Duelo sobre las tablas
Vicky Pe?a y Mario Gas vuelven juntos a un escenario el 4 de septiermbre para representar la obra cumbre de Eugene O¡¯Neill

Acontecimiento: el pr¨®ximo 4 de septiembre, Mario Gas y Vicky Pe?a, uno de los t¨¢ndems m¨¢s creativos y aclamados de nuestra escena, compartir¨¢n el escenario del madrile?o teatro Marquina en Largo viaje del d¨ªa hacia la noche, la obra cumbre de Eugene O¡¯Neill. Conversamos en el Caf¨¦ Central, a cuatro pasos del Espa?ol, el teatro que Gas dirigi¨® durante ocho a?os y medio. Largo viaje es una antigua fascinaci¨®n de ambos, desde que vieron, en los sesenta, la pel¨ªcula de Lumet, con Katharine Hepburn y Ralph Richardson.
En los primeros ochenta, Gas quiso montar la funci¨®n en el Romea, reci¨¦n convertido entonces en Centro Dram¨¢tico de la Generalitat. Y en 1989, como director del Festival de Tardor de Barcelona, trajo el fabuloso montaje de Bergman, con Jarl Kulle y Bibi Andersson. ¡°Como actor¡±, cuenta, ¡°me la ofrecieron varias veces: primero el rol del hijo peque?o, luego el mayor, y luego el padre, que es el papel que interpreto ahora. ?El tiempo vuela!¡±. Har¨¢ unos meses, Gas estaba a punto de comprar los derechos y montarla, cuando le llam¨® Alejandro Colubi, el empresario del Marquina: ¡°Me dijo: ¡®Vamos a hacerte una oferta que te sorprender¨¢¡¯. Y me sorprendi¨®: el director Juan Jos¨¦ Afonso quer¨ªa contratarnos a Vicky y a m¨ª para protagonizar Largo viaje. Y aqu¨ª estamos, con tres estupendos actores j¨®venes: Juan D¨ªaz, Alberto Iglesias y Mamen Camacho¡±.
Para ser un cl¨¢sico de su envergadura, la funci¨®n se ha puesto tan solo cuatro veces en Espa?a. En 1960 la estren¨® Gonz¨¢lez Vergel, en el Lara. Casi treinta a?os m¨¢s tarde volvi¨® a la escena (Espa?ol, 1988) dirigida por Narros y Layton. John Strasberg la monta de nuevo en el Alb¨¦niz, en 1991. Y ?lex Rigola en La Abad¨ªa, en 2006.
¡°A m¨ª me gustan las obras que, como esta¡±, se?ala Gas, ¡°no se pueden resumir en una frase. Lo que podr¨ªa quedarse en un psicodrama familiar se eleva hasta convertirse en una gran tragedia moderna, con un vuelo y una intensidad que la hacen universal. Es la historia de unos seres que quieren quererse y entenderse, y no lo consiguen¡±.
Vicky Pe?a: ¡°Me encantar¨ªa hacer un Jardiel, un Coward, un Labiche¡ Adoro la comedia, aunque tienden a verme m¨¢s en registro dram¨¢tico¡±
A?ade Vicky Pe?a: ¡°O¡¯Neill hablaba de su propia familia, y no quiso que la obra se viera hasta pasados veinticinco a?os de su muerte, pero su viuda autoriz¨® el estreno en 1956, en el Dramaten de Estocolmo. Era su ¡®casa espiritual¡¯, porque las influencias de Ibsen y Strindberg son evidentes¡±. A los pocos meses se estren¨® en Broadway, con Fredric March y Florence Eldridge, y tuvo un enorme ¨¦xito¡±.
En una reciente entrevista en este peri¨®dico, Vicky Pe?a comentaba a Jacinto Ant¨®n que estaba harta de personajes tr¨¢gicos y quer¨ªa hacer alta comedia, ¡°incluso vodevil¡±. ?Y ahora le toca la Mary Tyrone del Largo viaje! ¡°Es un regalo hacer un personaje tan extraordinario como Mary Tyrone, pero tambi¨¦n es verdad que me encantar¨ªa hacer un Jardiel, un Coward, un Labiche¡ Adoro la comedia, aunque tienden a verme m¨¢s en registro dram¨¢tico¡±. Casi todos sus trabajos de comedia los ha hecho con Mario Gas y en musicales: la tierna Adelaide de Guys and Dolls, la demoniaca se?ora Lovett de Sweeney Todd¡ ¡°?Es verdad! Y la mayor¨ªa, en piezas de ese genio llamado Stephen Sondheim. Ahora que lo pienso, con una modalidad diferente en cada una: farsa (Golfos de Roma), comedia negra (Sweeney Todd), alta comedia (A Little Night Music), comedia amarga (Follies)¡ ?Y las que nos quedan por hacer!¡±.
La actriz ve a Mary Tyrone, su papel actual, como una mujer frustrada, una mujer de clase alta, de un mundo marcado por las convenciones sociales, ¡°que se enamora de un c¨®mico, James Tyrone, y entra en una vida itinerante, de hoteles y viajes continuos. Sufre luego una experiencia muy dolorosa, que la trastorna, y poco a poco se refugia en el pasado, en sus recuerdos. Tiene puntos de contacto con la Blanche Dubois de Un tranv¨ªa llamado deseo, que interpret¨¦ a las ¨®rdenes de Mario: las huidas a un mundo de fantas¨ªa, la obsesi¨®n por el esplendor perdido¡±.

Para Gas, James Tyrone, su personaje, es ¡°un buen hombre, pero lleno de conflictos: incomunicaci¨®n con su mujer y sus hijos, insatisfacci¨®n consigo mismo. Naci¨® en una familia de emigrantes y tuvo que ganarse la vida desde muy joven. Se convirti¨® en un actor de ¨¦xito, pero no en el actor que quer¨ªa ser. Como todos los personajes de la obra, tiene muchas capas. He le¨ªdo que March hac¨ªa un Tyrone col¨¦rico, que Olivier sacaba a la luz un lado mucho m¨¢s dom¨¦stico¡¡±.
Gas y Pe?a han estado unas cuantas veces juntos en escena, pero nunca en una pieza ¡°con tanto papel¡±, por as¨ª decirlo. Mario recuerda que compartieron escenario en 1977, en un programa doble de Synge, formado por La boda del hojalatero y La sombra del valle, una producci¨®n del Sal¨®n Diana barcelon¨¦s, aquel breve pero formidable semillero donde tantos j¨®venes actores de entonces (Juanjo Puigcorb¨¦, Carmen El¨ªas, Rosa Novell y Silvia Munt, entre muchos otros) echaron a volar. Yo les vi juntos en 1978, en Enrique IV de Pirandello, que Gas dirig¨ªa, y donde sustituy¨® como actor a F¨¦lix Rotaeta. ¡°Volvimos a coincidir¡±, le dice Vicky, ¡°en Do?a Rosita la soltera, en la compa?¨ªa de Nuria Espert. Y en El tiempo y los Conway, donde reemplazaste varias veces a ?lex Casanovas¡±. Los recuerdos se aceleran. ¡°?Y volv¨ª a reemplazarle en La reina de belleza de Leenane!¡±, tercia Gas. Vicky: ¡°Fuimos tambi¨¦n el matrimonio Armfeldt de A Little Night Music, treinta y tantas funciones, cuando no pod¨ªa hacerla Tino Romero. ?Qu¨¦ viene luego? La Orest¨ªada, aunque all¨ª no ten¨ªamos escenas juntos. Y luego Follies, claro¡±. Mario: ¡°Ahora, por primera vez en mucho tiempo, protagonizamos un espect¨¢culo del que no soy director¡±.
?Y c¨®mo sienta eso de contratarse como actor y no tener que dirigir? ¡°?Un gran descanso! (r¨ªe). Me encantaba hacer sustituciones en mis montajes, porque concentrarse en actuar sin tener que estar atento a todo lo dem¨¢s es un placer. Lo m¨¢s latoso es aprenderse un papel tan largo, aunque sea espl¨¦ndido. Yo sigo el m¨¦todo Espert: copiar una y otra vez mi texto, muy despacio, para met¨¦rmelo en la cabeza. Hay quien lo graba y lo escucha, pero a m¨ª me va mejor ese otro sistema. Es como si hiciera los deberes para luego salir a jugar en el escenario. El escenario es el recreo¡±.
Mario Gas y Vicky Pe?a respiran teatro por los cuatro costados: vienen de familias de c¨®micos, y a su vez tienen hijos que siguen la tradici¨®n. El abuelo de Mario llevaba una compa?¨ªa, y su t¨ªo abuelo pas¨® media vida en la compa?¨ªa de Benavente. Su padre, Manuel Gas, era actor y cantante de ¨®pera y de zarzuela, un bajo legendario. Su madre, Anna Cabr¨¦, era bailarina del Liceo. Su t¨ªo, el c¨¦lebre Mario Cabr¨¦, actor y torero. ¡°Yo nac¨ª en Montevideo¡±, cuenta, ¡°durante una larga gira de mis padres. Mi hermano Manuel incluso hizo un curso escolar completo all¨ª: recuerdo que sus libros eran a todo color, y los m¨ªos en blanco y negro. Yo fui uruguayo hasta la mili, a los 18 a?os¡±.
A esa edad, Gas ya est¨¢ dirigiendo: en el TEU de Derecho, y poco m¨¢s tarde en Gogo Teatro Independiente, en el ¡°territorio libre¡± del Instituto Americano barcelon¨¦s. ¡°La verdad es que el bicho me pic¨® muy pronto. Cuando ¨¦ramos cr¨ªos, mi hermano bajaba siempre al foso de los m¨²sicos, con el maestro Soroz¨¢bal, y a m¨ª lo que me gustaba era estar entre cajas. A los ocho debut¨¦ en Los agentes del quinto grupo, una pel¨ªcula policiaca, con mi padre y con Armando Moreno, el marido de Nuria Espert. Adolescente, entr¨¦ en las compa?¨ªas de mi padre, en giras de verano: como actor (sin cantar), bailar¨ªn, ayudante de direcci¨®n¡ Y luego en la Facultad, s¨ª, en el TEU, con Gustavo Hern¨¢ndez y Enrique Vila-Matas. Y en Gogo, con Santiago Sans, Carles Canut y Emma Cohen, que entonces todav¨ªa se llamaba Emma Bertr¨¢n¡±.
Somos un t¨¢ndem fijo discontinuo. Nos conocemos mucho y a veces las paredes tiemblan, porque la exigencia mutua es muy alta¡±
Vicky Pe?a era, dice, ¡°c¨®mica de segunda generaci¨®n¡±, porque no hab¨ªa antecedentes teatrales en las familias de sus padres, Felipe Pe?a y Montserrat Carulla. No ten¨ªa, cosa curiosa, ninguna intenci¨®n de dedicarse al teatro. ¡°En aquella ¨¦poca mi padre se centr¨® en el doblaje y la radio, pero pude ver incontables veces a mi madre, primero en el Mar¨ªa Guerrero, donde estuvo dos temporadas, y despu¨¦s en una compa?¨ªa maravillosa, con lo mejor del teatro catal¨¢n: Paquita Ferr¨¢ndiz, Merc¨¨ Bruquetas, Ana Maria Barbany, Carmen Lia?o¡ Y ellos, no menos estupendos: Abadal, Nonell, Lloret, Torner, Graneri, Anglada¡ Me chup¨¦ much¨ªsimo camerino y aprend¨ª mucho, aunque lo m¨ªo era la medicina, o eso cre¨ªa¡±.
Se matricul¨® en enfermer¨ªa y las pr¨¢cticas le tocaron en el Hospital Cl¨ªnico, en ri?¨®n artificial. Trabajaba, sobre todo, en turnos de noche. Un verano viaj¨® a Londres para aprender ingl¨¦s, y all¨ª tuvo lugar la fulguraci¨®n: ¡°Un actor amigo de mi madre, Antonio Canal (ahora es el cura de Cu¨¦ntame), estaba estudiando con Roy Hart y me llev¨® a ver La madre, de Gorki: de golpe, decid¨ª que quer¨ªa ser actriz. Debut¨¦ como corista griega en unas tragedias resumidas, para p¨²blico infantil, que Esteve Polls mont¨® en el Espa?ol barcelon¨¦s, en 1971 o 1972. Carmen El¨ªas era Ifigenia y Paquita Ferr¨¢ndiz era Clitemnestra. ?Trabajo duro, actuar para ni?os! ?Eran tremendos! Una tarde, en una Ant¨ªgona, Enrique Guitart par¨® la funci¨®n y, muy amable, dijo: ¡°Si arm¨¢is tanto ruido nos iremos¡±. Y los ni?os aullaron: ¡°?Idos! ?Idos!¡±. Mi segundo gran aprendizaje fue en el Sal¨®n Diana, que un grupo de actores autogestion¨¢bamos, en cooperativa. All¨ª conoc¨ª a Mario¡±.
En 1976, las huestes de la muy ¨¢crata ADTE (Asociaci¨®n de Trabajadores del Espect¨¢culo), lideradas por Gas, montan en el mercado del Borne un Tenorio que hace ¨¦poca, a caballo entre Ronconi y el Grand Magic Circus, con grupos de rock y dirigido colectivamente, que re¨²ne a treinta mil personas durante tres d¨ªas: casi un mini-Woodstock teatral catal¨¢n, del que pronto se cumplir¨¢n cuarenta a?os. Y en 1977, ya en el Diana, el aldabonazo de Enrique IV. Ocupar¨ªa mucho espacio detallar la trayectoria ascendente de los dos. Despegan en La ¨®pera de tres reales, en 1984, en el Romea (ella es Polly Peachum, ¨¦l dirige), y en los noventa comienzan a sucederse los ¨¦xitos: El tiempo y los Conway (1992), Sweeney Todd (1995) ¨Cla noche del estreno en el Poliorama, Sondheim subi¨® al escenario y dijo que era el mejor montaje de su obra¨C, y el triunfo de La reina de belleza de Leenane (1998), que Vicky protagoniz¨® con su madre, Montserrat Carulla. De las d¨¦cadas siguientes, un top-ten de ambos deber¨ªa incluir A Little Night Music (2000), Madre Coraje y sus hijos (2001), La Orest¨ªada (2003), Homebody / Kabul (2007), Un tranv¨ªa llamado deseo (2010) y Follies (2012). Entre sus trabajos actorales m¨¢s recientes cabe destacar el Julio C¨¦sar que Gas ha interpretado a las ¨®rdenes de Paco Azor¨ªn y la conmovedora Mar¨ªa Moliner de Vicky Pe?a en El diccionario, dirigida por Jos¨¦ Carlos Plaza.
Los dos respiran teatro por los cuatro costados. Vienen de familias de c¨®micos y a su vez tienen hijos que siguen la tradici¨®n
Mario Gas considera que sus padres le ense?aron rigor: ¡°Aprend¨ª que el oficio requer¨ªa trabajo, estudio, preparaci¨®n. Me contagiaron su amor por el teatro. ¡®Es un oficio muy hermoso¡¯, dec¨ªa mi padre, ¡®pero muy duro y lleno de altibajos¡¯. Me ense?aron a no elevarme por encima de los dem¨¢s cuando las cosas van bien, y a apechugar cuando van mal¡±. Vicky Pe?a tiene otra impresi¨®n: ¡°Los m¨ªos parec¨ªa que no me ense?asen nada, me dejaban aprenderlo por m¨ª misma. Viendo una y otra vez la misma obra, yo me daba cuenta de que un d¨ªa escuchaba embobada a los actores y otro d¨ªa pensaba: ¡®Hoy hablan raro¡¯, porque no estaban tan bien. Es decir, que aprend¨ªa a detectar la verdad. Miranda, nuestra hija, tambi¨¦n nos ha visto mucho desde cajas. Aprend¨ª de mis padres que hacer teatro conlleva una responsabilidad m¨²ltiple: con uno mismo, con los compa?eros, con el p¨²blico y con la sociedad¡±.
Gas y Pe?a han estado juntos mucho tiempo como pareja, t¨¦rmino que a Mario no acaba de convencerle: ¡°Habr¨ªa que buscar otro nombre, pero no se me ocurre. ?T¨¢ndem, d¨²o?¡±. Vicky recuerda que alguien les dijo en una ocasi¨®n que eran ¡°fijos discontinuos¡±, y que eso no le parece mal.
¡°Somos dos personas que tenemos muchas cosas en com¨²n, que nos apetece trabajar juntos¡±, dice Mario, ¡°y nos llevamos muy bien. Y tenemos dos hijos fant¨¢sticos, Miranda y Orestes, que tambi¨¦n son del oficio¡±.
Vicky remata: ¡°Y sobre todo nos seguimos queriendo mucho, aunque haya veces que no nos aguantamos. Como vivimos muy cerca, cuando eso pasa, cada uno a su casa y listo. Pero sucede pocas veces¡±.
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Propongo que Vicky me diga c¨®mo es Mario dirigiendo, y a ¨¦l c¨®mo es Vicky actuando. Vicky le dice: ¡°T¨² ahora vete, que luego me ir¨¦ yo¡±. Mario se echa a re¨ªr y obedientemente sale de escena.
¡°Cuando Mario hace un montaje¡±, cuenta Vicky, ¡°siente y te hace sentir que en esa obra hay algo que a ¨¦l le importa. En las primeras sesiones de trabajo desmenuzamos el texto. Es muy bueno analizando, siempre a favor de la obra. Leyendo en voz alta vas cogiendo una coherencia tonal, de juego en com¨²n. En los ensayos te deja explorar el personaje a tu aire, porque conf¨ªa mucho en los actores. A m¨ª me gusta mucho que no me d¨¦ pautas hasta m¨¢s adelante. Entonces empieza a acotar, a decirte ¡®recoge¡¯, a tensar el tambor. Ah¨ª puede ser tajante, incluso duro. Le gusta montar deprisa, levantar la funci¨®n en pocos d¨ªas. Y sobre lo que se ha hablado en la mesa y con la funci¨®n levantada ya podemos ir movi¨¦ndonos. Antes era muy de notas, ahora no tanto. Recuerdo sesiones de notas agotadoras, sobre todo con compa?¨ªas grandes, uno por uno. Hace muy bien los repartos, por adecuaci¨®n dram¨¢tica y pulsi¨®n personal. Hay una sensaci¨®n de familia, pero son familias muy abiertas, que cambian y crecen. ?l prefiere hablar de tribu. Sin que eso signifique clan ni capillita: le horrorizan¡±.
Reaparece Mario: ¡°?Son aqu¨ª las audiciones?¡±.
Vicky responde: ¡°Pase, pase usted, que yo me voy a dar una vueltecita¡±.
¡°Vicky es una actriz fuera de serie. Por c¨®mo se aproxima al personaje, c¨®mo lo va haciendo crecer¡ Carlos Lucena, uno de mis maestros, fue el primero en hacerme ver su gran fuerza interior, cuando est¨¢bamos en el Diana. Desde entonces, me sigue asombrando cada vez, y eso no tiene precio: en teatro, la clave es que cada noche parezca la primera. No es una actriz f¨¢cil porque, como yo, tiene convicciones fuertes. Nos conocemos mucho y a veces las paredes tiemblan, porque la exigencia mutua es muy alta. Pero siempre es un regalo, porque sabes que te va a dar m¨¢s de lo que le pides. A m¨ª me gusta eso, ir descubriendo cosas con los actores, mano a mano. Todos nuestros trabajos juntos me dan una gran satisfacci¨®n. Tiene un instrumento muy fino, muy amplio, con much¨ªsimas facetas y unas antenas capaces de captar frecuencias inimaginables.
Posee una sabidur¨ªa incre¨ªble: hay que darle mucho sedal para que pueda sacar todo lo que lleva en s¨ª misma del personaje. Trabaja con intuiciones muy arriesgadas, y siempre lo da todo en cada ensayo. Es incansable, con una gran capacidad de juego y de emoci¨®n, y un gran compromiso. Trabaja con los dem¨¢s, y eso en teatro es important¨ªsimo: sabe muy bien que todo lo que pasa en escena se hace entre todos. ?Vicky Pe?a, ya puede usted venir!¡±.
Vuelve Vicky Pe?a: ¡°Deber¨ªamos comer, se?or Gas. ?Tenemos ensayo a las cinco!¡±.
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