La gran tradici¨®n rusa

En lo que va de a?o el p¨²blico sinf¨®nico de Madrid ha tenido la oportunidad de escuchar al menos dos conciertos ¡°idiom¨¢ticos¡± de calidad excelsa, con autores al margen de ese n¨²cleo Beethoven-Brahms-Bruckner-Mahler que domina los platos fuertes de la mayor¨ªa de los programas de las orquestas invitadas. Primero fue el turno brit¨¢nico con Sir Mark Elder y The Hall¨¦ en Iberm¨²sica, con una memorable Fantas¨ªa sobre un tema de Thomas Tallis de Vaughan Williams, complementada por una obra intererant¨ªsima de Gustav Holst. El pasado jueves, de la mano de Juventudes Musicales, el protagonismo ha recaido en los rusos con la visita de la Filarm¨®nica de San Petersburgo, dirigida por Yuri Temirkanov, que han dejado para el recuerdo una magistral versi¨®n de Scheherazade, de Rimski Korsakov y un par de obras de Chaikovski interpretadas con un toque po¨¦tico y un estilo ¡°ruso¡± verdaderamente antol¨®gicos.

Temirkanov es un director fuera de serie. No en vano fue durante muchos a?os asistente y posteriormente el sucesor de Mravinski al frente de la Filarm¨®nica de San Petersburgo, una orquesta con enorme solera, cuya creaci¨®n se remonta a 1882. Los m¨¢s veteranos recordar¨¢n la impresionante versi¨®n de Eugenio Oneguin, de Chaikovski, que Temirkanov dirigi¨® al Teatro Kirov, entonces de Leningrado, en 1981 en el teatro de La Zarzuela. Sali¨¦ndonos del repertorio ruso, les aseguro que ning¨²n director como Termirkanov, y nada menos que en la c¨¢tedra verdiana del teatro Regio de Parma, me ha causado una impresi¨®n tan profunda dram¨¢ticamente en un t¨ªtulo tan emblem¨¢tico del arte l¨ªrico como La traviata. No fue, por tanto, una sorpresa su sensacional exhibici¨®n de timbres y matices en la popular Scheherazade, de Rimski Korsakov, pero s¨ª supuso una constataci¨®n de la riqueza que se puede sacar de una partitura muy trillada cuando se trata con semejante sabidur¨ªa r¨ªtmico-conceptual y dominio del lenguaje y, por supuesto, con tanto apego a las ra¨ªces de la tradici¨®n. En los pr¨®ximos d¨ªas orquesta y director son invitados de lujo del Festival Internacional de M¨²sica de Canarias con cuatro conciertos en Gran Canaria y Tenerife.

El concierto tuvo una primera parte chaikovskiana con una imaginativa lectura de la Fantas¨ªa sobre Francesca da R¨ªmini, opus 32, a la que siguieron las Variaciones rococ¨® para violonchelo y orquesta, opus 18, con el joven instrumentista madrile?o de 23 a?os Pablo Ferr¨¢ndez, que se desenvolvi¨® con soltura y oficio ante semejante reto, y que rubric¨® su actuaci¨®n con dos bises, una zarabanda de Bach y una mel¨®dica exposici¨®n de El cant dells ocells. Ferr¨¢ndez demostr¨® seguridad y talento. Incluso contenci¨®n para anteponer la serenidad a la brillantez.

El ¨¦xito en los saludos finales volvi¨® a poner de manifiesto la categor¨ªa sin fisuras de la Filarm¨®nica de San Petersburgo y su director titular desde hace m¨¢s de un cuarto de siglo. Fue un concierto a la antigua, si se quiere, pero con un magnetismo irresistible