¡®Like a Monja¡¯
En Italia, patria chica de la curia, ya tienen su monja vencedora del concurso 'La voz', Sor Cristina, una ursulina que se ha ganado el contrato con Universal
Manolo Marinero escribi¨® en uno de sus poemas de cine: ¡°Amo a Bu?uel, pero jam¨¢s, jam¨¢s las monjas, otro es mi estilo¡±. Sin embargo la televisi¨®n ama a las monjas. Las monjas ya forman parte del sujeto televisivo habitual y asoman por la pantalla para romper esquemas. Si representaban la renuncia y el aislamiento, la televisi¨®n las reclama para dar el espect¨¢culo contrario. Aqu¨ª hemos lanzado al estrellato a monjas dial¨¦cticas y antisistema, pero a¨²n no hemos tenido una monja triunfadora en los habituales programas de cocina o de relaciones sexuales en aislamiento, pero en Italia, patria chica de la curia, ya tienen su monja vencedora del concurso La voz, una ursulina que se ha ganado el contrato con Universal.
Sor Cristina se consagr¨® con el v¨ªdeo promocional de su primer ¨¢lbum en el que interpretaba Like a Virgin. En su d¨ªa, la cantante Madonna, que siempre supo leer la capacidad de manipulaci¨®n social de manera acertada, caus¨® un esc¨¢ndalo notable por poner en circulaci¨®n esta canci¨®n con un v¨ªdeo que logr¨® indignar a las asociaciones que velan por la familia y las buenas costumbres. Su enfado suele proporcionar garant¨ªa de ¨¦xito, as¨ª que la cantante de origen italiano insisti¨® en provocar la ira vaticana con nueva imaginer¨ªa y el uso pop de s¨ªmbolos eclesiales.
Hoy, el cumplea?os del Papa se festeja en la plaza de San Pedro con una reuni¨®n de parejas de tango, sin incidentes, sino felicitaciones. Queda lejos P¨ªo IX, para quien el baile agarrado era pecado. La monjita Sor Cristina le saca tonos ¨ªntimos al tema compuesto por Tom Kelly y Billy Steinberg, autores tambi¨¦n del True Colors que cant¨® Cindy Lauper y del Eternal Flame de las Bangles. Hay una ley no escrita que dice que esc¨¢ndalo m¨¢s tiempo es igual a normalidad. Las cosas que sacuden las costumbres de una ¨¦poca se transforman en cotidianas de manera natural. La Iglesia cat¨®lica prohibi¨® el tenedor hace 1.000 a?os. Tambi¨¦n se satanizaron hasta hace poco los m¨¦todos anticonceptivos, la homosexualidad, la masturbaci¨®n o la igualdad de la mujer en la sociedad. La oposici¨®n religiosa fastidi¨® la vida a varias generaciones, pero la apabullante aceptaci¨®n social de costumbres condenadas por el integrismo obliga a rectificar y rebajar los dogmas. Que no pare la m¨²sica.
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