El documental que resolvi¨® lo que la polic¨ªa no pudo
Las autoridades de Estados Unidos acusan a Robert Durst de asesinato
Una serie documental de la televisi¨®n estadounidense puede haber ayudado a resolver un caso de asesinato que ha mantenido en vilo a las autoridades durante tres d¨¦cadas. Robert Durst, el sospechoso m¨¢s escurridizo de los ¨²ltimos a?os -o ¡°el hombre con la peor suerte del mundo¡±, seg¨²n HBO-, es el protagonista de The Jinx, El gafe. En el ¨²ltimo episodio, un micr¨®fono abierto le grab¨® dici¨¦ndose a s¨ª mismo: ¡°Ya est¨¢. Te han pillado. ?Qu¨¦ hiciste? Pues matarlos a todos, por supuesto¡±.
¡°Todos¡± se refiere a su primera mujer, Kathleen Durst, su amiga Susan Berman y un vecino, Morris Black. La confesi¨®n se produc¨ªa fuera de c¨¢mara, poco despu¨¦s de que los responsables de este documental le presentaran una prueba capaz de incriminarle en la segunda de las muertes, la de Berman, en 2000. Cuando esa prueba apareci¨® en el quinto cap¨ªtulo de la serie, las autoridades de Los ?ngeles anunciaron que reabr¨ªan la investigaci¨®n que en su d¨ªa apunt¨® a Durst como principal sospechoso.
Este fin de semana, horas antes de que se emitiera el episodio final, era detenido en un hotel de Nueva Orleans. La confesi¨®n le ha costado a Durst una extradici¨®n a Los ?ngeles, California, donde ha sido acusado formalmente de asesinato en primer grado por la muerte de Berman. La amiga de Durst fue hallada sin vida por un disparo en su vivienda de Beverly Hills despu¨¦s de que la polic¨ªa recibiera una carta an¨®nima alertando de que hab¨ªa un cad¨¢ver en su casa. Una nota escrita por el acusado y que conten¨ªa la misma errata que aquella misiva, revelada en el pen¨²ltimo episodio de la serie, llev¨® a la polic¨ªa de Los ?ngeles a reabrir el caso contra ¨¦l la semana pasada. Durst se puede enfrentar ahora a la pena capital si es declarado culpable.
Un poderoso equipo de abogados logr¨® convencer al jurado de que el acusado, que hab¨ªa confesado c¨®mo descuartiz¨® un cad¨¢ver, actu¨® en defensa propia
La televisi¨®n de EE UU, acostumbrada a la recreaci¨®n de cr¨ªmenes y a las series basadas en todo tipo de sucesos ocurridos en la vida real, acaba de abrir una nueva etapa. Andrew Jarecki y Marc Smerling pueden haber conseguido -tras diez a?os de investigaci¨®n y m¨¢s de 25 horas de entrevistas con Durst- lo que no lograron las autoridades. El heredero de una familia multimillonaria de Manhattan, despechado cuando su padre cedi¨® el legado de su empresa al hermano peque?o, vuelve a estar entre rejas.
El sospechoso describe fr¨ªamente qu¨¦ muecas eligi¨® hacer en sus declaraciones a la polic¨ªa, ante las c¨¢maras o ante un juez. Se depil¨® las cejas para esconderse de la justicia vestido de mujer y desde su huida demand¨® a un hermano por una fortuna de 65 millones de d¨®lares.?El gafe muestra a un Durst caminando la delgada l¨ªnea que separa al fugitivo que avanza siempre dos pasos por delante de los agentes y el sospechoso al que todo el mundo da por culpable, hasta que se demuestra que es inocente.
El laberinto de El gafe es el mismo al que Durst arrastr¨® a la polic¨ªa en 1982, cuando desapareci¨® su mujer Kathleen. El cad¨¢ver no ha sido encontrado a¨²n y las autoridades nunca lograron inculpar a Durst. Susan Berman, amiga del sospechoso y portavoz durante las primeras investigaciones, apareci¨® muerta 18 a?os despu¨¦s en su casa de Los ?ngeles. Las autoridades tampoco pudieron inculpar ni detener a Durst. Pocos meses m¨¢s tarde, en Texas, un joven encontraba un torso flotando en las aguas de la bah¨ªa de Galveston. Hallaron tambi¨¦n los brazos y las piernas en diferentes bolsas de pl¨¢stico, pero no la cabeza. Un documento de identidad s¨ª permiti¨® poner nombre a la v¨ªctima, Morris Black, vecino de Durst.
Un poderoso equipo de abogados logr¨® convencer al jurado de que el acusado, que hab¨ªa confesado c¨®mo descuartiz¨® el cad¨¢ver, actu¨® en defensa propia cuando, en medio de una discusi¨®n, intent¨® arrebatarle una pistola y ¨¦sta se dispar¨®. Libre de culpa pero no de sospecha, Durst desapareci¨® de la vida p¨²blica hasta que hace cuatro a?os el equipo de Jarecki decidi¨® grabar una pel¨ªcula basada en ¨¦l, Todas las cosas buenas, y accedi¨® a contar para un documental su versi¨®n de los hechos.
La confesi¨®n que conten¨ªa el ¨²ltimo episodio de?El gafe abre nuevos interrogantes, como su validez ante la justicia -no est¨¢ demostrado que supiera que le estaban grabando-, hasta qu¨¦ punto los directores pueden haber obstruido el trabajo de las autoridades o qu¨¦ gana Durst entreg¨¢ndose casi deliberadamente. No es la primera vez que regatea a la polic¨ªa para demostrar que ¡°puede hacer lo que quiera¡±, como relataron los agentes en la primera entrega. Perseguido por la muerte de su vecino, Durst provoc¨® un arresto robando un s¨¢ndwich en un pueblo de Pensilvana a pesar de llevar 38.000 d¨®lares en el coche. Entonces s¨ª pudo demostrar su inocencia. Pero este nuevo caso no ha hecho m¨¢s que empezar.
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