Cuatro millares de castas
Agust¨ªn P¨¢niker publica un libro exhaustivo y claro sobre un tema rodeado de t¨®picos
1.?Cuatro o cuatro mil. Todav¨ªa muchos aficionados a la India confunden las varnas, que son cuatro, con las castas, que suman, seg¨²n censos oficiales, casi 5.000. Las varnas, de hecho, son parecidas a nuestras clases sociales, aunque lo que las cohesiona son los rituales profanos y religiosos que les est¨¢n reservados (y el modo en que los realizan) m¨¢s que el poder econ¨®mico o de otro tipo. Brahmanes o sacerdotes, ksatriyas o guerreros, vaisyas o comerciantes y sudraso servidores se distinguen por estar m¨¢s cerca o m¨¢s lejos del conocimiento revelado, al que los primeros tienen acceso directo y del que los ¨²ltimos est¨¢n excluidos.
2.?Qui¨¦n retira la basura. Los intocables, situados fuera de esta estructura basada, seg¨²n el hinduismo, en s¨®lidos principios mitol¨®gicos y cosmol¨®gicos, y que incluye a los que pertenecen a las 300 tribus de la India, no son ni siquiera una clase social: son la sombra que proyectan las otras cuatro (y por eso los que pertenec¨ªan a ella ten¨ªan prohibido, bajo penas muy duras, dejar que su sombra rozara a cualquier miembro de las varnas can¨®nicas), las sobras abandonadas por el sistema (lo que les ha llevado a asumir profesiones como basureros, limpiadores de letrinas o encargados de retirar cad¨¢veres de las calles), un punto ciego sobre el que es imposible que se fije la mirada porque, de hacerlo, la reducir¨ªa a cenizas.
3.?Ser o no id¨¦ntico. Hoy en d¨ªa las castas, en efecto, y aunque est¨¢n prohibidas, suman varias miles. Castas y subcastas de todos los tama?os que se rigen por reg¨ªmenes diet¨¦ticos (muy estrictos en la mayor¨ªa de los casos), reglas matrimoniales (la mayor¨ªa endog¨¢micas), ocupaciones, zonas geogr¨¢ficas, leyendas, dioses tutelares, religiones, ornamentos y vestiduras (la persona avisada puede distinguir a los miembros de una casta de lejos por sus pendientes, collares, saris o lunguis) o lenguas y dialectos. Las cuotas reservadas a los m¨¢s desfavorecidos (?pero no estaban prohibidas?) en puestos gubernamentales o en plazas universitarias y la marea irresistible de la globalizaci¨®n han logrado que cada vez m¨¢s personas salten la barrera trazada por este marcador identitario.
4.?Bodas y negocios. Las castas, sin embargo, siguen us¨¢ndose de manera masiva en la India para pactar bodas (no hay m¨¢s que consultar las secciones matrimoniales de los peri¨®dicos), para hacer negocios (m¨¢s f¨¢ciles si uno pertenece a la misma "familia" en sentido amplio o restringido) o para encadenar los sucesos cotidianos a principios metaf¨ªsicos y religiosos. Los reformadores hind¨²es agitaron y agitan un poco las aguas para luchar contra las supuestas desigualdades que provoca este orden de cosas, pero los indocentristas fervorosos (un Gandhi o un Vivekananda) enseguida salen a corregirlos e invocan la solidaridad entre el individuo y el cosmos y una suerte de coherencia trashist¨®rica de la que es arriesgado apartarse. El caso es que funciona, o al menos un poco mejor de lo que creemos en esta otra orilla del universo.
5.?Un libro definitivo. En las m¨¢s de 700 p¨¢ginas de su reciente libro La sociedad de las castas. Religi¨®n y pol¨ªtica en la India (Kair¨®s, 2014), Agust¨ªn P¨¢niker consigue abrirse paso en el intrincado laberinto de este asunto, y en sus mil y una ramificaciones, dando datos para entender de qu¨¦ se trata y tambi¨¦n para combatir las inercias colonialistas, conceptuales y culturales en las que, desde Hegel, Marx o Weber y desde los siglos de dominaci¨®n inglesa del subcontinente, estamos enredados los occidentales. Un libro riguroso que no hace turismo y s¨ª sociolog¨ªa, antropolog¨ªa, filosof¨ªa e historia de manera exhaustiva y entendible. La quinta pista es: si por fin se quieren enterar de qu¨¦ va esto, b¨²squelo en las estanter¨ªas.
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