os que de la realidad". Ser¨¢ casualidad, pero la primera imagen conocida del fot¨®grafo h¨²ngaro Andr¨¦ Kert¨¦sz es la premonitoria Joven adormecido, de 1912, un juego de diagonales en el que un chico acodado en la mesa de un bar da una cabezada con la cara reposando en su mano. Con este retrato comienza la exposici¨®n Andr¨¦ Kert¨¦sz. El doble de una vida, en la Sala Municipal de Exposiciones de San Benito, en Valladolid. La comisaria Anne Morin subraya que las 140 peque?as fotograf¨ªas (17 en color) que integran la muestra es "un homenaje a un emblema del fotoperiodismo del siglo XX, alguien que no ha tenido un reconocimiento a la altura de su obra" y que influy¨®, entre otros, en su amigo Henri Cartier-Bresson ("inventemos lo que inventemos, Kert¨¦sz siempre fue el pionero", dijo el franc¨¦s).
Nacido en 1894 en Budapest, Kert¨¦sz empez¨® como agente de Bolsa, pero pronto se inclin¨® por la imagen y compr¨® su primera c¨¢mara en 1912. Llamado a filas por la I Guerra Mundial, combate en el ej¨¦rcito austroh¨²ngaro. Llena su morral de placas de vidrio para retratar a los soldados, "pero sin mostrar las desgracias", se?ala Morin. "Hay una mirada tierna, incluso c¨¢ndida", de los momentos distendidos. Una grave herida est¨¢ a punto de paralizarle el brazo derecho y, un d¨ªa, mientras est¨¢ con otros convalecientes en el bordillo de una piscina remojando las piernas, observa el efecto de la luz en el agua y comienza a hacer fotos sin parar. De aquel experimento nacer¨¢ Nadador bajo el agua (1917), una de sus im¨¢genes m¨¢s conocidas. La primera parte de esta exposici¨®n organizada por el Jeu de Paume de Par¨ªs y que permanecer¨¢ hasta el 15 de marzo incluye sus buc¨®licos paisajes h¨²ngaros y ni?os que juegan en el campo con gansos y ovejas.
El Kert¨¦sz artista es el que se muestra en la secci¨®n Par¨ªs 1925-35. Ah¨ª cobra sentido el t¨ªtulo de la exposici¨®n, El doble de una vida, referido a c¨®mo proyect¨® en las fotograf¨ªas sus emociones. "Interpreto lo que siento, no lo que veo", dir¨¢. "Kert¨¦sz plasma sus experiencias con sencillez y sinceridad. En ¨¦l, lo cotidiano se convierte en extraordinario", apunta la comisaria. No se sabe por qu¨¦ Kert¨¦sz eligi¨® Par¨ªs para darse a conocer, cuando el epicentro de las publicaciones ilustradas era Berl¨ªn. En la capital francesa deambula como un fl?neur por el Sena, convive con la bohemia en Montparnasse, conoce a Mondrian, Chagall, Man Ray¡ y cuando fotograf¨ªa, busca perspectivas desde puntos elevados y composiciones geom¨¦tricas. Su primera exposici¨®n individual llega en 1927 y dos a?os despu¨¦s su obra cuelga en galer¨ªas de otros pa¨ªses.
En su estilo hay rasgos del "surrealismo, el dada¨ªsmo, el constructivismo,? pero no adopt¨® ninguno por completo", dice la comisaria
En su estilo hay rasgos del "surrealismo, el dada¨ªsmo, el constructivismo... pero no adopt¨® ninguno por completo", subraya Morin. "Es un fot¨®grafo de la calle, pero sin tanto compromiso social, que juega con la luz y trata las sombras como formas con entidad propia, no como la prolongaci¨®n de los cuerpos u objetos". Una subyugante demostraci¨®n es El tenedor (1928), en la que ese objeto apoyado en un plato proyecta dos delicadas sombras.
Ya reputado, revistas francesas y alemanas le encargan ensayos fotogr¨¢ficos; se casa con su amor, Elisabeth Salamon, y retrata a sus amigos artistas: Vincent Korda, Colette, Eisenstein... A ello ayudar¨¢ la compra de una Leica, una c¨¢mara que por su peque?o tama?o le da m¨¢s soltura.
Sin embargo, el sue?o se quiebra. El jud¨ªo Kert¨¦sz ve lo que se cierne y se marcha a EE UU con un contrato de la agencia Keystone. Pronto descubre que solo le quieren para aburridos trabajos de estudio, as¨ª que rompe el acuerdo en un a?o. Durante la II Guerra Mundial y a comienzos de la Guerra Fr¨ªa sufre la exclusi¨®n de las grandes publicaciones por su origen h¨²ngaro, por lo que trabaja para revistas de moda y decoraci¨®n, incluso sufri¨® una etapa de dificultades econ¨®micas. Las fotograf¨ªas del apartado Nueva York 1936-1970 son las de un hombre que echa de menos a sus camaradas, a?ora Par¨ªs y se siente aislado por su pobre ingl¨¦s. Retrata los grandes puentes, callejones, rascacielos y, con teleobjetivos desde la ventana de su apartamento en Washington Square, juega con las perspectivas de las azoteas.
Tras exponer en la Bienal de Venecia, el MoMA le dedica por fin una retrospectiva en 1964 que le ratifica como uno de los grandes maestros de la fotograf¨ªa. Por todo el mundo le organizan homenajes, pero ¨¦l, con modestia, declara que sigue vi¨¦ndose como un aficionado: "Espero continuar as¨ª hasta el final de mis d¨ªas". Retirado, vive con su mujer hasta que ella fallece en 1977. Muy deprimido, su ¨²ltimo trabajo ser¨¢ fijar con una Polaroid regalada los objetos cotidianos que le un¨ªan a Elisabeth. Un retrato en ausencia de su amada al que solo pondr¨¢ fin con su muerte en 1985, a los 91 a?os.
Dos d¨¦cadas de exposiciones
En septiembre cumplir¨¢ 20 a?os la vallisoletana Sala Municipal de Exposiciones de San Benito, en las antiguas caballerizas de un rehabilitado monasterio benedictino.
Este centro del Ayuntamiento de Valladolid est¨¢ dedicado en exclusiva a exposiciones de fotograf¨ªa. Desde su comienzo, ha organizado 159 muestras, la primera, en 1995, fue sobre Cristina Garc¨ªa Rodero.
M¨¢s de 1,2 millones de personas han visitado esta sala, que opta por montajes de car¨¢cter internacional con un presupuesto anual de 90.000 euros.
Entre sus exposiciones destacan las de Inge Morath, Cartier-Bresson, Robert Capa, William Klein, Eliott Erwitt, Joan Fontcuberta, Saul Leiter¡
Babelia
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