Peregrinaci¨®n por la secuela de ¡®Matar a un ruise?or¡¯
Londres se convierte en el centro de visitas de los editores de medio mundo en busca de la secuela de ¡®Matar a un ruise?or¡¯
En el n¨²mero 20-23 de Greville Street de Londres se decide estos d¨ªas el destino del gran acontecimiento literario de los ¨²ltimos a?os: los nombres de las editoriales, de medio mundo, que publicar¨¢n la novela perdida de Harper Lee Go, Set a Watchman (Ve, aposta a un centinela). Es el embri¨®n y a la vez la secuela del cl¨¢sico estadounidense Matar a un ruise?or aparecido 55 a?os despu¨¦s de su publicaci¨®n. El entusiasmo desatado para quedarse con sus derechos es casi in¨¦dito en el mundo de las subastas editoriales; desde la misma ma?ana del martes 3 de febrero pasado, cuando la editorial Harper Collins hizo el anuncio en Nueva York. Hermetismo, especulaci¨®n y misterio rodean el manuscrito y la negociaci¨®n que lleva la agencia literaria Andrew Nurnberg Asociados.
El viernes termin¨® la peregrinaci¨®n de editores o de sus enviados especiales, con ofertas hasta ese edificio de ladrillo rojizo londinense de grandes ventanales espejados. La puja est¨¢ cerrada.
Un lunes fue el famoso juicio en defensa de un negro descrito en Matar a un ruise?or, y un lunes, como el de ma?ana, la agencia empezar¨¢ a fallar los nombres de los sellos agraciados, por pa¨ªses o ¨¢reas ling¨¹¨ªsticas, que editar¨¢n la novela. Se sospecha que la cantidad alcanzar¨¢ las siete cifras. Se intuye que de Espa?a han llegado hasta el final los dos grandes grupos con esa capacidad econ¨®mica: Penguin Random House, para publicarlo en Alfaguara, y Planeta, bajo su sello Seix Barral o Destino. Se dice que tambi¨¦n est¨¢ interesada Ediciones B, del Grupo Zeta, por tener los derechos para bolsillo y digital de la ¨²nica obra conocida de Lee, mientras los de tapa dura est¨¢n libres. Tambi¨¦n se sabe que lo intentaron otros grupos, como Anagrama y Salamandra, pero al final se retiraron por diferentes motivos.
Un ritual surgi¨® en estos 20 d¨ªas alrededor de la subasta. Los editores debieron acercarse a la agencia con cita previa. En horas distintas para evitar que se cruzaran. Una vez all¨ª, firmaron un documento de confidencialidad para no revelar detalles ni de la obra ni de la negociaci¨®n. Les retiraron los m¨®viles y bol¨ªgrafos o cualquier cosa con la que pudieran tomar notas. Los hicieron pasar a uno de los salones de grandes ventanales. Solos y teniendo en las manos el manuscrito de hojas sueltas lo leyeron en unas ?dos horas? ?cuatro horas? Unos pocos elegidos que casi representaron el propio t¨ªtulo de la novela, Ve, aposta a un centinela, sacado del Libro de Isa¨ªas del Antiguo Testamento.
El viernes acabaron las ofertas para publicar ¡®Ve, aposta a un centinela¡¯. A partir del lunes se sabr¨¢ qu¨¦ editoriales publicar¨¢n la novela
La dispersa comitiva espa?ola habr¨ªa tenido un a?adido en las conversaciones, en vista de que los derechos de Matar a un ruise?or en tapa dura est¨¢n libres; as¨ª es que podr¨ªa haberse hablado de un paquete completo que incluyera los dos t¨ªtulos y formatos anal¨®gico y digital. A lo que se sumar¨ªan los acuerdos para el ¨¢rea hispanohablante.
Anagrama estuvo all¨ª. Su informe de lectura fue positivo, pero se retir¨® ante la elevada cantidad de dinero que alcanz¨® el libro. ¡°Es muy obvio que me hubiera gustado publicarla¡±, reconoce Jorge Herralde, su editor. ¡°No solo porque Matar a un ruise?or es una buena obra, sino tambi¨¦n porque Harper Lee fue una figura muy importante en el proceso creativo de Truman Capote para A sangre fr¨ªa¡±, uno de los libros emblem¨¢ticos de la editorial. Los motivos de Salamandra fueron otros. Su informe no fue favorable. Aunque a Sigrid Kraus, su editora, no le hubiera disgustado teniendo en cuenta que la novela de Lee fue precursora de ese g¨¦nero conocido ahora como crossover, ¡°de lectura aparentemente ingenua que se puede leer en diferentes niveles y para todas las edades¡±.
Aunque en la decisi¨®n final de las dos editoriales de no seguir adelante influy¨® otro argumento: una cosa es la publicaci¨®n del libro en EE UU, donde el cl¨¢sico de Lee es lectura obligatoria, lo cual garantiza el triunfo comercial del in¨¦dito, y otra en Espa?a, donde ha tenido una difusi¨®n regular.
La ¨²ltima palabra la tendr¨¢, a partir de ma?ana, Andrew Nurnberg. Es el director de esa agencia literaria en el 20-23 de Greville Street. Representa a 102 autores. Los m¨¢s populares son Harper Lee, Cornelia Funke, Shimon Peres, Antony Beevor, Tariq Ali y la reci¨¦n fallecida Assia Djebar. Solo se conocen las editoriales que lo publicar¨¢n en EE UU, Harper Collins el 14 de julio, y en Reino Unido, Heineman. Cinco meses antes de esa fecha, la obra in¨¦dita y la conocida est¨¢n entre los m¨¢s vendidos en Amazon.
Todo es culpa de Nell Harper Lee. Mientras, ella, con 88 a?os, sigue fiel a su silencio. Vive en Monroeville (Alabama), su ciudad natal, en una residencia de ancianos. En la misma ciudad donde en los a?os cincuenta escribi¨® Go, Set a Watchman. Solo que sus hojas se extraviaron despu¨¦s de que ella siguiera el consejo de su editor, Tay Hohoff. Le sugiri¨® que recondujera esa historia contada por una joven veintea?era sobre la igualdad, los derechos civiles y la amistad desde el punto de vista de cuando esa mujer era ni?a y la llamaban Scout. As¨ª naci¨® Matar a un ruise?or. El ¨¦xito acompa?¨® a la novela casi desde el mismo 11 de julio de 1960, cuando lleg¨® a las librer¨ªas. Y ese ¨¦xito arroj¨® sombra y olvido sobre el embri¨®n original. Hasta que el verano pasado aquellas p¨¢ginas amarilleadas aparecieron debajo del manuscrito del cl¨¢sico estadounidense. En esos folios, una mujer llamada Jean Louise, Scout para todos, vive en Nueva York, donde ya no la alcanzan los gritos de Calpurnia, y un d¨ªa viaja a ver a su padre, Atticus Finch, al poblado de Maycomb.
Ese es el lugar a donde todos quieren peregrinar ahora. Conocer ese primer soplo de inspiraci¨®n de una obra querida.
El silencio empezar¨¢ a despejarse pronto. Una procesi¨®n de preguntas lo precede: ?Hablar¨¢ su autora? ?La novela ser¨¢ tan buena como su ¨²nico libro conocido? ?Scout ser¨¢ abogada como su padre? ?Qu¨¦ habr¨¢ pasado con su hermano Jem y su amigo Dill? ?Qu¨¦ pensar¨¢ Atticus Finch, 20 a?os despu¨¦s de que defendiera infructuosamente a Tom Robinson? ?Seguir¨¢ en pie la Mansi¨®n Radley? ?Y Boo? ?Seguir¨¢ solitario en el silencio? Lo que nadie duda es que se har¨¢ una pel¨ªcula, como sucedi¨® con Matar a un ruise?or, en 1961. Y todos sabremos qu¨¦ hicieron Scout y Jem con aquel consejo que les dio Atticus de que uno no conoce de verdad a una persona hasta que no se pone en su piel.
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