Los de fuera

Los partidos pol¨ªticos atraviesan una crisis de credibilidad. Es tan grave su err¨¢tica actitud frente al desencanto ciudadano que contagian al sistema mismo. Pese a conocerse casos de empresarios, polic¨ªas, futbolistas y hasta tonadilleros implicados en asuntos ilegales, nada hace m¨¢s da?o al imaginario colectivo que sospechar que quienes eligen dedicarse al servicio p¨²blico utilizan el cargo para medrar econ¨®micamente. Por eso se marcan l¨ªneas de cortafuego, que no evitan el incendio pero s¨ª quemarse. El Gobierno se puede proteger institucionalmente, pero los dem¨¢s hunden su condici¨®n de alternativa con cada caso. Invitar a agentes externos a participar en la actividad pol¨ªtica puede beneficiar a la imagen de los partidos, herida por la idea asimilada de que en su estructura medran los menos adecuados y que hasta las elecciones primarias padecen los mismos males que afean al sistema democr¨¢tico, con intereses cautivos, familias de oportunidad y rarezas como que un candidato pueda perder consecutivas elecciones populares sin dejar de ganar las votaciones internas.

Las dificultades que ha tenido el PSOE para comunicar sus ¨²ltimas acciones evidencian el problema. Ruedas de prensa que se vuelven a convocar media hora despu¨¦s, desmentidos, puntualizaciones y matizaciones verborreicas, hablan de una dificultad interna para ser coherente, transparente, ¨¢gil y sencillo en la explicaci¨®n. Ni era tan complicado explicar por qu¨¦ se apartaba de la carrera electoral a Tom¨¢s G¨®mez sin recurrir a turbiedades fabricadas con estados de opini¨®n, ni es tan complicado ser claro a la hora de marcar la diferencia entre la imputaci¨®n de Chaves y Gri?¨¢n para ser citados a declarar y la imputaci¨®n real de un delito, pese a la manipulaci¨®n dial¨¦ctica del ministro de Justicia. La histeria causa el resto.

Si Podemos y Ciudadanos han acertado al invitar en la confecci¨®n de su programa econ¨®mico a economistas independientes, los socialistas tienen una oportunidad de oro en el nombramiento de ?ngel Gabilondo para lanzar una idea nueva al electorado. Personas preparadas, independientes, enriquecidas por su experiencia vital y profesional aut¨®noma, pueden alimentar a los partidos de eso que les falta de manera dram¨¢tica: credibilidad y rigor. He ah¨ª un atisbo de por d¨®nde deber¨ªa ir la nueva pol¨ªtica, si los pol¨ªticos lo permiten, para salvar esta crisis de fe que padecen los ciudadanos.