La oscuridad ¨¢rtica que atrajo a Isabel Coixet
El drama hist¨®rico ¡®Nadie quiere la noche' inaugura el Festival de Berl¨ªn
Nieva. Isabel Coixet (Sant Adri¨¤ de Bes¨°s, 1960) confiesa que no logra quitarse el fr¨ªo que le acompa?¨® en el rodaje de Nadie quiere la noche en Noruega, que le ha perseguido en su estancia en Nueva York ¡ªse ha mudado a Brooklyn para escribir a cuatro manos un guion con el cineasta Matthew Chapman¡ª, y que desde el mi¨¦rcoles por la noche sufre en Berl¨ªn, donde ayer su ¨²ltimo drama inaugur¨® la secci¨®n oficial a concurso de la Berlinale. A su alrededor, vaya donde vaya, nieva. Por tel¨¦fono, poco antes de viajar a la capital alemana, mientras pasea por su barrio neoyorquino a la b¨²squeda de unos guantes, Coixet charla sobre Nadie quiere la noche.Se oye el crujir de la nieve por sus pasos. ¡°Pas¨¦ tanto fr¨ªo en el rodaje que me acabaron poniendo un cacharro en la nariz porque me acercaba a la congelaci¨®n. Lo pas¨¦ mal. Debe ser mi nuevo karma¡±.
Y la cineasta empieza a recordar c¨®mo hace cuatro a?os recibi¨® el guion de Miguel Barros. Le emocion¨®. Y c¨®mo fue a buscar al festival de teatro de Avi?¨®n a Juliette Binoche, la ¨²nica capaz de encarnar a Josephine Peary. Una mujer, criada en los mejores ambientes, de trato algo altivo (que para eso viv¨ªa en Washington), que se convirti¨® en compa?era habitual de los viajes de su marido, el explorador Robert Peary, que se autoarrog¨® en 1909 el t¨ªtulo de primer hollador del Polo Norte ¡ªcasi nadie cree hoy en d¨ªa que lo lograra¡ª. En esa m¨ªtica traves¨ªa hacia la gloria, Peary dej¨® a su esposa y a su hija en Washington, y Josephine, harta de esperar, fue tras ¨¦l, sin importarle ni las condiciones climatol¨®gicas ni, por tanto, las vidas de quienes la acompa?aban. ¡°Ella, de burgues¨ªa adinerada y cultivada, sent¨ªa al igual que su marido un desprecio por todos los que no pertenec¨ªan a su clase. Al final de la pel¨ªcula entender¨¢ que ha sobrevivido por aquellos a quienes ningunea¡±.
Curiosamente, a Josephine, perdida en la inmensidad polar, no fue a rescatarla su marido, m¨¢s preocupado en llegar a un sitio habitado y propagar su haza?a. ¡°M¨¢s a¨²n, posteriormente ella sigui¨® con su simulacro de vida. Desde luego, a su vuelta a Washington ya supo qu¨¦ clase de tipo era Robert. Ah¨ª empez¨® su aut¨¦ntica noche ¨¢rtica. Es triste pero real: los c¨®nyuges de muchos artistas viven ese tipo de existencia, al lado de gente que solo quiere el prestigio y la gloria. Por eso yo me identifico con la inuit¡±. Y r¨ªe. Se refiere a Allaka (Rinko Kikuchi), una esquimal que pasar¨¢ el invierno con Josephine y que salvar¨¢ la vida de una occidental m¨¢s preocupada por un gram¨®fono que por sus cong¨¦neres. ¡°A m¨ª me conmueve su inocencia, su inteligencia natural y su nobleza. Es joven, no tonta¡±.
El filme retrata el viaje de Josephine Peary tras su esposo, el explorador Robert
Coixet est¨¢ encantada con su reparto. El aire altivo de Binoche ¡°le pega total¡± a la protagonista. ¡°Y es lo suficientemente inteligente como para encarar un personaje antip¨¢tico¡±. La actriz francesa ama la investigaci¨®n exhaustiva. ¡°Cheque¨® dos veces todos los detalles relacionados con su personaje que se ven en pantalla, hemos ensayado much¨ªsimo¡±. En cuanto a Kikuchi, con quien ya trabaj¨® en Mapa de los sonidos de Tokio, juntas afrontaron su inuit de forma m¨¢s emocional: ¡°Vimos Dersu Uzala y Nanuk, el esquimal, de donde Rinko sac¨® la manera algo torpe de caminar de su Allaka. Y habl¨® mucho con una mujer interesante de Groenlandia, erudita de los inuit, cuya tatarabuela fue una de las hermanas de Allaka, y que al final sacamos en pantalla¡±.
La cineasta prosigue con su l¨ªnea ecol¨®gica en el cine, tanto en documentales como en la ficci¨®n, porque en sus ¨²ltimas tramas siempre hay elementos que nos recuerdan la fragilidad de la Tierra y la prepotencia del ser humano, especialmente el occidental. ¡°Para los Peary solo importa la gloria. El Polo Norte es la excusa. Da igual. Me preocupa nuestro futuro. Parece que no nos damos cuenta de que o nos salvamos todos o no lo hacemos ninguno¡±.
A ellos solo les importa la gloria. El Polo Norte es la excusa. Les da igual¡±
Le gusta la Berlinale: es su s¨¦ptima participaci¨®n en el certamen, seis con pel¨ªcula y otra como jurado. ¡°Me gusta la implicaci¨®n de la ciudad, de sus habitantes, en las proyecciones. Y si aqu¨ª no se hubiera visto Cosas que nunca te dije, yo no existir¨ªa como cineasta¡±. Adem¨¢s en esta ocasi¨®n vender¨¢ en el mercado berlin¨¦s This Man, This Woman, el drama que le volver¨¢ a reunir con Pen¨¦lope Cruz. ¡°Como pronto la rodar¨¦ en enero de 2016. Es guion de Frederic Raphael [Eyes Wide Shut, Dos en la carretera], a quien visitar¨¦ a la vuelta de la Berlinale. Hemos modernizado el libreto. Pen¨¦lope le va a sacar todo a su personaje, el de una mujer que se encuentra en un avi¨®n a un antiguo novio. Lo que estoy haciendo con Matthew tambi¨¦n va a largo plazo¡±. Y tiene pendiente de estreno Learning to Drive, con Ben Kingsley y Patricia Clarkson.
Mientras, seguir¨¢ en Brooklyn, escribiendo: ¡°Es lo m¨¢s bonito que uno puede hacer como artista, aunque yo soy maestra en dispersarme redactando¡±.
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