Pierre Alechinsky: ¡°Jeff Koons es, sobre todo, un especialista en Bolsa¡±
El artista nos pasea por una muestra de sus dibujos en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid
Hablar con Pierre Alechinsky, el artista belga nacido en 1927, tiene mucho de encuentro luminoso con la vanguardia europea m¨¢s radical y m¨¢s viva, la que a finales de los cuarenta se organizaba en el grupo CoBrA. El nombre del grupo ¡ªimpulsado en los ¨²ltimos a?os de esa d¨¦cada por el poeta Christian Dotremont y los artistas Karel Appel, Asger Jorn y el propio Alechinsky¡ª correspond¨ªa a las iniciales de Copenhague, Bruselas y ?msterdam, y tanto sus contribuciones formales como las ramificaciones en la Francia de los cincuenta y sesenta supusieron una aportaci¨®n de gran valor para la historia de la cultura occidental. A trav¨¦s de ese grupo se trazaba una especie de l¨ªnea revolucionaria que empezaba con los surrealistas y llegaba hasta las propuestas ligadas al 68 franc¨¦s, sobre todo a la Internacional Situacionista de Guy Debord.
El belga expone sus dibujos en el C¨ªrculo de Bellas Artes
Pero hablar con Pierre Alechisnky es, sobre todo, recuperar un soplo de aire fresco en medio de este mundo nuestro tan aburrido, el aire de esos a?os maravillosos en los cuales el propio Andr¨¦ Breton visitaba el estudio de Alechinsky y hablaba de Matisse. Alechinsky ha conocido a todos los personajes que los mit¨®manos veneramos, aunque lo mejor de su conversaci¨®n es la lucidez de un artista a¨²n activo, sagaz y lleno de la iron¨ªa inteligente que proponen sus dibujos, aquellos que se pueden ver en Madrid, en el C¨ªrculo de Bellas Artes, donde se exponen con motivo de la Medalla de Oro que le ha concedido la instituci¨®n madrile?a.
Los dibujos de la muestra han sido elegidos por el propio Alechinsky y todos son de su colecci¨®n. Sorprende c¨®mo al llegar a la sala ¡ªy retando las reglas impuestas¡ª pide m¨¢s luz. Entre los dibujos expuestos, presidiendo el recorrido, est¨¢ el m¨¢s que conocido Central Park, de 1965, frente al cual, de una forma ingenua y un poco banal, se insiste en preguntar si forma parte de su colecci¨®n. Es una pieza tan conocida que podr¨ªa haber estado en el MoMA. Alechinsky sonr¨ªe con el humor maravilloso que despliega en su conversaci¨®n. Es verdad: no todas las piezas conocidas deben formar parte de la colecci¨®n de un museo prestigioso. Despu¨¦s cuenta c¨®mo prepara sus propios soportes a la manera de un artesano, encolando el papel sobre el lienzo. No es una operaci¨®n sencilla. La primera vez que lo hizo fue en Central Park, no le qued¨® muy bien. Y vuelve a sonreir.
Vida de un creador
-Nacido en Bruselas el 19 de octubre de 1927, Pierre Alechinsky form¨® parte del grupo de vanguardia CoBrA.
-Desde su juventud muestra predilecci¨®n por la ilustraci¨®n de libros y por la tipograf¨ªa.
-Alechinsky mantuvo v¨ªnculos especiales con los miembros del surrealismo, sobre todo, con Andr¨¦ Breton.
-En 1983 entra a formar parte de de la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de Par¨ªs como profesor de pintura.
-Sus dibujos expuestos en el C¨ªrculo de Bellas Artes obedecen a la concesi¨®n de la Medalla de Oro por parte de esta instituci¨®n madrile?a.
Nos detenemos un momento al lado de una pieza cuyo soporte son mapas: unos escolares y otro militares. Los contornos de los pa¨ªses o el mar van tomando formas de rostros, animales, cuerpos... ¡°Primero empec¨¦ a trabajar con mapas escolares¡± ¡ªdice al referirse a P¨¢ginas de un atlas universal (1984)¡ª. ¡°Trataba de mirarlos como los ni?os. No he sido el primero en ver la forma de una mujer en un mar. Siempre se habla de Italia como la bota. Podemos imaginar que Espa?a tiene una m¨¢scara sobre la cara que es Portugal. Son los sue?os de alumno distra¨ªdo. Del alumno que no escucha al profesor. Estos otros mapas son, sin embargo, m¨¢s dram¨¢ticos¡±, sigue explicando delante de Ojo de hielo, de 1982. ¡°Son mapas que sirven para los bombarderos, planes de vuelo militares. Mapas plagados de posibilidades peligrosas¡±.
Entonces, Alechinsky cuenta la historia de un amigo situacionista que dudaba entre seguir la doctrina de Debord o hacerse piloto militar. Se volvieron a encontrar a?os m¨¢s tarde, tras la muerte de Asger Jorn, convertido ese amigo en piloto militar, y le regal¨® algunos mapas estrat¨¦gicos que Alechinsky convirti¨® en im¨¢genes inusitadas, las que toman formas so?adas. ¡°De todos modos, ante el mapa tambi¨¦n se sue?a. El mapa incita a so?ar, por ejemplo, con el viaje¡±.
Y por fin aparece la palabra ¡°sue?o¡±, palabra donde se tejen las relaciones entre el surrealismo y CoBrA. ¡°Hay una diferencia esencial entre ambos. Al primero, a Breton, le interesaba un automatismo psiqu¨ªco puro. No le importaba tanto la materialidad de la pintura, la acci¨®n de pintar. Para m¨ª, pintar es el resultado de un gesto donde se mezclan acci¨®n y pensamiento¡±.
As¨ª que Breton regresa inexcusable ¡ªuna figura esencial para CoBrA, recuerda Alechinsky, porque le gustaba la pintura y ten¨ªa una tesitura muy amplia (de Magritte a Ernst o Mir¨®)¡ª, aunque en su moral estricta no le gustaban los premios, y los creadores pr¨®ximos a ¨¦l los rechazaban. ¡°Al morir Breton todos empezaron a aceptar premios¡±. Es fascinante escuchar la historia de este hombre de sue?os l¨²cidos que, cuando se apunta que escucharle es como escuchar lo que tienen las vanguardias de revoluci¨®n, corrige la expresi¨®n con su sentido humor: prefiere hablar de evoluci¨®n.
Andr¨¦ Breton le visitaba en su estudio para hablar de Matisse
La conversaci¨®n se mueve hacia los museos actuales, y Alechinsky habla contundente sobre ciertos artistas que no se forman lo suficiente. ¡°Me sorprende que hoy un artista como Jeff Koons sea sobre todo un especialista en Bolsa. Se llega a precios no solo exagerados, sino aberrantes. Si un objeto ajeno a Koons ¡ªla idea de apropiarse de algo lo hicieron ya los surrealistas y los dada¨ªstas¡ª vale millones, quiere decir que vamos hacia una cat¨¢strofe general econ¨®mica. Este hecho concreto es una se?al¡±.
Quiz¨¢s ah¨ª radica la diferencia entre un arte y otro arte: la obra de Alechinsky habla del placer, de la b¨²squeda, de todo aquello que no se puede cuantificar y que se convierte un poco en el sue?o del estudiante distra¨ªdo que sue?a con formas inesperadas sobre el mapa, las que, pese a todo, forman siempre parte de la revoluci¨®n.
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