El arte electr¨®nico se normaliza
Arco re¨²ne obras de inter¨¦s que confirman la sinton¨ªa con el mercado
Dos grandes proyecciones en una esquina de la galer¨ªa alemana Anita Beckers materializan la danza hipn¨®tica de un grupo de bailarinas, cuyos movimientos parecen salidos de un sofisticado programa inform¨¢tico de ¨²ltima generaci¨®n. Sin embargo se trata de M3X3de 1973, la primera obra de videoarte de Brasil, concebida e interpretada por Analiria Cordeiro, hija de Waldemar Cordeiro, nombre de referencia de la pintura concreta brasile?a.
As¨ª que no es de extra?ar que la artista ¡ªmultimedia en el sentido m¨¢s literal del t¨¦rmino¡ª a los 18 a?os ya estuviera escribiendo el programa inform¨¢tico que gu¨ªa los movimientos, algo totalmente in¨¦dito para la ¨¦poca. ¡°Es un trabajo entre la libertad y las reglas¡±, asegura Cordeiro, que logr¨® los efectos visuales tan s¨®lo jugando con el contraste durante la grabaci¨®n. La pieza, representativa tanto de los primeros desarrollos de programaci¨®n tecnol¨®gico-art¨ªstica como de la evoluci¨®n de performance y danza moderna, ha ganado el premio Arcoadrid Beep de Arte Electr¨®nico, que reconoce las mejores piezas de este ¨¢mbito.
Este premio-adquisici¨®n, que llega a su d¨¦cima edici¨®n, representa la natural evoluci¨®n de una aventura empezada en 1987 con VideoArco, el ¨²nico espacio especializado en creaci¨®n electr¨®nica e infogr¨¢fica del mercado nacional. Desde entonces hasta 2010, Arco tuvo secciones dedicadas a las nuevas expresiones de la creatividad vinculadas a la tecnolog¨ªa, que con los a?os y la evoluci¨®n de los medios pasaron a denominarse Arco Electr¨®nico, NetSpace @ Arco, Black Box (en oposici¨®n al White Cube del arte m¨¢s tradicional) y finalmente Expanded Box. ¡°Hemos promovido la difusi¨®n del arte electr¨®nico y su introducci¨®n en el mercado, durante 20 a?os y ya no es necesario¡±, asegur¨® Carlos Urroz, director de Arco, cuando suprimi¨® la secci¨®n. Cuatro a?os despu¨¦s el arte electr¨®nico y digital sigue siendo un producto minoritario, pero su presencia est¨¢ m¨¢s que normalizada.
Lo demuestran las m¨¢s de 70 obras que se presentaron al premio Araco Beep y la presencia de piezas de gran inter¨¦s e incluso de una hist¨®rica galer¨ªa de Nueva York exclusivamente dedicada a este ¨¢mbito art¨ªstico. Se trata de bitforms, que vuelve a Madrid tras unos a?os de ausencia, organizadora de la gran interacci¨®n escenificada de Daniel Canogar en Times Squire hace unos meses, en la que 1.200 personas se arrastraron en el suelo para que el artista las grabara.
En Arco ha vendido un v¨ªdeo de aquellos personajes reptantes, que un algoritmo generativo va combinando en tiempo real. En su stand, prueba de la empat¨ªa entre el arte digital y el mercado, expone tambi¨¦n dos ir¨®nicas c¨¢maras de vigilancia enfrentadas de Addie Wagenknecht y las descomposiciones de obras maestras de Rubens a manos de Quayola, que se dio a conocer por convertir El Pensador de Rodin en una escultura digital en movimiento de 12 metros.
Cada vez la tecnolog¨ªa est¨¢ m¨¢s presente y a la vez m¨¢s oculta, como en los trabajos con l¨¢ser sobre tela de Rub¨¦n Grillo en Nogueras Blanchard, que surgen de la fascinante historia del primer esp¨ªa industrial Samuel Slater, traidor para los ingleses y h¨¦roe para los americanos, que en el siglo XVIII export¨® a los Estados Unidos la ingenier¨ªa de los telares, cuya vinculaciones con la inform¨¢tica ya apunt¨® Ada Lovelace, autora del primer algoritmo destinado a ser procesado por una m¨¢quina. Tambi¨¦n se oculta el campo electromagn¨¦tico que hace levitar las esponjas de la misteriosa escultura de Luca Pozzi (galer¨ªa Enrico Astuni) y la energ¨ªa que corre por los cables de fibra ¨®ptica que Pablo Armesto (Marlborough) convierte en una delicada pintura viva, con una intervenci¨®n que requiere la precisi¨®n de un miniaturista.
A la cita madrile?a no falta ninguna de las galer¨ªas espa?olas fieles al arte electr¨®nico, encabezadas por Max Estrella, con Eugenio Ampudia y Rafael Lozano-Hemmer, Adora Calvo con una escultura dotadas de sensores de Anaisa Franco, y Rosa Santos con una instalaci¨®n de Mois¨¦s Ma?as, que otorga una nueva fisicidad a un concepto b¨¢sico del videojuego, la colisi¨®n. Tambi¨¦n hay quien considera la tecnolog¨ªa un eterno fracaso, como el colombiano Icaro Zorbar (Casa Reigner) con Instalaci¨®n atendida, que requiere su intervenci¨®n cada cuatro minuto
Babelia
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