Ligeramente replicante
La nueva entrega futurista de Montero funciona mejor en clave negra que de ciencia-ficci¨®n Bruna Husky piensa m¨¢s como socialdem¨®crata del siglo XX que como enigma del XXII
Las frecuentes intersecciones entre el relato criminal en todas sus formas ¡ªdel enigma sherlockiano a la estricta novela negra¡ª y la literatura de ciencia-ficci¨®n dan fe de esa feliz promiscuidad entre g¨¦neros populares que anticip¨®, de manera espont¨¢nea, algunas estrategias de la posmodernidad. En el d¨ªptico que, de momento, forman L¨¢grimas en la lluvia y El peso del coraz¨®n, Rosa Montero ¡ªque ya hab¨ªa tenido su temprana inmersi¨®n en lo fant¨¢stico con Temblor,en 1990¡ª parte del gesto posmoderno de apropiarse de un concepto ajeno ¡ªel replicante¡ª para construir un personaje ¡ªla detective Bruna Husky¡ª que le permite seguir explorando de otra manera ¡ªes decir, con marcada libertad de trazo y acusado sentido l¨²dico¡ª los temas rectores de su trayectoria literaria, como la naturaleza de la memoria y el car¨¢cter inestable de la identidad. El movimiento de la autora en direcci¨®n a esas formas de literatura popular da fe de la superaci¨®n colectiva de un tab¨²: como ocurri¨® con la novela negra unas d¨¦cadas atr¨¢s, la ciencia-ficci¨®n se revela objeto seductor para autores no formados en el g¨¦nero, y deja, por tanto, de ser percibida como carne de gueto cultural.
Podr¨ªan encontrarse precedentes del cruce gen¨¦rico que propone Rosa Montero en trabajos tan distintos como Sangre a borbotones, de Rafael Reig ¡ªdonde un Madrid fluvial y futurista era escenario de un juego transgen¨¦rico que cuestionaba las fronteras entre alta literatura y ficci¨®n popular¡ª, o las singulares Subm¨¢quina y Mamut, de Esther Garc¨ªa Llovet ¡ªficciones criminales muy heterodoxas, donde una peculiar mirada sobre el presente desvela el potencial posapocal¨ªptico de sobrecogedores escenarios urbanos¡ª. Lo interesante ¡ªy lo atrevido¡ª de estas dos novelas de Montero es, pues, la falta de prejuicios a la hora de zambullirse en la literatura popular sin ninguna coartada como salvavidas. Eso y la facilidad con que la autora logra que sigan siendo, esencialmente, novelas de Rosa Montero.
Algunas de las ideas de Philip K. Dick en ?Sue?an los androides con ovejas el¨¦ctricas? se abren paso en el universo de Husky: en especial, la conciencia de mortalidad de un personaje con obsolescencia programada, elemento que condiciona la mirada de la protagonista sobre su mundo, pero que tiene su extenuante contrapartida en esa cuenta atr¨¢s existencial que acaba convirti¨¦ndose en reiterativo mantra. El peso del coraz¨®n logra expresar el peso ¡ªy la fugacidad¡ª del tiempo de maneras mucho m¨¢s sutiles, menos insistentes y literales: de ah¨ª que la obsesi¨®n por cuantificar la existencia restante acabe resultando algo parecido a un plomizo estribillo.
La lectura de esta segunda novela del ciclo sugiere que ha sido m¨¢s importante para Montero el imaginario cinematogr¨¢fico que construy¨® Ridley Scott a partir de Dick en Blade Runner (1982) ¡ªpreludiado, por cierto, en la historieta The Long Tomorrow, dibujada por Moebius con guion de Dan O¡¯Bannon en 1975¡ª que las estrategias desafiantes y provocadoras del visionario escritor de Chicago. En la naturaleza h¨ªbrida de la obra se impone con mayor fuerza su trama criminal que esos juegos conceptuales basados en barnizar levemente de futuro preocupaciones contempor¨¢neas como integrismo religioso, desigualdades sociales o cat¨¢strofe medioambiental.
Nieta de la Sibyl Sue Blue ¡ªprimera mujer detective de la ciencia-ficci¨®n¡ª creada en 1966 por la escritora Rosel George Brown, Bruna Husky parece proponer una ampliaci¨®n del campo de batalla, cargada de posibilidades, del arquetipo del detective privado de novela negra cl¨¢sica: al desclasamiento del outsider tradicional, ella suma, por su naturaleza replicante, otro nivel de extra?amiento. Husky es una desclasada de lo humano y esa condici¨®n podr¨ªa haber enfrentado al lector con una otredad inquietante: resulta bastante desalentador comprobar que el personaje habla y piensa como una mujer socialdem¨®crata de finales del siglo XX y principios del XXI, y no como un enigma existencial del siglo XXII.
En esta historia que, como quiere la tradici¨®n del g¨¦nero (negro), se parte de lo min¨²sculo ¡ªel robo de un diamante¡ª para desvelar progresivamente la corrupci¨®n medular del sistema, la solvente construcci¨®n del relato policial ve amplificado su sentido del espect¨¢culo con la veloz sucesi¨®n de dispares escenarios que propicia su segunda piel fantacient¨ªfica. La subtrama del cuento que narra la protagonista a una ni?a radiactiva delimita un espacio reflexivo que se integra sin estridencias en el conjunto.
Menos afortunadas son algunas escenas er¨®ticas que abaratan el tono ¡ª¡°encajada en su mullido pecho, ansiosa y entregada, penetrada por ¨¦l¡± ¡ª y, sobre todo, la presencia de una mascota alien¨ªgena, llamada Bartolo, que parece un mal efecto especial: lejos de funcionar como contrapunto c¨®mico, ese animal que suelta frases como ¡°Bartolo bueno, Bartolo bonito¡± no puede zafarse de lo que se podr¨ªa llamar el efecto Jar Jar Binks. El peso del coraz¨®n prefiere reafirmar los valores humanistas del presente que plantear inc¨®modas cuestiones de futuro: por tanto, no es realmente una novela de ciencia-ficci¨®n, sino un ejercicio de turismo de g¨¦nero. Honesto, pero exiguo.
El peso del coraz¨®n. Rosa Montero. Seix Barral. Barcelona, 2015. 398 p¨¢ginas. 20 euros (digital: 12,99).
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