Edgardo Rodr¨ªguez Juli¨¢: ¡°Pas¨¦ de la imaginaci¨®n a la observaci¨®n¡±
Uno de los padres y m¨¢ximos exponentes del g¨¦nero de la cr¨®nica, el puertorrique?o lleva cuarenta a?os diseccionando la realidad que le rodea
Cabr¨ªa pensar que del municipio de Guaynabo en Puerto Rico, con sus urbanizaciones y zonas ajardinadas, vienen los guaynabitos, pero m¨¢s justo ser¨ªa decir que quien ha convertido en categor¨ªa sociol¨®gica a sus habitantes en el imaginario colectivo boricua ha sido el escritor Edgardo Rodr¨ªguez Juli¨¢ (R¨ªo Piedras, Puerto Rico, 1946). Uno de los padres y m¨¢s brillantes exponentes de la cr¨®nica latinoamericana desde los a?os ochenta, Rodr¨ªguez Juli¨¢ reunir¨¢ sus escritos sobre sus motorizados y aspiracionales vecinos en su pr¨®ximo libro que saldr¨¢ este a?o.
Los guaynabitos ser¨¢n, por el momento, los ¨²ltimos en llegar al retrato colectivo del cronista. Antes abord¨® el submundo de la salsa y los barrios desarrollistas en El entierro de Cortijo ¡ªretratando el entorno del m¨ªtico conguero Rafael Cortijo en su velorio¡ª; mezcl¨® la sangrienta historia pol¨ªtica de Puerto Rico, la visita del Papa y a la sex symbol caribe?a en Una noche con Iris Chac¨®n; y bate¨® con fuerza la historia pol¨ªtica de su pa¨ªs al hablar de los h¨¦roes nacionales deportivos en Peloteros ¡ª"el b¨¦isbol es un medio de promoci¨®n social, una herencia colonial directa, un instrumento para entender las Antillas, su ideario y su cultura"¡ª. Desde la gastronom¨ªa en Elogio de la fonda hasta su propia ciudad en San Juan, ciudad so?ada, Rodr¨ªguez Juli¨¢ ha acercado su pluma y su ojo a todo cuanto se ha puesto en su camino. Y ha compaginado su escritura con el trabajo docente en la Universidad de R¨ªos Piedras.
Sentado en un viejo sill¨®n de cuero reclinable, con los brazos desgastados, como si ara?ara cuando escribe, y el Diccionario de la Real Academia a la espalda, Rodr¨ªguez Juli¨¢, alto, reservado y cort¨¦s, se defiende en su casa de Puerto Rico: "No me invent¨¦ a los guaynabitos, s¨®lo habl¨¦ de esa clase alta de j¨®venes blancos que se identifican con este barrio". Un vistazo a su bibliograf¨ªa le da la raz¨®n: aunque arranc¨® con obras de ficci¨®n y ha seguido publicando novelas ¡ªt¨ªtulos como La piscina (2012) o la policial Mujer con sombrero panam¨¢¡ª, las cr¨®nicas son su marca imbatible.
"En Madrid, en la calle de Sainz de Baranda, escrib¨ª mi primera novela a los 23 a?os mientras estudiaba. Estaba metido en la escritura de una especie de ciencia-ficci¨®n hacia el pasado, y eso se acab¨®. Pas¨¦ de la imaginaci¨®n a la observaci¨®n", aclara. "Encontr¨¦ mi persona literaria en la cr¨®nica, ah¨ª hall¨¦ una voz ¨ªntima, personal. El pasado remoto me era ajeno. Quer¨ªa escribir sobre mi entorno, sobre las interesantes transformaciones que ocurr¨ªan en Puerto Rico. Eso era lo que quer¨ªa testimoniar".
Como una especie de Hunter S. Thompson antillano, Rodr¨ªguez Juli¨¢ se lanz¨® en su primera cr¨®nica, publicada en 1981, a por el padre de la patria moderna, el presidente Luis Mu?oz Mar¨ªn, el "viejo caudillo agropecuario", de juventud bohemia, que gobern¨® la isla durante 16 a?os y pact¨® con EE UU. La antolog¨ªa La nave del olvido (Beatriz Viterbo Editora, 2009) se abre con un extracto de aquel trabajo sobre Mu?oz Mar¨ªn y cierra con otro sobre Fidel Castro. "Los dos l¨ªderes buscaron una mayor libertad y justicia social para sus pueblos y ambos acabaron fracasados", reflexiona Rodr¨ªguez Juli¨¢. Esa modernizaci¨®n de Puerto Rico ha marcado en buena medida su vida y su obra: el escritor se form¨® con sus abuelos en un ambiente rural, que describe como decimon¨®nico, antes de llegar a la ciudad que en los cincuenta bull¨ªa en plena modernizaci¨®n. En ese "desclasamiento" ¨¦l sit¨²a el germen de su vocaci¨®n literaria.
Una colecci¨®n de c¨¢maras Leica, sus discos de salsa, un Porsche en miniatura y varias pelotas de b¨¦isbol firmadas surgen de las estanter¨ªas repletas de libros en esta habitaci¨®n de trabajo, con puerta a una terraza. En su obra, Rodr¨ªguez Juli¨¢ no duda en cargar su humor contra s¨ª mismo, como cuando se retrat¨® desde fuera en medio del bullicio del entierro del conguero. "Tengo muy buena memoria para los detalles y los peque?os gestos y aquello lo escrib¨ª en una semana y se edit¨® muy r¨¢pido", apunta escueto. En el mexicano Carlos Monsiv¨¢is encontr¨® un c¨®mplice cronista, tambi¨¦n en Elena Poniatowska, quiz¨¢ ellos fueron otra cara de un boom, el period¨ªstico que hoy mantiene su fuerza. En la cr¨®nica dice Rodr¨ªguez Juli¨¢ que encontr¨® la forma de recuperar las voces de la calle: "A veces han servido para mis novelas. Es un calentamiento para el o¨ªdo. En la literatura del boom hab¨ªa mucha narrativa y descripci¨®n; yo ten¨ªa la ambici¨®n de la oralidad".
Cuesti¨®n de gustos
1. ?En qu¨¦ libro se quedar¨ªa a vivir? Si es una novela, Bajo el volc¨¢n, de Malcolm Lowry, y si es un cuento, en Los tres ermita?os,de Tolst¨®i.
2.??A qu¨¦ autor invitar¨ªa a cenar? A Sergio Ram¨ªrez.
3.??Cu¨¢l ha sido el mejor momento de su vida profesional? Cuando me he sentido perfectamente satisfecho con lo que he escrito. Por ejemplo, Sol de medianoche y La piscina est¨¢n muy bien logrados.
4.??Qu¨¦ encargo no aceptar¨ªa jam¨¢s? Rechazar¨ªa escribir discursos para un pol¨ªtico.
5.??Qu¨¦ libro o pel¨ªcula no pudo terminar? Por respeto lo termino todo, pero fui a ver Gone Girl y estuve a punto de salirme.
6.??Qu¨¦ est¨¢ socialmente sobrevalorado? Los concursos y premios literarios, porque los premios generan m¨¢s premios.
7.??A qui¨¦n dar¨ªa el pr¨®ximo Cervantes? P¨®stumamente, a Roberto Bola?o.
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