¡°Si ha salido de esta es que tiene un ¨¢ngel sobre sus hombros¡±
Los curiosos acuden a ver el avi¨®n de Harrison Ford, asombrados por la pericia y la suerte del h¨¦roe de acci¨®n en la vida real
¡°La gente famosa te hace hacer locuras¡±. Como dejar todo lo que est¨¢s haciendo, meterte en un coche y atravesar Santa M¨®nica en hora punta para ver el lugar donde se acaba de estrellar con una avioneta Harrison Ford. Eso hicieron Shadee Griurgius y su amigo Shervan Delban, estudiantes en la ciudad playera de Los ?ngeles, que el jueves por la tarde intentaban hacer la mejor foto posible de los restos del avi¨®n junto a la valla del campo de golf. No hab¨ªan nacido cuando Ford bland¨ªa su l¨¢tigo, pero ambos se declaraban fans del actor. ¡°La ¨²nica raz¨®n por la que vamos a Disneyland es para montarnos en la aventura de Indiana Jones¡±. Los curiosos como ellos que se acercaban al lugar del accidente compart¨ªan su admiraci¨®n por Ford, pero sobre todo el asombro de que el actor, de 72 a?os, hubiera sido capaz de aterrizar en un campo de golf y salir con unos cortes y magulladuras.
Pasadas las siete de la tarde locales, ya de noche, el aparato segu¨ªa varado en medio de la pradera, fuertemente iluminado por los bomberos y vigilado por la polic¨ªa. Lo recoger¨ªan el viernes por la ma?ana, dijeron a la prensa. La avioneta yac¨ªa apenas a 10 metros de la valla del campo, que da a una calle desde donde transmit¨ªa en directo con un excelente fondo toda la prensa local y nacional.
Las marcas en el suelo permit¨ªan adivinar la trayectoria en la que descendi¨® el avi¨®n. Ford estaba volviendo al aeropuerto de Santa M¨®nica, pr¨¢cticamente pegado al campo de golf Penmar. Tras el aparato, se apreciaba un rastro de unos 50 metros en los que se habr¨ªa arrastrado por el suelo, con las aspas haciendo agujeros en el c¨¦sped. Justo antes de las primeras marcas, hay una fila de ¨¢rboles gruesos. Si Ford pas¨® por ah¨ª antes de tocar el suelo, fue una maniobra muy delicada. ¡°Si ha salido de esta es que tiene un ¨¢ngel sobre sus hombros¡±, dec¨ªa Rebecca Stafford, una vecina del barrio del peque?o aeropuerto.
El ¨²nico motor del avi¨®n fall¨® muy poco despu¨¦s de despegar. En la grabaci¨®n de la torre de control, se oye decir a Ford con voz angustiada: ¡°Fallo de motor, aterrizaje inmediato¡±. La torre le da la autorizaci¨®n inmediata para aterrizar. A continuaci¨®n se oye a los operadores preguntarse d¨®nde est¨¢ el avi¨®n. El aparato qued¨® colocado en direcci¨®n nordeste, hacia el aeropuerto. El actor hab¨ªa logrado dar la vuelta, pero cay¨® apenas a 100 metros de la valla del aeropuerto.
El aer¨®dromo de Santa M¨®nica pr¨¢cticamente no tiene actividad comercial. Sirve para escuelas de vuelo y peque?os aviones privados. Aqu¨ª tiene Ford un hangar privado que utiliza como oficina y donde guardaba esta joya de colecci¨®n, un avi¨®n Ryan de entrenamiento de la II Guerra Mundial modelo ST3KR, pintado en plata y amarillo con una bandera de EE UU en la cola. Reluciente incluso despu¨¦s de estrellarse. ¡°Literalmente, un avi¨®n que podr¨ªa pilotar Indiana Jones¡±, dijo el productor Ryan Kavannaugh, testigo del accidente, a The Hollywood Reporter.
Cuando ya se sab¨ªa que el actor no sufre heridas graves, el ambiente junto al campo de golf se concentraba en comentar lo bien que encaja un episodio como este en la biograf¨ªa de un h¨¦roe de acci¨®n como Ford. Su cara es nada menos que la del arque¨®logo Indiana Jones, el contrabandista espacial Han Solo, el agente cazareplicantes Rick Deckard o el h¨¦roe de la CIA Jack Ryan. Las buenas noticias permit¨ªan a los fans re¨ªrse con las parodias que invad¨ªan Internet, como el del Halc¨®n Milenario estrellado en el campo de golf, o el de los m¨¦dicos metiendo a Han Solo en la ambulancia congelado en carbonita.
Quiz¨¢ por eso mismo tampoco hab¨ªa mucha gente dispuesta a velar al actor. En las puertas del centro m¨¦dico Ronald Reagan de la Universidad de California Los ?ngeles (UCLA), a unos ocho kil¨®metros del accidente, no hab¨ªa nadie. ¡°?En qu¨¦ hospital est¨¢?¡± Se preguntaban unos a otros los curiosos del campo de golf. ¡°?Vamos para all¨¢?¡±. Nadie se anim¨®.
El goteo de curiosos no par¨® en toda la tarde frente a la valla del campo de golf. Vecinos del barrio que paseaban al perro o volv¨ªan de hacer ejercicio por la calle pasadas las ocho de la noche no dejaban de parar lo m¨¢s cerca posible del siniestro para fotografiar el avi¨®n de Harrison Ford. ¡°?Ya tienes tu foto?¡±, le preguntaba por la noche un hombre de mediana edad a su esposa. ¡°Pues anda, v¨¢monos a casa¡±.
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