Una ¡®Muerte en Venecia¡¯ entre apol¨ªnea y dionis¨ªaca
Neumeier presenta en el Teatro Real de Madrid su ballet sobre Thomas Mann
El Ballet de Hamburgo, con su director art¨ªstico al frente, John Neumeier (Milwaukee, Wisconsin, 1942), presenta entre este mi¨¦rcoles y el pr¨®ximo s¨¢bado en el madrile?o Teatro Real su versi¨®n de Muerte en Venecia, estrenada en la Staatsoper de dicha ciudad alemana el 7 de diciembre de 2003, y donde el ya m¨ªtico personaje de Gustav von Aschenbach de la novela de Thomas Mann se reencarna en un prestigioso core¨®grafo en crisis.
La obra cor¨¦utica, dividida en diez escenas, utiliza la m¨²sica de Juan Sebastian Bach y de Richard Wagner para ilustrar el viaje de este peculiar Aschenbach desde los meandros vivenciales de su vida y su arte hasta la sombra y la cercan¨ªa de la inevitable muerte.
Neumeier, un verdadero y prol¨ªfico intelectual del ballet contempor¨¢neo, lleva m¨¢s de 40 a?os dirigiendo la formaci¨®n de Hamburgo y su universal prestigio se ha afianzado con piezas creadas para la ?pera de Par¨ªs y el Mariinski de San Petersburgo, entre otros grandes entes l¨ªricos.
Desde su sede alemana, el core¨®grafo responde a EL PA?S sobre algunos aspectos claves de su estilo y de la obra inspirada en la novela corta de Mann. Y el escritor germano ha sido el eje de su creaci¨®n, dejando de lado las reputadas versiones de Luchino Visconti para el cine y de Benjamin Britten para la ¨®pera. ¡°Mi ¨²nico puente es la novella de Thomas Mann, en eso no hay dudas. Obviamente, ten¨ªa vistas versiones precedentes, pero Mann es mi fuente¡±, reconoce.
Para la m¨²sica, tuvo un verdadero debate entre selecci¨®n intelectual y emocional: ¡°Para escoger la m¨²sica primero hubo que idear el personaje de Aschenbach, un intelectual, y Mahler no me cuadraba, de modo que fui hasta Bach, y me serv¨ª de Wagner, y esto compagina con la forma de Mann, que tanto tiempo se tomaba en la elaboraci¨®n y pulimento de las frases. Y de ah¨ª sale el personaje del core¨®grafo, en el conflicto entre lo dionis¨ªaco y lo apol¨ªneo, en la dependencia de la forma. Despu¨¦s de mis estudios estoy convencido de que el modelo de Mann para Aschenbach fue Richard Strauss¡±.
El modelo del escritor para su Aschenbach fue Richard Strauss¡±
Sobre estas premisas, hay que aclara que el amplio cat¨¢logo de ballets con m¨²sica de Mahler de Neumeier es ¨²nico: ¡°Mahler usa formas musicales muy accesibles, como el vals, y eso lo lleva a algo sublime y elevado cuando entra en funci¨®n el cuerpo del bailar¨ªn, que seduce al p¨²blico y transmite esa esencia, y eso es lo que me ha llevado desde lo inmediato a lo metaf¨ªsico¡±.
John Neumeier es un apasionado del coleccionismo y especialmente de la figura de Vaslav Nijinski: ¡°Nac¨ª en Milwaukee, que no ten¨ªa ballet ni escuelas de danza, pero desde muy temprano hubo en m¨ª un sentimiento de acercamiento al ballet, intuyendo que ese iba a ser mi destino. Sacaba libros de la biblioteca o los compraba, los devoraba, y ya entonces me impact¨® la tragedia de Nijinski. Entend¨ª pronto que detr¨¢s del artista estaba un ser humano, la persona real de Nijinski. Despu¨¦s segu¨ª investigando, y era como un rompecabezas que deb¨ªa armarse correctamente. A eso me ayud¨® tambi¨¦n el coleccionar objetos relativos al su vida¡±.
Recientemente, Neumeier volvi¨® a la ¨®pera de Viena para remontar uno de sus grandes ballets: La leyenda de Jos¨¦, que hab¨ªa estrenado en 1977, y que ha supuesto una vuelta gradual en varias revisiones: ¡°Ahora se hace con decorados nuevos, como los que repuse en Hamburgo en 2008, que luego fueron a M¨²nich y retornaron a Hamburgo. He hecho muchos cambios. Para reponer, veo todas las versiones anteriores, las analizo. Siempre cambio muchas cosas¡±.
Siempre est¨¢ la misma pol¨¦mica: la emoci¨®n o el estilo¡±
Entonces viene al hilo dialogar sobre la permanencia del repertorio hist¨®rico del ballet: ¡°Est¨¢ claro que no hay un repertorio permanente, sino en evoluci¨®n, en transformaci¨®n constante. Los ballets de Petipa no eran el d¨ªa de su estreno como los vemos hoy. Ni siquiera los de Balanchine en los a?os 40 y 50 del siglo XX son equivalentes literales a lo que vemos ahora¡±.
Y esto probablemente incide en la evoluci¨®n de los ¨²ltimos 30 a?os. Pero, ?se baila hoy mejor que antes? El core¨®grafo no duda: ¡°Depende de a qu¨¦ se refiera, depende del punto de vista. Detr¨¢s est¨¢ siempre la misma pol¨¦mica: la forma o el contenido, la emoci¨®n o el estilo. Es obvio que las maneras han cambiado, como el f¨ªsico mismo de los bailarines¡±.
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