Y Niki cogi¨® su fusil
Una muestra repasa la obra de la pintora, escultora y cineasta franconorteamericana Niki de Saint Phalle, la primera mujer que se impuso en el espacio p¨²blico
La historia del arte del siglo XX es en s¨ª un sanguinario muestrario de t¨¦cnicas para asesinar la pintura, pero ninguna ha sido tan literal como la de carabina en mano de Niki de Saint Phalle. Es cierto que Joan Mir¨® dio el disparo de salida, pero su crimen fue contra la tradici¨®n y la t¨¦cnica y, adem¨¢s, lo hizo en defensa propia: el mundo le estaba atacando a ¨¦l. Con las salpicaduras de Jackson Pollock, la pintura tuvo su momento m¨¢s gore, con permiso de los accionistas vieneses. Despu¨¦s llegaron los delincuentes de guante blanco (Kenneth Noland, Morris Louis, Clyfford Still) con su abstracci¨®n idealista. Oldenburg fue un asesino en serie, sus ¡°pinturas¡± fueron sumamente populares, con sus hamburguesas y tartas de queso que chorreaban esmalte. En ¡®Drip Music¡¯ (Goteo musical), George Brecht se vali¨® de una partitura como experiencia ac¨²stica y visual pero tambi¨¦n como agradable tortura. Richard Serra prefiri¨® volver a los m¨¦todos tradicionales del pugilato: lanzar plomo fundido contra los rincones de su estudio era la manera m¨¢s eficaz de da?ar las partes vitales del arte. Y as¨ª, desde las formas distorsionadas de Mir¨® a la violencia eruptiva de los expresionistas y los eventos fluxus,las resonantes secuencias de im¨¢genes de la pintura asesinada/liberada aparecen como genes en la obra de la franconorteamericana Niki de Saint Phalle.
A principios de los a?os sesenta, la pintora, escultora, cineasta y exmodelo Catherine Marie Agnes Fal de Saint Phalle (Neuilly-sur-Seine, 1930-San Diego, 2002), m¨¢s conocida como Niki de Saint Phalle, comenz¨® a organizar en su estudio sesiones de tiro (tirs), donde establec¨ªa una conexi¨®n extraordinariamente realista entre pintura, violencia y guerra. Con un fusil del calibre 22, dispar¨® contra globos de pintura que colgaban de sus telas y assemblages, consiguiendo as¨ª que los pigmentos se esparcieran, derramaran y filtraran a trav¨¦s del tejido. ¡°Me fascinaba observar c¨®mo sangraba y gritaba la pintura (¡) Hab¨ªa matado a la pintura. Una guerra sin v¨ªctimas¡±. En aquellos happenings colaboraban tambi¨¦n sus amigos, muchos eran artistas, como Jasper Johns o Robert Rauschenberg. Las obras se expusieron por primera vez en la Galer¨ªa J de Par¨ªs. Poco tiempo despu¨¦s, la artista declar¨®: ¡°La pintura era la v¨ªctima, pero ?a qui¨¦n representaba esa pintura? ?A mi padre? ?A todos los hombres? ?A los hombres bajos? ?A los altos o a los gordos? ?O acaso me representaba a m¨ª misma? Quiz¨¢s s¨ª, me disparaba a m¨ª misma, pero tambi¨¦n a una sociedad plagada de injusticias. Al disparar contra mi propia violencia dej¨¦ de sentirla como una carga interior¡±. Aquellas pinturas-disparo hablaban de una integraci¨®n completa del arte con la vida que, adem¨¢s, estaba en consonancia con lo que ser¨ªa la fuerza ideol¨®gica y est¨¦tica del arte feminista de los a?os sesenta, ¨¦poca en la que sobresalieron los trabajos de una pl¨¦tora de autoras de gran aliento y singularidad, como Eva Hesse, Lygia Clark, Nancy Spero o Trisha Brown.
Niki de Saint Phalle se hizo mundialmente conocida sobre todo por sus esculturas al aire libre de mujeres grandes y atl¨¦ticas, las Nanas, autorretratos fantaseados de la mujer contempor¨¢nea como hija, esposa, madre, guerrera, bruja y diosa. Tambi¨¦n se la suele recordar como esposa del escultor suizo Jean Tinguely, con quien integr¨® el colectivo Nouveau R¨¦alisme, junto a, entre otros, Pierre Restany, Christo, Raymond Hains, Daniel Spoerri, Yves Klein y Jacques de la Villegl¨¦. Los nuevos realistas eran muy dados a expresiones pl¨¢sticas de gran envergadura y potencia en plazas o instituciones, como la gigantesca escultura cin¨¦tica La Vittoria, que Tinguely instal¨® frente a la catedral de Mil¨¢n, una falla f¨¢lica que eyectaba fuegos artificiales, toda una provocaci¨®n al punto m¨¢s alto del Duomo coronado por La Madonnina. Entre aquel grupo de machos, Niki de Saint Phalle fue la primera mujer que se impuso en el espacio p¨²blico. Son conocidas sus fuentes, parques infantiles, jardines esot¨¦ricos y esculturas habitables, la m¨¢s radical, Hon (¡°ella¡±, en sueco), la construy¨® en 1966 para el Moderna Museet de Estocolmo. Se trataba de una enorme figura femenina tumbada en el suelo con las piernas abiertas; el p¨²blico acced¨ªa a su interior a trav¨¦s de la vagina y paseaba por los diferentes ¨®rganos; pulmones, coraz¨®n y est¨®mago eran estancias donde tomar una copa de vino o ver una pel¨ªcula. Hab¨ªa un acuario y hasta un nido de amor. Con Niki de Saint Phalle, el cuerpo de la mujer dej¨® de ser amenazante y oscuro para convertirse en lugar de goce.
Con la retrospectiva que presenta el Guggenheim Bilbao, el visitante estar¨¢ condicionado para ver a una artista diferente, m¨¢s all¨¢ de la ¡°marca¡± por la que se meti¨® en el bolsillo al p¨²blico norteamericano, aquellas mujeres con el vientre abultado que comenz¨® a crear en 1964, primero con hilos de hierro y papier coll¨¦ y m¨¢s tarde con poli¨¦ster. Fue precisamente ese material lo que le provoc¨® una fuerte intoxicaci¨®n en sus ya delicados pulmones y de la que nunca logr¨® recuperarse. La artista se instal¨® en California en busca de un clima seco que protegiera sus bronquios. Muri¨® a los 71 a?os. Las Nanas, tan saludables y coloridas, finalmente la hab¨ªan asesinado a ella. Con todo, Niki de Saint Phalle nunca desconfi¨® ante la r¨¢pida aceptaci¨®n visual de sus obras, su matriarcado ficticio le sirvi¨® de contrapunto idealizado de una infancia arrebatada por un padre al que am¨® y odi¨®, y por una madre castradora.
Entre los 200 trabajos seleccionados llaman especialmente la atenci¨®n las telas de la primera ¨¦poca, donde se ve la influencia de la obra de Pollock, Dubuffet y Gaud¨ª, en especial el Parque G¨¹ell, que la artista visit¨® por primera vez en 1955. De 1958 es la pintura que abre el recorrido: Niki de Saint Phalle se autorrepresenta imponente y rota a la vez, con un vestido hecho con guijarros, granos de caf¨¦ y fragmentos de vajilla (trencad¨ªs). El recorrido contin¨²a por sus dibujos de tono infantil, ensamblajes, grabados, pel¨ªculas (en Daddy, 1970, expone claramente el abuso sexual cometido por su padre y la din¨¢mica de poderes entre sexos) y estudios para sus esculturas p¨²blicas. El conjunto es admirable porque rescata todo el mundo interior de una diosa guerrera que carg¨® incansablemente contra la religi¨®n, la sociedad patriarcal y la discriminaci¨®n racial. ¡°Una mujer en un mundo de hombres es como un negro en un mundo de blancos¡±, sol¨ªa decir. ¡°Tienen derecho a negarse, a rebelarse. La bandera ensangrentada est¨¢ en lo alto¡±.
Niki de Saint Phalle. Museo Guggenheim Bilbao. Abandoibarra, s/n. Hasta el 11 de junio. Comisarios: Camille Morineau y ?lvaro Rodr¨ªguez Fominaya. Organizada con el Grand Palais y la Niki Charitable Art Foundation.
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