¡°El teatro es incertidumbre y m¨¢s en un pa¨ªs como el nuestro¡±
Mario Gas dirige 'El invernadero', de Harold Pinter, con adaptaci¨®n de Eduardo Mendoza
Uno siempre se puede ver reflejado en el espejo de Pinter. Pero quiz¨¢s hay unas ¨¦pocas m¨¢s propicias que otras. El brit¨¢nico Harold Pinter (1930-2008) uno de los m¨¢s grandes dramaturgos de todos los tiempos, Premio Nobel de Literatura en 2005, ha dejado tal legado literario-teatral que es dificil que los teatreros no vuelvan una y otra vez a cobijarse en sus palabras y sus historias. Ahora le ha tocado el turno a Mario Gas y la obra El invernadero (The Hothouse), escrita en 1958 por un Pinter impresionado por la intervenci¨®n sovi¨¦tica en Hungr¨ªa y guardada en un caj¨®n donde dormir¨ªa hasta 1980, a?o en la que el dramaturgo la estren¨® bajo su direcci¨®n en el Hampsted Theatre.
Salvo un estreno en los noventa en una peque?a sala alternativa, El invernadero no ha sido representada hasta ahora en los grandes escenarios teatrales de Espa?a, en contraposici¨®n a la enorme repercusi¨®n que tuvo la obra en el mundo anglosaj¨®n. Hoy jueves, el Teatro de La Abad¨ªa, en Marid, estrena El invernadero, en versi¨®n y traducci¨®n de Eduardo Mendoza, direcci¨®n de Mario Gas y la interpretaci¨®n de Gonzalo de Castro, Trist¨¢n Ulloa, Jorge Us¨®n, Isabelle Stofel y Javivi Gil, entre otros. La obra es una coproducci¨®n de La Abad¨ªa y la nueva compa?¨ªa Teatro del Invernadero, creada al calor de esta comedia b¨¢rbara y aterradora.
Pinter es siempre inquietante y negro. Se le idenfica con el silencio, la paradoja y las palabras no dichas. Aqu¨ª, en El invernadero, Pinter destroza, desintegra lo que tiene sentido del lenguaje, en un tono absolutamente sard¨®nico
Mario Gas (Montevideo, 1947) llega bien abrigado, gorra y bufanda a rayas. En el patio del Teatro de la Abad¨ªa, el actor y director se somete disciplinado y divertido a la sesi¨®n fotogr¨¢fica. ¡°?Pero no teneis ya suficientes fotos en el peri¨®dico?¡±, medio protesta al inicio. Su presencia es menos imponente que sus propias palabras. Es claro y directo, pasional y excelente conversador, sin pelos en la lengua. El invernadero, un retrato del control del poder m¨¢s oscuro en los a?os cincuenta, es, dice Gas, ¡°una fantas¨ªa que con el tiempo se ha hecho realidad¡±.
La obra da t¨ªtulo a un centro de reposo, aparentemente pl¨¢cido, de temperatura estable y palabras amables que esconde un lugar lleno de horror, un sitio de torturas ps¨ªquicas y todo en una jornada navide?a marcada por un nacimiento y una muerte. ¡°Pinter es siempre inquietante y negro. Se le idenfica con el silencio, la paradoja y las palabras no dichas. Aqu¨ª, en El invernadero, Pinter destroza, desintegra lo que tiene sentido del lenguaje, en un tono absolutamente sard¨®nico. Es una comedia en la que la risa va quedando atrapada y se va haciendo cada vez m¨¢s densa hasta acabar en una demostraci¨®n de cinismo terror¨ªfico¡±, explica Gas, para quien esta obra va mucho m¨¢s all¨¢ de la ¨¦poca de la guerra fr¨ªa y los a?os cincuenta o sesenta. ¡°En la sociedad occidental de hoy se ha llegado a unos niveles de brutalidad, sofisticaci¨®n y de negaci¨®n absoluta de las cosas que ocurren fuera del control del poder que no hace falta ponerle nombre y apellido. A poco que pienses y sientas, todo lo que retrata Pinter lo relacionas con lo que estamos viviendo. Las armas del poder econ¨®mico y pol¨ªtico han atrapado al ciudadano medio¡±.
El IVA cultural es una medida coercitiva y disciplinaria que se est¨¢ llevando a parte del sector por delante¡±
Y para poner en escena esta obra, Mario Gas, junto Paco Pena, el que fuera jefe de producci¨®n del Teatro Espa?ol, y los actores Gonzalo Castro y Trist¨¢n Ulloa han creado una compa?¨ªa, a la que han puesto el nombre de Teatro del Invernadero. ¡°Nos pareci¨® bonito que estren¨¢ndonos con esta obra de Pinter le pusi¨¦ramos el nombre de Invernadero, que, entre otras acepciones, es un lugar donde cobijarse y estar a temperatura estable en los inviernos, como este invierno cultural al que nos ha llevado el Gobierno. Hay cierta necesidad de estar arropados, queremos crear una especie de hogar, de dulce hogar, donde poder hacer las cosas que nos gusten, poner en marcha una serie de textos y responder de alguna manera a la situaci¨®n actual¡±. Sabe mejor que nadie, viniendo como viene de una larga y poderosa familia de c¨®micos, que el teatro es hermoso pero duro y lleno de altibajos. ¡°El teatro es incertidumbre y m¨¢s en un pa¨ªs como el nuestro en el que las circunstancias objetivas siempre van a la contra. Si no est¨¢s preparado para la incertidumbre es mejor que te dediques a otra cosa¡±.
De la conversaci¨®n no se desprende nostalgia por los ocho a?os y medio al frente del Teatro Espa?ol, un tiempo ¡°de sombras y luces¡± en el que cre¨® un equipo, un lenguaje, un p¨²blico, adem¨¢s de abrir tres nuevas salas. ¡°No quiero parecer pedante pero, como dec¨ªa Machado, hay muchos que no perseguimos la gloria sino disfrutar con nuestro trabajo. Si en un momento determinado tienes un instrumento p¨²blico que te da la posibilidad de desarrollar un programa amplio que pueda ayudar a modificar cosas y avanzar en todos los terrenos tetrales es fant¨¢stico. Ahora estoy en el privado, pero en el privado que quiero estar¡±.
Indignado con la demonizaci¨®n que, en su opini¨®n, el ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, hace con los que no piensan como ¨¦l y con el IVA cultural ¡ª¡±una medida coercitiva y disciplinaria que se est¨¢ llevando a parte del sector por delante¡±¡ª Mario Gas saluda la llegada de movimientos como Podemos ¡ª¡±por favor que gane alguien con luz y esperanza, despues de lo que nos han esquilmado dejemos a las nuevas generaciones que se abran paso, si luego no responden o se equivocan ya veremos, pero hay que dejar que intenten cambiar las cosas porque lo que estamos viviendo es terror¨ªfico¡±¡ª pero tambi¨¦n la aparici¨®n de ?ngel Gabilondo como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid por el PSOE. ¡°Estoy gratamente sorprendido¡±.
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