Dylan desprende luz hasta en la oscuridad
Al cantautor le dan igual los reconocimientos. Pero pronunci¨® un conmovedor discurso, con ajuste de cuentas incluido, al recibir el Premio MusiCares Person of Year 2015
En la portada del disco Shadows in the Night su autor mantiene gesto reflexivo y melanc¨®lico tras los barrotes de una simb¨®lica prisi¨®n. En la contraportada luce con desali?o un esmoquin blanco (hay se?ores que visten esa prenda como si la hubieran inventado exclusivamente para ellos, tipos como Cary Grant, David Niven, Humphrey Bogart, Sean Connery, Frank Sinatra, pero no es el caso de este cantautor, aunque todo en ¨¦l desprenda estilo) y parece observar con gesto ensimismado un objeto no identificable junto a una dama con pechos exuberantes y que oculta sus ojos con un antifaz. Y, como le ha ocurrido siempre, habr¨¢ millones de ojos interpretando cada gesto y cada palabra de este hombre, pregunt¨¢ndose por el nuevo camino, las claves y el estado de ¨¢nimo que han elegido esta vez su m¨²sica y sus canciones. Y a ¨¦l, como siempre, le importar¨¢ un pimiento lo que diga el personal sobre su arte. Se atribuye a Picasso esa certidumbre tan osada y arrogante de: ¡°Yo no busco, yo encuentro¡±. La obra de este anciano de 73 a?os (ahora tal vez haya que denominar esa edad como se?or mayor, se?or crepuscular, no s¨¦, esas chorradas), bendecida tantas veces por el estado de gracia, podr¨ªa identificarse con esa seguridad altiva. O simplemente l¨²cida, demostrable, transparente. O sea, estamos hablando de Bob Dylan.
Aunque en las ¨²ltimas d¨¦cadas podamos verle y o¨ªrle con m¨²ltiple frecuencia en los escenarios, no creo que esa actividad febril obedezca a problemas econ¨®micos, no creo que le hayan estafado y arruinado, algo que al parecer motiv¨® a Leonard Cohen, para inmensa suerte de los que amamos su m¨²sica, a abandonar el monasterio budista y volver a lanzarse al ruedo. Ser¨¢ que se aburre en casa, o su forma de sentirse vivo, o que verdaderamente disfruta recorriendo incansablemente infinidad de rutas cantando en directo para la gente. O para s¨ª mismo, ya que desde que era muy joven ha pasado cantidad tanto del amor incondicional que le profesaban unos como del cabreo o la decepci¨®n por parte de otros, convencidos de que Dylan estaba traicionando su antigua m¨²sica, el esp¨ªritu po¨¦tico y reivindicativo que hab¨ªa alcanzado valor de profec¨ªa, de himnos colectivos, de cr¨®nica inaplazable de una ¨¦poca, de identificaci¨®n emocional absoluta con los sentimientos, im¨¢genes, sensaciones, ideas, s¨ªmbolos, atm¨®sferas, predicciones, lamentos, lirismo, rabia, y que expresaba con voz nasal su t¨®tem supremo.
Todav¨ªa no le han concedido el Nobel de literatura a este magn¨ªfico narrador de historias
Dylan se las ha ingeniado para no perder ni una gota de su justificada leyenda ni que el eterno campo magn¨¦tico que caracteriza a su personaje envejezca o pierda temporalmente la fuerza. Sabe que el misterio alimenta a la seducci¨®n. Ha logrado cubrir su vida privada. Jam¨¢s ha soltado discursos en p¨²blico. Nunca ha sido previsible ni calculador o ha explotado los caminos f¨¢ciles. Simplemente, ha obedecido a lo que se le sal¨ªa del cerebro, del coraz¨®n o de los genitales. Y ese material es tan potente, genuino, heterodoxo, complejo y emotivo que siempre ha encontrado receptores. Muchos o pocos, seg¨²n las ¨¦pocas. Todav¨ªa no le han concedido el Nobel de Literatura a este magn¨ªfico narrador de historias, a alguien con una capacidad po¨¦tica inimitable, al creador de cientos de canciones que te pueden conmover, seguirte intrigando, hacerte vibrar, sugerirte cosas hermosas o tristes, consolarte, en cualquier periodo de tu existencia, en momentos de luz y de oscuridad, en soledad y en compa?¨ªa. Presiento que los honores y el reconocimiento de su genio le dan un poco igual. ?l, a lo suyo. Por ejemplo, el tipo cuyas canciones han sido interpretadas por tantos m¨²sicos ilustres publica un disco en el que hace su versi¨®n de temas ajenos, de un material que utiliz¨® Sinatra y no precisamente sus temas populares, destinados a la inmortalidad por aquel artista tan grande y tan chulo que aseguraba no vender voz sino estilo. A un oyente que no haya seguido exhaustivamente la discograf¨ªa de Sinatra, le sonar¨¢ en Shadows in the Night la canci¨®n ¡®Autum Leaves¡¯ y poco m¨¢s. Por mi parte, he escuchado tres veces este disco en el que la voz de Dylan tiene ecos sombr¨ªos. No me apasion¨® en la primera audici¨®n, pero va ganando a medida que lo escucho. Es bonito, suena a tristeza. En terreno propio o interpretando lo que crearon otros, Dylan es Dylan.
Y hay m¨¢s noticias venturosas del personaje. Alguien que ha defendido con tanto celo su alergia a que le etiquetaran, que no apareci¨® en protestas ni causas en las que le esperaban como si fuera el Mes¨ªas, que valora ante todo lo que describe su arte y no se siente compa?ero de viaje de nadie, maestro del sarcasmo y del surrealismo cada vez que le han entrevistado intentando que desvelara sus principios y su opini¨®n sobre el estado de las cosas (pero s¨ª nos jodi¨® a unos cuantos observar su fervor y su emoci¨®n ante el Papa polaco, no recuerdo muy bien si en esa ¨¦poca se hab¨ªa hecho cat¨®lico, o era agn¨®stico, o hab¨ªa retornado al juda¨ªsmo, que m¨¢s da), tampoco se ha prodigado ni ha sido demasiado generoso nunca en elogios p¨²blicos a los artistas que admiraba o amaba, con los que se sent¨ªa en deuda. Ni sobre la gente que le ayud¨®. Lo acaba de hacer en el brillante y conmovedor discurso que solt¨® al recibir el Premio MusiCares Person of Year 2015.
¡°Me han puesto a caldo desde el primer d¨ªa. Han dicho de m¨ª que sueno como una rana. ?No lo dicen de Tom Waits?¡±
Nada en ¨¦l tiene desperdicio, incluido su demorado y rencoroso ajuste de cuentas (¨¦l, que parec¨ªa pasar de todo) con los cr¨ªticos que, seg¨²n Dylan, no entendieron nada: ¡°Me han puesto a caldo desde el primer d¨ªa. Dicen que no puedo cantar. Que croo, que sueno como una rana. ?Por qu¨¦ no dicen lo mismo sobre Tom Waits? Dicen que mi voz est¨¢ fundida, que no tengo voz. ?Por qu¨¦ no dicen lo mismo sobre Leonard Cohen? ?Por qu¨¦ me dan este tratamiento especial? Los cr¨ªticos dicen que no puedo aguantar una melod¨ªa y que hablo a mi manera durante las canciones. ?De verdad? Nunca escuch¨¦ decir eso sobre Lou Reed. ?Por qu¨¦ ¨¦l se va de rositas?¡±.
Estas son algunas perlas: ¡°Ya sab¨¦is, mis canciones no han llegado solas hasta aqu¨ª. Ha sido un largo camino y ha habido muchas cosas que hacer. Mis canciones son como historias de misterio, del tipo que Shakespeare imaginaba cuando iba haci¨¦ndose mayor. Creo que podr¨ªais seguir el rastro de lo que hago hasta ese extremo. Estaban fuera de lo convencional entonces, creo que est¨¢n fuera de lo convencional ahora. Y suenan como si hubieran viajado con los pies en el suelo¡±. Sobre su primer productor, Lou Levy: ¡°Me dijo que si yo andaba adelantado a mi tiempo ¡ªy no estaba en realidad seguro de ello, pero si eso estaba sucediendo y era verdad, al p¨²blico le costar¨ªa tres o cuatro a?os pillar lo que hac¨ªa¡ª, yo deb¨ªa estar preparado. Y eso sucedi¨®. El problema era que cuando el p¨²blico lo pillaba yo ya andaba tres o cinco por delante de eso, as¨ª que la cosa se complicaba¡±. Y cita a Sam Cooke cuando, harto de que le contaran que ten¨ªa una voz maravillosa, respondi¨®: ¡°Las voces no deben ser consideradas por lo bonitas que son. Solo importan si te convencen de que est¨¢n diciendo la verdad¡±.
Dylan siempre ha contado su verdad. Que no tiene por qu¨¦ ser la verdad de los otros. Lo ha hecho con una clase, una capacidad expresiva y una personalidad l¨ªrica que reconocer¨ªan fraternalmente Billie Holiday y Rimbaud. Por lo que dice y por c¨®mo lo dice. Y que siga componiendo y cantando hasta la eternidad. Y ya s¨¦ que no existe.
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