Jorge Herralde: ¡°En Espa?a hay desd¨¦n por la cultura¡±
El fundador de la editorial Anagrama lleva desde 1969 procurando al lector tanto literatura como ensayo de calidad. Hoy cumple 80 a?os y habla de libros, de pol¨ªtica y de recuerdos
La Espa?a de la gente que lee ¡ªluego la Espa?a que resiste¡ª no ser¨ªa la misma sin Anagrama, la editorial fundada en 1969 por Jorge Herralde (Barcelona, 1935) en un apartamentito del barrio de Sarri¨¤. El fogonazo contracultural e izquierdista de Herralde y los suyos, clavado como un pincho en la entra?a tardofranquista, present¨® a pensadores y ensayistas hasta entonces impensables en las tierras del Cid. Luego, los inconfundibles libros amarillos de la colecci¨®n Panorama de Narrativas ¡ªla peste amarilla¡ªfue desgranando a ojos del lector espa?ol a la ¨¦lite de la literatura mundial, mientras los escritores en espa?ol iban publicando sus obras en las portadas grises de Narrativas Hisp¨¢nicas. Todo eso permanece inalterable hoy. Tambi¨¦n permanece Herralde, impasible el adem¨¢n y al frente de la nave a sus 80 a?os, que cumple hoy mismo. ?ltimo mohicano independiente en un mundo editorial hiperconcentrado y ya bajo el manto definitivo de los grandes grupos, el sello Anagrama pasar¨¢, sin embargo, en 2017 a manos de la editorial italiana Feltrinelli.
Pregunta. No est¨¢ claro que el com¨²n de la gente sepa qu¨¦ es y qu¨¦ hace un editor. ?Se lo contamos?
Respuesta. La figura del editor es muy opaca, es cierto. Lo primero que hace es tener un proyecto editorial, ser fiel a ¨¦l, desarrollarlo con entusiasmo y curiosidad constantes, descubrir nuevos autores, alentarlos y hacer con los m¨¢s destacados lo que se llama una pol¨ªtica de autor, o sea, cuidarlos a lo largo de su vida, incluso cuando tienen baches, siempre que esos baches no se repitan muy a menudo¡
P. Un poco un ¨¢ngel de la guarda, vaya.
R. Pues tambi¨¦n, s¨ª. Porque con algunos se forman v¨ªnculos muy estrechos. Y estudiar el manuscrito, y hacerle comentarios al autor, y decirle si hay que hacer o no alguna cirug¨ªa menor.
P. ?Y esas cirug¨ªas suelen traer problemas?
R. No, porque siempre es a favor del texto. En estos a?os s¨®lo he tenido dos o tres decepciones con algunos jovencitos d¨ªscolos y presuntuosos, no se sabe muy bien por qu¨¦ motivos. El resto, incluidos los consagrados, se lo han tomado muy bien.
P. Se me ocurren a bote pronto ingredientes ideales del buen hacer de un editor: trabajo, conocimiento, intuici¨®n y mucha mano izquierda. ?Hay otros?
Una de las claves de un editor es el gusto personal. Estar atento a donde florecen los mejores autores, donde hay un autor nuevo que merece la pena... El azar de las cosechas, por as¨ª decir, tambi¨¦n interviene"
R. El gusto personal. Estar atento a donde florecen los mejores autores, donde hay un autor nuevo que merece la pena... El azar de las cosechas, por as¨ª decir, tambi¨¦n interviene. Por ejemplo, en los ochenta empez¨® a surgir una nueva narrativa en espa?ol de la que ya hab¨ªa aleteos en los setenta. Estuvimos atentos. Parec¨ªa el momento de que una editorial como Anagrama, que desde principios de los ochenta ven¨ªa apostando fuerte por la narrativa traducida (Patricia Highsmith, John Kennedy Toole, Albert Cohen¡) lo hiciera por aquella narrativa: ?lvaro Pombo, Sergio Pitol¡
P. Y en esto lleg¨® Rafael Chirbes.
R. Fue finalista del premio Anagrama con Mimoun, una gran novela, y ah¨ª empez¨® toda una love story con Chirbes. Esto fue en el 88 o en el 89, y jam¨¢s se quiso volver a presentar, aunque habr¨ªa ganado con cualquiera de sus libros posteriores, pero siempre ha sido muy reacio a este tipo de vanidades.
P. Hablando de vanidades. Antes, con lo de la mano izquierda me refer¨ªa a c¨®mo ser¨¢ eso de sortear los intensos e irreprimibles egos y divismos que pueblan el mundo literario¡
R. Pues es complicado, y m¨¢s si uno ha visto nacer a un autor con todos sus defectos, ingenuidades y carencias vendiendo mil ejemplares durante 15 a?os y luego va creciendo hasta convertirse en sin¨®nimo de ventas y aplauso de la cr¨ªtica. Entonces el ego sube, esto es inevitable. Y se produce con suma frecuencia. Sorteamos los egos de los escritores como podemos.
P. Pero alguna vez le habr¨¢n entrado ganas de coger por la solapa a alguno de esos autores¡
R. Me han solido preguntar que c¨®mo hab¨ªa vivido la partida de algunos autores que se han ido por una gran suma de dinero, por otra parte superimposible de recuperar por el gran grupo editorial que se lo llev¨® ¡ªse los llevan s¨®lo para ponerse medallas¡ª y yo digo: pues en algunos casos con dolor, en algunos con un gran alivio y tambi¨¦n toda la gama intermedia.
P. Y sospecho que tambi¨¦n con resignaci¨®n. Mar¨ªas, Vila-Matas¡ Esas p¨¦rdidas deben de doler.
Cuando me preguntan c¨®mo he vivido la salida de un autor por dinero digo: pues en algunos casos con dolor, en algunos con un gran alivio y tambi¨¦n toda la gama intermedia"
R. S¨ª, y son decisiones muy complejas para las dos partes.
P. Al final, ?qu¨¦ busca usted en un libro? Esta es una opini¨®n muy subjetiva, pero tiendo a pensar que, por ejemplo, una novela como Tambi¨¦n esto pasar¨¢, de Milena Busquets, pueda reunir algunas de esas cosas que busca.
R. Se busca una cierta autenticidad. Y un relato que fluya. Ese libro, por ejemplo, entremezcla levedad y profundidad, y reivindica la frivolidad.
P. S¨ª, un libro fr¨ªvolo, pudoroso, salvaje, raro.
R. S¨ª. Y que no chirr¨ªe todo eso es la literatura.
P. Todo lo que hoy es Anagrama, el ¨¦xito continuado de esos libros que solemos llamar la peste amarilla¡ su extraordinaria escuder¨ªa de autores¡ Pero no todo debi¨® de ser siempre as¨ª: aquellos primeros setenta, con el franquismo en pie. Lo pasar¨ªan mal, ?no?
R. ?Y muy bien! (risas)
P. ?Pero no hasta el punto de entonar aquello de ¡°contra Franco viv¨ªamos mejor¡±, espero!
R. No, eso no. Pero en aquellos a?os ocho editores, amigos, todos de izquierdas y de vanguardia, aunque cada uno en su registro, montamos una distribuidora com¨²n, Enlaces. All¨ª estaban Carlos Barral, Castellet, Esther Tusquets, Beatriz de Moura, Pedro Altares, yo¡ Y quer¨ªamos desafiar a Franco y a la sociedad burguesa de aquel tiempo desde la pol¨ªtica y desde la literatura. Fueron a?os muy estimulantes, muy divertidos y naturalmente muy penalizados, como acostumbra a pasar con el exceso de diversi¨®n.
El ojo cl¨ªnico
Anagrama tiene las colecciones Narrativas Hisp¨¢nicas (en espa?ol), Panorama de Narrativas (traducciones) y Argumentos (ensayo). Concede los premios Anagrama de Ensayo y el Herralde de Novela.
Su cat¨¢logo en espa?ol incluye a Roberto Bola?o,Ricardo Piglia, ?lvaro Pombo, Bel¨¦n Gopegui, Marta Sanz, Rafael Chirbes o Juan Villoro. Y en otros idiomas, a los brit¨¢nicos Julian Barnes, Ian McEwan, Martin Amis o Kazuo Ishiguro; los franceses Patrick Modiano, Emmanuel Carr¨¨re o Jean Echenoz; estadounidenses como Paul Auster o los italianos Alesandro Baricco y Roberto Calasso. Entre los cl¨¢sicos, Nabokov, Bernhard o Capote.
P. Ya. Es de suponer que las noches locas de Bocaccio no estar¨ªan bien vistas por la autoridad competente, ?no?
R. No. Y adem¨¢s recuerde que por aquel entonces los llamados ¡°incontrolados¡± de extrema derecha, que estaban perfectamente controlados por la polic¨ªa, asaltaban o quemaban librer¨ªas. Y, claro, la m¨¢xima fechor¨ªa fue incendiar el almac¨¦n de Enlaces, as¨ª que tuvimos unas p¨¦rdidas enormes. Muchos est¨¢bamos apasionados por la pol¨ªtica. Yo siempre estuve al lado del PSUC y haciendo pol¨ªtica a trav¨¦s de la editorial. Aquello era, por decirlo de alg¨²n modo, una especie de supermercado de la contestaci¨®n: Mao, Trotsky, Rosa Luxemburgo, el Che, los situacionistas franceses, que fueron uno de los movimientos m¨¢s estimulantes e inteligentes que ha habido, Lacan, Foucault, Bourdieu, Baudrillard, la contracultura, el underground¡ Fue un momento irrepetible.
P. Luego vendr¨ªa la Transici¨®n. Caballero Bonald dijo aqu¨ª mismo hace dos d¨ªas que fue un apa?o¡
R. Cuando gan¨® Su¨¢rez todo el mundo estaba desatado, pero la gente se encontr¨® entonces con que el pa¨ªs era muy distinto de como lo hab¨ªa so?ado. Una democracia de dudoso origen y unas reglas del juego que no ten¨ªan nada que ver con estas exaltaciones so?adas.
P. ?Y hoy c¨®mo ve a este pa¨ªs?
R. Pues ahora ha habido el fen¨®meno de Podemos, por ejemplo, que es bien interesante, porque advierte la ira y la indignaci¨®n que han causado los Gobiernos del PP y la oposici¨®n del PSOE. Hacen un an¨¢lisis muy bien hecho que cataliza todo ese rechazo. Esto hasta ahora ha sido exaltante para ellos y para mucha gente, pero ahora la realpolitik ya empieza a asomar con gesto sombr¨ªo.
P. ?Quiere decir que el sistema no va a permitir que Podemos siga su curso?
R. Podemos supone darle la vuelta a todo y por eso est¨¢n vigilantes con ellos¡ pero no s¨®lo aqu¨ª, sino en Estados Unidos y en todas partes. Hay toda una operaci¨®n en marcha bien trabajada medi¨¢ticamente para que el sufl¨¦ Podemos vaya bajando¡
P. Lo que la democracia no acab¨® de traer a Espa?a fue una buena relaci¨®n duradera del pa¨ªs con la cultura. En Espa?a, la cultura sigue siendo socialmente sospechosa y pol¨ªticamente se la considera un lujo, un capricho.
Podemos supone darle la vuelta a todo y por eso est¨¢n vigilantes con ellos¡ Hay toda una operaci¨®n en marcha bien trabajada medi¨¢ticamente para que el sufl¨¦ Podemos vaya bajando¡"
R. Aqu¨ª hay como un desd¨¦n por la cultura. Es que la cultura es contrapoder. Cuanto m¨¢s instruida la gente, m¨¢s aumenta su capacidad cr¨ªtica y su capacidad de poner en tela de juicio los dislates del poder.
P. Y de ah¨ª pasamos ya a Mill¨¢n Astray...
R. Viva la muerte, muera la cultura.
P. Este pa¨ªs no lee. S¨®lo hay que ver los ¨ªndices de lectura comparados con otros pa¨ªses.
R. Ah, pero es que nosotros venimos de la Inquisici¨®n, del nacionalcatolicismo y del peso de la Iglesia.
P. ?M¨¢s de cinco siglos despu¨¦s, a¨²n le vamos a echar la culpa de todo a Torquemada?
R. Mire, la influencia clerical en Espa?a ha sido nefasta. Nadie ha sido capaz de cambiar eso. Zapatero intent¨® meter en cintura al Concordato pero no pudo.
P. La Constituci¨®n dice que somos un pa¨ªs aconfesional.
R. Aconfesional ma non troppo, ?eh? Y con este Gobierno y su apoyo a la educaci¨®n cat¨®lica, pues¡ Esto es un retroceso, volvemos a las cavernas.
P. ?No cree, desde la perspectiva de sus 80 a?os, que los fracasos nos hacen fuertes y los ¨¦xitos corren el riesgo de hacernos acomodaticios?
R. Los disgustos, si no te machacan como estuvieron a punto de hacerlo a fines de los a?os setenta, con Anagrama en la cuerda floja durante casi tres a?os, pues puede que te hagan m¨¢s sabio. Y las alegr¨ªas excesivas te pueden hacer derrapar. Pero uno procura controlarlo. Esta bipolaridad se automedica, entre comillas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.