Candy Crush Hamlet

Las reglas del juego no dejan de cambiar en el sector editorial. Mientras algunos de sus responsables insisten en so?ar con un improbable Candy Crush de los libros, otros m¨¢s serios valoran las verdaderas posibilidades de la gamificaci¨®n, es decir: est¨¢n atentos a la hibridaci¨®n de juego y libro que ha comportado la reinvenci¨®n del gamebook en la era de las app. ?Demasiado t¨¦cnico? Prueben tan s¨®lo a jugar leyendo -o leer jugando- en su m¨®vil, tableta u ordenador: en el exitoso 80 days, podr¨¢n ser Phileas Fogg y competir por la apuesta que Julio Verne inmortaliz¨® en La vuelta al mundo en ochenta d¨ªas, eligiendo itinerarios, equipaje y hasta el tipo de relaci¨®n con Passepartout; en Device 6, podr¨¢n encarnar a Anna, una chica que despierta en una isla llena de aventuras textuales al m¨¢s puro estilo Danielewski; en Framed, podr¨¢n reescribir, mover y reeditar a ritmo de thriller las vi?etas de un c¨®mic noir para que el hombre del malet¨ªn logre su objetivo; y en La feria tenebrosa, en fin, podr¨¢n buscar a Sof¨ªa en unas atracciones entre Tim Burton y Clive Barker que rezuman luchas y retos escritos, inspirados en su versi¨®n papel.

La reinvenci¨®n del ¡®gamebook¡¯ abre nuevas l¨ªneas entre el juego y el libro. ?Se pondr¨¢ las pilas la industria?

Junto a cl¨¢sicos como Fighting Fantasy o Lone Wolf, y junto a otros m¨¢s rompedores (Sorcery, Year Walk, A Dark Room), dichos ejemplos lideran el fen¨®meno del relato interactivo, que gracias al formato app est¨¢ dinamitando las fronteras del gamebook. Heredero de la serie Elige tu propia aventura, este g¨¦nero que en anal¨®gico fue llamado librojuego languideci¨® con la irrupci¨®n de las videoconsolas, pero vive hoy una edad de oro digital cuyo vigor se?ala dos problemas para el mundo editorial: prospera fuera del sector y fuera del ¨¢mbito hisp¨¢nico. As¨ª, marcas pujantes como Inkle, Simogo o Tin Man Games est¨¢n copadas por desarrolladores como Joseph Humfrey, Jon Ingold, Simon Flesser, Magnus Gardeb?ck o Neil Rennison, en cuyos equipos no hay editores ni editoriales. Del mismo modo, el ¨²nico estudio espa?ol capaz de empezar a codearse con ellos, Cubus Games, abandon¨® pronto sus alianzas con editores (igual, por cierto, que salt¨® al ingl¨¦s por la falta de desarrollo de un mercado en espa?ol). Con Quim Garreta, Jaume Carballo y Josep Maria Pinyol al frente, el ascenso de estos catalanes, con gamebooks tan punteros como Heavy Metal Thunder o Necklace of Skulls, demuestra aun as¨ª que vale la pena jug¨¢rsela. M¨¢s cerca de las 'book app' -con libros enriquecidos e ilustrados interactivos a lo Morris Lessmore-, apenas podr¨ªa citarse otro ejemplo, el de Play Creatividad con su iPoe Collection dedicada al maestro Edgar Allan, para probar que los puentes con el sector son posibles (vean Play Attitude). De todo ello y de la evoluci¨®n de plataformas como CAAD, Librojuegos y otras para ense?ar a escribir gamebooks nace la pregunta: ?se pondr¨¢ la industria editorial las pilas o seguir¨¢ so?ando con explotar caramelos? Plant¨¦enselo, mientras juegan y navegan, y h¨¢ganlo atentos al inminente To Be or Not To Be de Ryan North: en ¨¦l, adem¨¢s de ir matando a Hamlet u Ofelia, la calavera de Yorick nos ayudar¨¢. ?A lo Shakespeare? Jugar o no jugar, esa es la cuesti¨®n.