Una casa para Naipaul

Hay una carta contenida en la correspondencia entre el escritor indio Vidia Naipaul y su padre, Seerpesad, que he visto citada m¨¢s de una vez. Lo hace Alonso Cueto en "La piel de un escritor" y tambi¨¦n Javier Cercas en un texto reciente, "Literatura m¨¢s all¨¢ de la literatura". La carta est¨¢ fechada el 22 de octubre de 1950 y en ella el padre de Naipaul, tres a?os antes de morir, le dice a su joven hijo: "?A qu¨¦ crees que se reduce la literatura? A escribir con las tripas, no con la cabeza. La mayor¨ªa escribe con la cabeza. Si el delincuente semianalfabeto escribe normalmente una larga carta a su novia, ser¨¢ como la mayor¨ªa de las cartas de semejantes personas. Si el delincuente escribe la carta justo antes de ser ejecutado, ser¨¢ literatura". Cercas toma ese extracto como partida para una audaz definici¨®n: "La literatura es lo que se escribe como si uno estuviera a punto de ser ejecutado; o, mejor a¨²n, como si ya hubiese sido ejecutado".

V.S. Naipaul escribi¨® Una casa para el se?or Biswas, novela dedicada a revisitar la imagen de su padre, cuando este ya hab¨ªa muerto. O mejor a¨²n: la escribi¨® cuando, en tanto hijo, era hu¨¦rfano y, por lo tanto, hab¨ªa sido ejecutado. Desde sus primeras l¨ªneas, en las que se enlazan la naturaleza dram¨¢tica del material que convoca y el control hier¨¢tico del lenguaje, el libro parece estar construido sobre un vac¨ªo: el de un hombre que ya no est¨¢. "Diez semanas antes de morir", empieza la novela, "el se?or Mohun Biswas, periodista de Sikkin Street, St. James, Puerto Espa?a, fue despedido. Llevaba enfermo una temporada". A partir de entonces, a trav¨¦s de una narraci¨®n tragic¨®mica y dolorosa, a ratos esperp¨¦ntica y a ratos conmovedora, se reconstruye la vida entera de un personaje en funci¨®n de un motivo poderoso: la b¨²squeda desesperada de una casa propia que a la vez simboliza una obsesi¨®n en toda la obra de Naipaul: la de encontrar un lugar de pertenencia en el mundo.

Una casa para el se?or Biswas es tambi¨¦n una revancha espl¨¦ndida de aquel hermoso y desgarrado intercambio epistolar que fuera publicado como libro bajo el t¨ªtulo "Cartas entre un padre y un hijo. Los a?os de Oxford". Naipaul ha contado ya, en "El enigma de la llegada", la traves¨ªa dolorosa que le toc¨® vivir una vez que dej¨® la isla de su infancia para estudiar en Oxford. Esa "larga cadena de humillaciones" que luego fue su tesoro de artista (es indio, se encuentra horrible, es pobre como una rata, proviene de un mundo ajeno al que refieren los libros) es la que trata de exorcizar con ayuda del padre a lo largo de esa correspondencia. Cuando este enferma y sue?a con volver a encontrarse con su hijo, Vidia decide esperar un poco m¨¢s porque siente que est¨¢ en camino de convertirse en escritor. Lo logra. Para cuando se publica su primer libro, El sanador m¨ªstico, el padre ha muerto a la edad de 47 a?os. Se trata de una herida que no cerrar¨¢ nunca. Una casa... se extiende como un manto protector sobre ella: mediante la imaginaci¨®n narrativa, el autor "imagina" el pasado del padre cuando su hijo todav¨ªa no hab¨ªa nacido, "recuerda" el mundo que ambos compartieron antes del aciago viaje que los separa. Y finalmente "acompa?a" al padre en sus pasos finales de cara a la muerte.

La novela siempre ha sido, entre otras cosas, ese prodigioso observatorio que exige ponernos en la piel del otro para observarnos desde otra distancia, y entendernos. El prodigio de Una casa para el se?or Biswas, a m¨¢s de medio siglo de su publicaci¨®n, radica en esa delicada operaci¨®n que consiste en que un autor se puede colocar en los zapatos de su padre ausente y "ser" ¨¦l. Mohun Biswas no es Serpeesad Naipaul pero s¨ª el sitio desde el cual Naipaul puede revisar todo aquello que le perteneci¨® al padre y que existe a¨²n en el mundo porque permanece en ¨¦l, porque solo ¨¦l lo imagina y lo recuerda, lo a?ora y lo hace presencia. La literatura tambi¨¦n es eso: lo ¨²nico que se puede proponer tras el vac¨ªo de cualquier ejecuci¨®n.