La BBC busca su sitio
Reino Unido debate sobre la tasa que financia la emblem¨¢tica corporaci¨®n en tiempos de Internet y programaci¨®n a la carta
El singular modelo de financiaci¨®n de la BBC ha recibido una leve inyecci¨®n de vida que, parad¨®jicamente, confirma su sentencia de muerte. Un comit¨¦ parlamentario concluy¨® a finales del mes pasado que la tasa mediante la que se financia la corporaci¨®n ¡ª145,5 libras que paga cada propietario de un televisor, unos 200 euros¡ª es ¡°cada vez m¨¢s dif¨ªcil de justificar¡±, aunque recomend¨® que siga vigente durante la pr¨®xima d¨¦cada. La televisi¨®n p¨²blica brit¨¢nica, referencia europea en cuestiones de funcionamiento y transparencia, busca un sistema alternativo al que la financia desde hace casi 70 a?os, cuando retom¨® la actividad al terminar la Segunda Guerra Mundial, y que resulta ya anacr¨®nico a medida que el consumo de sus productos se desplaza cada vez m¨¢s al entorno online. Bajo el debate de la financiaci¨®n subyace, en realidad, otra b¨²squeda a¨²n m¨¢s trascendental: la de su propia esencia.
La semana despu¨¦s del veredicto, el pasado lunes, en un discurso clave para el futuro de la empresa p¨²blica, su director general, Tony Hall, advirti¨® de que la BBC se encuentra en el momento de decidir si sigue representando la referencia para la industria dentro y fuera del pa¨ªs o si, por el contrario, ¡°se precipita hacia la decadencia¡±. ¡°Internet proporciona las herramientas para abordar mejor la televisi¨®n como servicio p¨²blico¡±, dijo Hall. ¡°Para hacerlo, debemos reinventar la BBC una vez m¨¢s¡±.
Este es el comienzo, en palabras de Hall, de ¡°la revoluci¨®n de la BBC personalizada¡±. La corporaci¨®n p¨²blica abraza as¨ª el concepto de moda entre las grandes organizaciones de medios. Contenidos a medida en funci¨®n de las preferencias del usuario y de sus amigos, en la l¨ªnea de las redes sociales. ¡°Pero siempre lo haremos a la manera de la BBC¡±, se?al¨® Hall. ¡°No dici¨¦ndole lo que los clientes como usted compraron, sino lo que ciudadanos como usted desear¨ªan ver y necesitar¨ªan saber¡±.
Para convertirse en esa especie de Amazon de servicio p¨²blico, advirti¨® Hall, hace falta apoyo pol¨ªtico y financiaci¨®n. La BBC no se ha librado de la pol¨ªtica de contenci¨®n del gasto llevada a cabo por el Gobierno de Cameron durante toda la legislatura que ahora termina. Desde 2010 la tasa que pagan los propietarios de televisores est¨¢ congelada. Lo que, combinado con la asunci¨®n de nuevas tareas e inversiones ¡ªcomo los 300 millones que cost¨® mejorar la banda ancha en zonas rurales¡ª, ha producido una ca¨ªda de la financiaci¨®n en t¨¦rminos reales de un 26% en estos cinco a?os. La BBC ingresa ahora 3.700 millones de libras al a?o con el canon. Pocos esperan que los pol¨ªticos ¡ªtradicionalmente recelosos de la gesti¨®n y, sobre todo los conservadores, de las inclinaciones pol¨ªticas de la corporaci¨®n¡ª suban la tasa actual cuando toque revisarla en 2017.
Se estudian diversas modalidades alternativas de financiaci¨®n. Una de ellas es el modelo de suscripci¨®n, que va desde un desembolso ¨²nico voluntario hasta distintas modalidades de pago por consumo a la carta. Es el modelo que utiliza, por ejemplo, Netflix, que en sus tres a?os de vida en Reino Unido ronda ya los cinco millones de suscriptores. Hall no es partidario de este sistema, por el que solo pagan quienes desean ver los programas. En opini¨®n de la direcci¨®n, limitar¨ªa el alcance de la televisi¨®n p¨²blica, aumentar¨ªa los costes al obligar a desarrollar mecanismos de exclusi¨®n de los no suscriptores y acabar¨ªa restringiendo su alcance a solo una parte de la poblaci¨®n.
Tambi¨¦n se estudia la introducci¨®n limitada de publicidad. El canal BBC Three, por ejemplo, no sobrevivir¨ªa al actual plan de ahorro, que est¨¢ pendiente de aprobaci¨®n por parte de la corporaci¨®n. Ya hay productoras que han propuesto salvar el canal inyectando dinero a cambio de poder introducir publicidad, sin que esta comprometiera la vocaci¨®n de servicio p¨²blico del canal. Esa opci¨®n contar¨ªa con la oposici¨®n de las cadenas privadas, que ver¨ªan amenazada su raci¨®n de la tarta publicitaria.
La corporaci¨®n es partidaria de mantener el sistema vigente, aunque insiste en que los recortes har¨ªan peligrar la viabilidad de la oferta, y celebra la pr¨®rroga concedida por el comit¨¦ parlamentario. En todo caso contemplar¨ªa la opci¨®n de establecer, a la manera de la televisi¨®n alemana, una tasa por vivienda y no por televisor, adapt¨¢ndose a los nuevos formatos de consumo. Ese sistema, que cobrar¨ªa incluso a quienes no ven televisi¨®n o la ven solamente online, es el que el comit¨¦ parlamentario propone establecer para 2020, combinado eventualmente con suscripciones voluntarias para determinados canales o programas. ¡°El 97% de la gente de este pa¨ªs utiliza la BBC cada semana, de modo que en t¨¦rminos de justicia parece una ruta posible¡±, declar¨® Hall.
El problema, para los cr¨ªticos, es que se trata de un impuesto no progresivo, que todos pagan por igual independientemente de sus ingresos. Adem¨¢s, muchos critican el actual sistema de castigo a los infractores, que incluye penas de c¨¢rcel para aquellos que no pagan la tasa. Decenas de personas ingresan en prisi¨®n cada a?o por impagos. El comit¨¦ es partidario de poner fin a esas condenas, siempre que se mejoren los mecanismos de persecuci¨®n de los evasores.
La BBC supone un tercio del total del consumo televisivo de Reino Unido, pero con su actual sistema de financiaci¨®n apenas puede competir con los presupuestos que dedican a la producci¨®n de series de ficci¨®n (son notables ¨¦xitos recientes como Sherlock o Wolf Hall) sus competidores, como HBO o Netflix, m¨¢s especializados y basados en modelos de suscripci¨®n. "La BBC ha tratado durante demasiado tiempo de serlo todo para todo el mundo", concluye el comit¨¦. "Pero con los veloces cambios en las tecnolog¨ªas de la comunicaci¨®n y los medios, y las necesidades y comportamientos de los mercados y las audiencias cambiantes, esto ya no funciona".
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